Texto del Evangelio (Lc 6,6-11): Sucedió que
entró Jesús otro sábado en la sinagoga y se puso a enseñar. Había allí un
hombre que tenía la mano derecha seca. Estaban al acecho los escribas y
fariseos por si curaba en sábado, para encontrar de qué acusarle. Pero Él,
conociendo sus pensamientos, dijo al hombre que tenía la mano seca: «Levántate
y ponte ahí en medio». Él, levantándose, se puso allí. Entonces Jesús les dijo:
«Yo os pregunto si en sábado es lícito hacer el bien en vez de hacer el mal,
salvar una vida en vez de destruirla». Y mirando a todos ellos, le dijo:
«Extiende tu mano». Él lo hizo, y quedó restablecida su mano. Ellos se
ofuscaron, y deliberaban entre sí qué harían a Jesús.
«Levántate
y ponte ahí en medio (...). Extiende tu mano»
Comentario: P. Julio César
RAMOS González SDB (Mendoza, Argentina)
Hoy, Jesús nos da
ejemplo de libertad. Tantísimo hablamos de ella en nuestros días. Pero, a
diferencia de lo que hoy se pregona y hasta se vive como ‘libertad’, la de
Jesús, es una libertad totalmente asociada y adherida a la acción del Padre. Él
mismo dirá: «Os aseguro que el Hijo del hombre no puede hacer nada por sí mismo
sino solamente lo que ve hacer al Padre; lo que hace el Padre, lo hace el Hijo»
(Jn 5,19). Y el Padre sólo obra, sólo
actúa por amor.
El amor no se impone,
pero hace actuar, moviliza devolviendo con amplitud la vida. Aquel mandato de
Jesús: «Levántate y ponte ahí en medio» (Lc
6,8) tiene la fuerza recreadora del que ama, y por la palabra obra. Más
aún, el otro: «Extiende tu mano» (Lc
6,10), que termina logrando el milagro, restablece definitivamente la
fuerza y la vida a lo que estaba débil y muerto. ‘Salvar’ es arrancar de la
muerte, y es la misma palabra que se traduce por ‘sanar’. Jesús sanando salva
lo que de muerto había en ese pobre hombre enfermo, y eso es un claro signo del
amor de Dios Padre para con sus criaturas. Así, en la nueva creación en donde
el Hijo no hace otra cosa más que lo que ve hacer al Padre, la nueva ley que
imperará será la del amor que se pone por obra, y no la de un descanso que
‘inactiva’, incluso, para hacer el bien al hermano necesitado.
Entonces, libertad y
amor conjugados son la clave para hoy. Libertad y amor conjugados a la manera
de Jesús. Aquello de «ama y haz lo que quieras» de san Agustín tiene hoy
vigencia plena, para aprender a configurarse totalmente con Cristo Salvador.
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