Ante la reglamentación por el Poder Ejecutivo de la ley 27.610 definida en forma
eufemística como de acceso a la interrupción voluntaria del embarazo,
la Academia Nacional de Medicina reitera
su respeto por la vida desde el momento de la fecundación.
En esta reglamentación incompleta se repite la desconsideración a la
ética, las leyes, las religiones, los derechos humanos, el valor de la vida y
evidencia una actitud contraria a los documentos internacionales firmados por
el país.
Desde el punto de vista de la práctica médica, la negación de la objeción de conciencia colisiona
con las creencias de los profesionales y su posibilidad de negarse a la
realización de un hecho aberrante contra su libertad de conciencia y sus
principios éticos y científicos.
Se debe recordar que hace veinticinco siglos, Hipócrates, el padre de la
Medicina, prohibió a los médicos la realización de
abortos, norma que se encuentra en el juramento hipocrático.
La prohibición de la objeción de conciencia comprende a las
instituciones, a pesar de tener en sus estatutos, normas morales que impidan la
realización de abortos en sus instalaciones.
En ningún caso se
podrá solicitar la intervención de un juez.
La patria potestad es ignorada y
una niña de 14 años puede solicitar un aborto sin
conocimiento y aval de sus padres.
Todo el texto de la ley y de su reglamentación abogan por el
establecimiento de una situación de aborto
libre en la sociedad.
La Academia Nacional de Medicina tiene la obligación de alertar a la
sociedad, a las instituciones y a los profesionales acerca de resoluciones que
se encuentran en contra de los
principios fundamentales de la práctica médica, de la ética y de la defensa de
la vida.
Con la concreción de la ley a través de su reglamentación se confirma la
decadencia del país.
Declaración aprobada por el Consejo de Administración del 25 de agosto
2021.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario