Una buena nutrición durante los primeros 1.000 días (desde la concepción
hasta los 2 años) es clave para la salud de las personas a lo largo de toda su
vida, informaron los profesionales del Colegio
de Nutricionistas de la Provincia de Buenos Aires, que advirtieron sobre
consumo frecuente de alimentos de baja calidad nutricional con alto contenido
de azúcar, grasas y sal.
En ese sentido, recientemente la neurociencia estudió más profundamente
el desarrollo temprano del cerebro y comprobó, que para que este sea adecuado,
una alimentación nutricionalmente sana y saludable es tan importante como
contar con cuidados, contención y un entorno seguro.
La asociación entre un ambiente adverso desde los inicios de la vida y
el desarrollo posterior de enfermedades no transmisibles (ENT) han permitido la
comprensión del origen de algunas enfermedades metabólicas, como diabetes y
obesidad, ciertos tipos de cáncer y algunos trastornos en la salud
reproductiva, en la salud mental y en el neurodesarrollo. En los adultos, las
enfermedades no transmisibles (ENT) son responsables de más del 60% de las
muertes en el mundo y ocasionan alrededor del 80% de las defunciones en el
continente americano.
La actuación sobre la alimentación durante los primeros 1.000 días de
vida puede contribuir a disminuir la frecuencia de estas enfermedades.
«Promover una alimentación saludable desde la concepción debe ser un asunto de
salud pública. Como nutricionistas debemos transmitir a la población la
importancia que tiene la nutrición desde el inicio de la vida, incentivar y
acompañar la lactancia materna para el recién nacido y aclarar que todos estos
factores repercuten directamente en la prevención de futuras enfermedades»,
sostuvo Erika Noelia Skrypnik, licenciada en Nutrición, que pertenece al
colegio bonaerense de nutricionistas.
En ese sentido, la leche materna protege inmunológicamente al recién
nacido y al mismo tiempo le brinda nutrientes esenciales que favorecen su
crecimiento y neurodesarrollo. Por ello se aconseja la lactancia materna, de
manera exclusiva desde el nacimiento hasta los seis meses de edad, y luego
mantenerla hasta los dos años y más, junto a la incorporación de alimentos
sólidos complementarios, nutricionalmente adecuados y seguros.
Por otra parte, en Argentina, el sobrepeso y la obesidad están en una
tendencia de aumento sostenido debido, entre otros factores, a la alta
disponibilidad de productos de baja calidad nutricional, con alto contenido de
azúcar, grasas y sal, y el descenso de la actividad física.
Actualmente presentan un exceso de peso, el 13,6% de los niños y niñas
menores de 5 años y el 41% de los niños, niñas y adolescentes de entre 5 a 17
años. Según datos de la Segunda Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNyS),
el 66,1% de los argentinos tiene exceso de peso, el 32,4% es obeso y el 40,6%
tiene presión arterial elevada.
«Las comidas caseras realizadas con alimentos naturales se vieron
desplazadas por los productos procesados destinados específicamente a bebés y
niños desde el inicio de la alimentación complementaria en adelante», advirtió
la Lic. Skrypnik. Y agregó: «Debemos educar a la población al respecto y
brindar herramientas que permitan a las familias ofrecer variedad de alimentos,
seguros y adaptados a cada etapa y necesidad del niño va a repercutir
positivamente en las infancias y futuro adolescente».
Por todo ello, el Colegio
de Nutricionistas de la Provincia de Buenos Aires recomienda:
·
Que tanto embarazadas como bebés y niñas y niños tengan una alimentación
variada, equilibrada, dejando de lado los productos ultraprocesados y que
abunden las comidas hechas en casa, donde frutas, verduras, cereales y
legumbres tengan un papel protagonista.
·
Asesorarse antes del nacimiento del bebé y apostar a la lactancia
materna ya que esta le brinda innumerables beneficios al bebé que repercuten
satisfactoriamente en su salud.
·
Reemplazar en la alimentación de las niñas y niños el consumo de
productos con exceso de azúcar y sal como son las golosinas, snacks, jugos,
gaseosas, galletitas dulces, por alimentos naturales.
·
Ofrecer variedad de alimentos saludables y seguros desde el inicio de la
alimentación complementaria, que comienza a partir de los seis meses de edad,
incorporándose a la lactancia. Los adultos somos responsables de la
alimentación de los más pequeños, si necesitas ayuda y asesoramiento no dudes
en consultar con un licenciado en nutrición.
En síntesis, un enfoque en las adecuadas necesidades nutricionales
durante el embarazo, la infancia y adolescencia, un entorno de crianza
favorable, la prevención de las exposiciones a tóxicos ambientales y a estrés
crónico desde los comienzos de la vida son los pilares para mejorar la calidad
de vida de los niños y las familias, prevenir las enfermedades no transmisibles
y favorecer el desarrollo pleno de las personas. BP
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