La COVID-19 ha
sido la pandemia más letal que ha visto el mundo en más de un siglo, pero en
realidad estos brotes infecciosos no son tan raros, según un nuevo análisis
estadístico realizado con datos de los últimos 400 años.
Un equipo
internacional ha utilizado el registro de grandes epidemias ocurridas en los
últimos cuatro siglos para estimar su intensidad y probabilidad de que se
repitan en los años posteriores al brote inicial.
Según las conclusiones
del estudio, publicado en Proceedings
of the National Academy of Sciences (PNAS), la probabilidad de que en el futuro surja una pandemia con un
impacto similar a la COVID-19 es de un 2% en cualquier año, lo que significa
que actualmente una persona nacida en el año 2000 tiene un 38% de probabilidad
de experimentar una.
Y esa
probabilidad no hace más que aumentar, lo que, según los autores, pone de
manifiesto la necesidad de ajustar la percepción del riesgo de pandemias y las
expectativas para prepararse frente a ellas.
«La conclusión
más importante es que grandes pandemias como la COVID-19 y la gripe española
son relativamente frecuentes -advirtió William Pan, de la Universidad de Duke
(Estados Unidos) y uno de los coautores del trabajo-. Entender que los brotes
pandémicos no son tan raros debería reconfigurar nuestra lista de prioridades
en el futuro, en cuanto a la prevención y control de este tipo de eventos
infecciosos».
Grandes
pandemias cada vez más frecuentes
El estudio,
liderado por Marco Marani, de la Universidad de Padua (Italia), usó un nuevo
método estadístico para medir la escala y frecuencia de brotes infecciosos,
para los que en su momento no había un tratamiento médico, a lo largo de los
últimos cuatro siglos.
El análisis, que
cubrió patógenos como los de la peste, la viruela, el cólera, el tifus o nuevas
variantes del virus de la gripe, demostró que hay una gran variabilidad en la
frecuencia con la que las pandemias han ocurrido en el pasado, pero también
permitió identificar patrones para calcular la probabilidad de que este tipo de
eventos vuelvan a ocurrir.
En el caso de la
pandemia más mortal de la historia moderna, la mal llamada gripe española -que
mató a más de 30 millones de personas entre 1918 y 1920-, la probabilidad de que
apareciera una enfermedad de las mismas características varió entre un 0,3 y un
1,9% al año durante el período estudiado. Dicho de otra manera, es estadísticamente probable que
una pandemia tan extrema como la gripe española ocurra en los próximos 400 años.
Pero los datos también muestran que el riesgo de
brotes intensos crece rápidamente. Basándose en el ritmo con el que nuevos
patógenos como el SARS-CoV-2 se han desatado en las poblaciones humanas en los
últimos 50 años, el estudio estima que la probabilidad de que se produzcan
brotes de nuevas enfermedades probablemente se triplique en las próximas
décadas.
Usando este
factor de riesgo creciente, los investigadores estimaron que la aparición de
una enfermedad de escala similar a la de la COVID-19 es probable en los
próximos 59 años, un resultado «mucho más bajo de lo esperable», según
indicaron los autores.
Cálculos
para una gran pandemia final
«Esto no quiere
decir que podamos contar con una prórroga de 59 años para una pandemia similar
a la de la COVID-19, sino que la probabilidad del brote es la misma cada año
durante ese tiempo», advirtió Gabriel Katul, de la Universidad de Duke, otro de
los autores del estudio.
Según este
investigador, «cuando un fenómeno excepcional, como una gran inundación, sucede
estadísticamente cada 100 años, no implica que dentro de ese tiempo el evento
ocurrirá otra vez, si no que uno puede experimentar la misma ‘riada del siglo’
al año siguiente».
Como científico
especializado en salud medioambiental, W. Pan especula sobre las razones por
las que los brotes sean cada vez más frecuentes, indicando que el crecimiento
de población, los cambios en la alimentación, la degradación medioambiental y
los cada vez más frecuentes contactos entre humanos y animales portadores
pueden ser factores importantes.
También subraya
que el análisis estadístico solo pretende caracterizar los riesgos, no explicar
los motivos por los que se presentan. Pan confía en que el estudio fomente
nuevos análisis sobre los factores que pueden hacer más probables las grandes
pandemias y cómo contrarrestarlas.
«Es importante
dar una rápida respuesta a estas pandemias y desarrollar procedimientos que nos
permitan controlarlas mejor a escala local y global, así como establecer una
agenda de investigación que permita entender por qué los grandes brotes son
cada vez más frecuentes», concluyó el autor. BP
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