La decisión de varias jurisdicciones como la Ciudad de Buenos Aires, La
Plata y Tierra del Fuego, entre otras, de quitar la obligatoriedad del uso del
barbijo en el ámbito escolar fue calificada por especialistas como ‘apresurada’
teniendo en cuenta que todavía existe circulación de coronavirus además de
otros virus respiratorios como la influenza, para lo cuales las mascarillas
también serían una herramienta útil de prevención.
“Está demostrado que el uso de barbijo reduce la
transmisión de Covid-19 y desde hace años sabemos que previene la transmisión
de otros virus respiratorios como gripe o influenza”, indicó a Télam la jefa
del Servicio de Control Epidemiológico e Infectología del Hospital pediátrico
Garrahan, Dra. María Rosa Bologna. Y añadió que “en este momento tenemos un
aumento importante de casos de gripe, por lo tanto, es necesario usar el
barbijo, especialmente en lugares cerrados, incluida la escuela”.
También la médica infectóloga Dra. Leda Guzzi opinó que “todavía no es
momento; aún no sabemos qué evolución va a tener la pandemia porque, por un
lado, habrá que ver qué pasa con introducción de la subvariante BA.2 de Ómicron
en nuestro territorio y, por otro, existe el riesgo de una evolución hacia nuevas
variantes más virulentas”.
Los
otros virus
La Dra. Guzzi, miembro de la Sociedad Argentina de
Infectología (SADI), sostuvo que “además, las temperaturas frías se acompañan
de una reducción de la aplicación de otras medidas preventivas como la
ventilación y el desarrollar actividades al aire libre, por lo que la
mascarilla como estrategia de prevención adquiere un rol preponderante”.
“Además -continuó- con el frío emergen virus
respiratorios estacionales como influenza, (que actualmente es responsable de
un brote en Argentina) y virus sincitial respiratorio y aún no conocemos la
severidad clínica de los cuadros de co-infección (por ejemplo, SARS-CoV-2 -
influenza).
La especialista señaló que “pasado el invierno, vamos a contar con más
información y datos de lo que va pasando en los países que nos anteceden
temporalmente en la pandemia y tal vez se pueda considerar como una medida
posible”.
En el mismo sentido, la investigadora de Conicet Dra. Andrea Pineda
Rojas, del Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera (CIMA) y del
Conicet, señaló a Télam que “parece una decisión apresurada teniendo en cuenta
las nuevas olas de contagio en Asia y Europa, incluso en países con buen nivel
de vacunación”. Y
recordó que “el barbijo reduce el nivel de exposición a aerosoles
potencialmente infectivos y es una de las medidas más eficaces para reducir el
riesgo de contagio; creo que sería prudente continuar usándolo sobre todo ahora
que se aproxima el frío”.
Por su parte, el bioinformático de la Universidad Nacional de Córdoba
(UNC) e investigador del Conicet, Dr. Rodrigo Quiroga, sostuvo que “lo que se
necesita es una planificación a largo plazo para definir cuándo hay que usar
barbijos porque esto de cambiar las reglas en forma constante es
contraproducente. La ciudadanía necesita previsibilidad para poder entender el
por qué de las medidas y cumplirlas”. Y añadió que “en algunos países europeos se había dado
marcha atrás con el uso de barbijos no sólo en las escuelas sino en general,
como Austria y Escocia, y lo tuvieron que retomar por el aumento de casos.
Entonces, esas idas y vueltas generan confusión y una baja adhesión”. Para el Dr. Quiroga, “la planificación debería dejar
en claro cuáles son los escenarios de alto, medio y bajo riesgo y cuándo
utilizar barbijo o no en cada contexto. En el caso de los lugares cerrados con
muchas personas, creo que aún no hay condiciones para dejar de utilizarlo”.
Además, señaló que “tal vez se podría pensar en
dejar de usar el barbijo si estuviera garantizada una ventilación adecuada en
cada aula, pero esto no es así; por otra parte estamos en un brote de gripe A y
en la proximidad del frío que hace que se ventile menos, dos factores que hacen
que no sea conveniente la medida”.
Para el físico e investigador del Conicet, Dr. Jorge Aliaga, las medidas
se tomen a nivel regional tienen sentido porque “la situación de cada
jurisdicciones es diferente, no sólo de circulación de coronavirus sino de
otras enfermedades respiratorias de las que ministros de salud de distintas
partes del país nos están advirtiendo que hay más casos que otros marzos. Entonces -continuó-
hay que hacer una evaluación de riesgo de cuántos casos hay en cada
jurisdicción de enfermedades respiratorias para pensar el uso de barbijos en
lugares cerrados, tanto en el aula como cualquier otro espacio, y también ver
en qué lugares se ha implementado para mitigar el riesgo la ventilación
controlada con medidores de dióxido de carbono. Porque si hay lugares donde la ventilación es buena, la gente no está
amontonada y no hay mucha prevalencia de casos, se puede pensar en sacar el
barbijo. Lo que no me parece es que el argumento sea que la gente está cansada
de usar el barbijo”, sostuvo.
El viernes pasado, el Consejo Federal de Salud (organismo integrado por
ministros de Salud de todo el país) emitió un comunicado en el que advirtió la
necesidad de “seguir utilizando el barbijo en espacios interiores y mantener
los ambientes ventilados” y acordaron suspender la obligatoriedad del cumplimiento
del distanciamiento de dos metros.
En Argentina, luego de 8 semanas consecutivas de descenso del número de
casos de COVID-19 ocasionada por variante ómicron, se registra un amesetamiento
en la tendencia en la última semana y se suma “una detección de circulación
temprana de un alto número de casos de influenza, especialmente en población
pediátrica”, indicó el comunicado de COFESA. Y añadió que “existe una incertidumbre a nivel mundial
acerca del comportamiento del virus SARS-CoV-2 durante los próximos meses,
especialmente durante el invierno del hemisferio sur (nuevas variantes, nuevos
picos, co-circulación con otros virus"”). BP
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