martes, 1 de marzo de 2022

¿Las vacunas contra la COVID-19 son menos efectivas en los fumadores?

Fumar es perjudicial para la salud. Así lo advierten por ley en la Argentina los paquetes de cigarrillos. Ser fumador, de hecho, figura entre los condicionantes que hacen que una persona sea considerada ‘de riesgo’ frente a la COVID-19 y otras tantas enfermedades. 
Ahora, una revisión de la literatura científica realizada por investigadores del Centro para la Reducción de Daños por Fumar de la Universidad de Catania, en colaboración con las Universidades de Pavía y Milán, Italia, halló que fumar afecta negativamente la respuesta del cuerpo a las vacunas contra la COVID-19. 
«Si bien aún no se comprende completamente el papel del tabaquismo activo en la respuesta a las vacunas, algunos estudios del mundo real han esbozado un posible vínculo entre el tabaquismo y la respuesta humoral a las vacunas contra la COVID-19», comenzaron a explicar los investigadores en la publicación de sus conclusiones. 
Es que, en 17 de los 23 estudios revisados, los fumadores mostraron un nivel de anticuerpos más bajo o una disminución más rápida de la IgG inducida por la vacuna (inmunoglobulina G) que los no fumadores. El resultado confirma un dato difundido en enero en un estudio anterior (denominado ‘Vasco’), que mostraba cómo los anticuerpos inducidos por la vacuna anti-COVID disminuyen más rápido en los fumadores. 
«Aunque los mecanismos subyacentes a los datos de anticuerpos extrapolados de la complejidad de la respuesta inmune a las vacunas no se conocen bien, estos resultados parecen confirmar otro impacto más los efectos negativos del tabaquismo en la salud humana y en las alteraciones de la respuesta inmunitaria a las vacunas, debilitando las defensas del organismo frente a las consecuencias clínicas de las infecciones», aseguró Pietro Ferrara, uno de los autores del estudio, epidemiólogo e investigador de la Universidad de Pavía. 
El profesor Riccardo Polosa es el fundador del Centro para la Reducción de Daños por Fumar y señaló que «el hábito de fumar influye en la proliferación de linfocitos y otras células del sistema inmunitario». «Los fumadores responden menos a las vacunas y, por lo tanto, corren más riesgo. Identificar los elementos que pueden influir en su respuesta es fundamental para evaluar su eficacia y duración y las posibles precauciones terapéuticas -añadió-. Necesitamos más respuestas y seguimos trabajando en esto». 
En 2019, se contabilizaron 1.100 millones de consumidores de tabaco en todo el mundo y fumar es una de las causas más importantes de enfermedad y muerte prematura. Es responsable de 8 millones de muertes cada año en todo el mundo, un gran desafío para los sistemas sanitarios. Las consecuencias de fumar incluyen una amplia gama de enfermedades, como cáncer de pulmón, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), enfermedades cardiovasculares, infecciones virales y bacterianas del sistema respiratorio. 
Además, el tabaquismo afecta el sistema inmunológico: en particular, hay evidencia de una asociación entre fumar cigarrillos y un mayor riesgo de varias enfermedades, que van desde autoinmunes (como alergias o rechazo de trasplantes) a inflamatorias sistémicas (por ejemplo, artritis reumatoide), a una menor protección contra antígenos externos y por lo tanto contra infecciones. 
Algunos estudios anteriores habían descrito una relación entre fumar y niveles más bajos de anticuerpos inducidos por la vacuna (por ejemplo, después de la inmunización contra la hepatitis B y refuerzos contra el tétanos y la difteria), o una menor ‘fuerza’ de las inmunoglobulinas G (IgG) en fumadores (en el caso de la vacuna adyuvada para el virus del papiloma humano tipos 16 y 18). Por el contrario, otro estudio de vacunación contra la influenza sugirió que fumar no interfiere con la cantidad de anticuerpos inducidos por la vacuna. 
Sobre el vínculo entre el tabaquismo y la respuesta a las vacunas, subrayan los investigadores italianos, todavía no hay resultados concluyentes. También debido a la presencia de muchos factores de confusión: en los 23 artículos analizados por el equipo italiano, el alcance y el momento de la caída de anticuerpos atribuible al tabaquismo varía considerablemente entre los estudios, dependiendo, por ejemplo, del tipo de prueba serológica utilizada y el tiempo transcurrido desde la vacunación. 
Sin embargo, según explicaron los investigadores, la mayor parte de la evidencia actual sugiere que fumar tiene un impacto negativo en la reacción a las vacunas contra el COVID, con una menor respuesta inmunológica y una reducción más rápida de los títulos de IgG inducidos por la vacuna que los no fumadores. Los efectos negativos del tabaquismo sobre el sistema inmunitario parecen estar causados por varios mecanismos, que afectan tanto a la inmunidad innata como a la adaptativa. 
Algunos estudios indican un efecto directo del tabaquismo sobre los cambios en el número de células inmunitarias (incluidos monocitos, macrófagos, células dendríticas y linfocitos). Investigaciones anteriores ya habían demostrado que fumar induce citocinas y quimiocinas inflamatorias. En los fumadores de cigarrillos, las células T también exhiben respuestas defectuosas de inmunidad adaptativa. Además, los análisis de Ig revelaron una disminución en la producción de IgA, IgG e IgM asociada con el tabaquismo. 
«Esta rápida revisión sistemática indica que el tabaquismo activo afecta negativamente la respuesta humoral a las vacunas contra la COVID-19, aunque los mecanismos fisiopatológicos de esta asociación no se han sugerido por completo. Los resultados abogan por políticas específicas para promover iniciativas de promoción de la salud personalizadas, que pueden aumentar la percepción del riesgo y garantizar que se tomen medidas de protección adecuadas para evitar las consecuencias para la salud de la COVID-19 en los fumadores», concluyeron los investigadores. BP

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