Fumar es perjudicial para la salud. Así lo advierten por ley en la
Argentina los paquetes de cigarrillos. Ser fumador, de hecho, figura entre los
condicionantes que hacen que una persona sea considerada ‘de riesgo’ frente a
la COVID-19 y otras tantas enfermedades.
Ahora, una revisión de la literatura científica realizada por
investigadores del Centro para la Reducción de Daños por Fumar de la
Universidad de Catania, en colaboración con las Universidades de Pavía y Milán,
Italia, halló que fumar afecta negativamente la respuesta del cuerpo a las
vacunas contra la COVID-19.
«Si bien aún no se comprende completamente el papel del tabaquismo
activo en la respuesta a las vacunas, algunos estudios del mundo real han
esbozado un posible vínculo entre el tabaquismo y la respuesta humoral a las
vacunas contra la COVID-19», comenzaron a explicar los investigadores en la
publicación de sus conclusiones.
Es que, en 17 de los 23 estudios revisados, los fumadores mostraron un
nivel de anticuerpos más bajo o una disminución más rápida de la IgG inducida
por la vacuna (inmunoglobulina G) que los no fumadores. El resultado confirma
un dato difundido en enero en un estudio anterior (denominado ‘Vasco’), que
mostraba cómo los anticuerpos inducidos por la vacuna anti-COVID disminuyen más
rápido en los fumadores.
«Aunque los mecanismos subyacentes a los datos de anticuerpos
extrapolados de la complejidad de la respuesta inmune a las vacunas no se
conocen bien, estos resultados parecen confirmar otro impacto más los efectos
negativos del tabaquismo en la salud humana y en las alteraciones de la
respuesta inmunitaria a las vacunas, debilitando las defensas del organismo
frente a las consecuencias clínicas de las infecciones», aseguró Pietro
Ferrara, uno de los autores del estudio, epidemiólogo e investigador de la
Universidad de Pavía.
El profesor Riccardo Polosa es el fundador del Centro para la Reducción
de Daños por Fumar y señaló que «el hábito de fumar influye en la proliferación
de linfocitos y otras células del sistema inmunitario». «Los fumadores
responden menos a las vacunas y, por lo tanto, corren más riesgo. Identificar
los elementos que pueden influir en su respuesta es fundamental para evaluar su
eficacia y duración y las posibles precauciones terapéuticas -añadió-.
Necesitamos más respuestas y seguimos trabajando en esto».
En 2019, se contabilizaron 1.100 millones de consumidores de tabaco en
todo el mundo y fumar es una de las causas más importantes de enfermedad y
muerte prematura. Es responsable de 8 millones de muertes cada año en todo el
mundo, un gran desafío para los sistemas sanitarios. Las consecuencias de fumar
incluyen una amplia gama de enfermedades, como cáncer de pulmón, enfermedad pulmonar
obstructiva crónica (EPOC), enfermedades cardiovasculares, infecciones virales
y bacterianas del sistema respiratorio.
Además, el tabaquismo afecta el sistema inmunológico: en particular, hay
evidencia de una asociación entre fumar cigarrillos y un mayor riesgo de varias
enfermedades, que van desde autoinmunes (como alergias o rechazo de
trasplantes) a inflamatorias sistémicas (por ejemplo, artritis reumatoide), a
una menor protección contra antígenos externos y por lo tanto contra
infecciones.
Algunos estudios anteriores habían descrito una relación entre fumar y
niveles más bajos de anticuerpos inducidos por la vacuna (por ejemplo, después
de la inmunización contra la hepatitis B y refuerzos contra el tétanos y la
difteria), o una menor ‘fuerza’ de las inmunoglobulinas G (IgG) en fumadores
(en el caso de la vacuna adyuvada para el virus del papiloma humano tipos 16 y
18). Por el contrario, otro estudio de vacunación contra la influenza sugirió
que fumar no interfiere con la cantidad de anticuerpos inducidos por la vacuna.
Sobre el vínculo entre el tabaquismo y la respuesta a las vacunas,
subrayan los investigadores italianos, todavía no hay resultados concluyentes.
También debido a la presencia de muchos factores de confusión: en los 23
artículos analizados por el equipo italiano, el alcance y el momento de la
caída de anticuerpos atribuible al tabaquismo varía considerablemente entre los
estudios, dependiendo, por ejemplo, del tipo de prueba serológica utilizada y
el tiempo transcurrido desde la vacunación.
Sin embargo, según explicaron los investigadores, la mayor parte de la
evidencia actual sugiere que fumar tiene un impacto negativo en la reacción a
las vacunas contra el COVID, con una menor respuesta inmunológica y una
reducción más rápida de los títulos de IgG inducidos por la vacuna que los no
fumadores. Los efectos negativos del tabaquismo sobre el sistema inmunitario
parecen estar causados por varios mecanismos, que afectan tanto a la inmunidad
innata como a la adaptativa.
Algunos estudios indican un efecto directo del tabaquismo sobre los
cambios en el número de células inmunitarias (incluidos monocitos, macrófagos,
células dendríticas y linfocitos). Investigaciones anteriores ya habían
demostrado que fumar induce citocinas y quimiocinas inflamatorias. En los
fumadores de cigarrillos, las células T también exhiben respuestas defectuosas
de inmunidad adaptativa. Además, los análisis de Ig revelaron una disminución
en la producción de IgA, IgG e IgM asociada con el tabaquismo.
«Esta rápida revisión sistemática indica que el tabaquismo activo afecta
negativamente la respuesta humoral a las vacunas contra la COVID-19, aunque los
mecanismos fisiopatológicos de esta asociación no se han sugerido por completo.
Los resultados abogan por políticas específicas para promover iniciativas de
promoción de la salud personalizadas, que pueden aumentar la percepción del
riesgo y garantizar que se tomen medidas de protección adecuadas para evitar
las consecuencias para la salud de la COVID-19 en los fumadores», concluyeron
los investigadores. BP
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