Para
muchos una taza de café es fundamental para comenzar el día. Esto se debe a que
es una infusión que posee cafeína, una sustancia que estimula el sistema
nervioso central. Sin embargo, los expertos aseguran que limitándola y
eligiendo con criterio las fuentes para obtenerla los beneficios podrían ser
mayores.
¿Qué es la cafeína?
La
cafeína es un alcaloide del grupo de las xantinas de sabor amargo que se
encuentra en más de 60 plantas, destacándose los granos de café, las nueces de
cola (utilizadas para saborizar los refrescos de cola), las vainas de cacao
(utilizadas para fabricar chocolates) y las hojas de té.
La
cafeína se incluye en la categoría ‘GRAS’, es decir, un alimento reconocido como
seguro, según la Administración de Alimentos y Medicamento (FDA) de EEUU. Esto
siempre y cuando se consuma con moderación (entre 200 y 300 mg diarios para los
adultos, según consideran los expertos).
Se
estima que una taza de café puede aportar hasta 110 mg de cafeína y una bebida
de cola de 11 fl oz (330 ml) hasta 40 mg de cafeína. La dosis por vía oral para
producir los efectos estimulantes del sistema nervioso central es en general de
100 a 250 mg en los adultos. Sin embargo, esto dependerá de la sensibilidad a
la cafeína que posee cada persona, es decir, la cantidad de esta sustancia
capaz de producir un efecto en el organismo. Es una variable, y, en promedio,
cuanto más pequeña sea una persona, menos cafeína se necesitará para que sufra
efectos secundarios. Quienes la consumen regularmente desarrollan rápidamente
una menor sensibilidad. A su vez, se aconseja que los siguientes grupos eviten
o limiten el consumo de cafeína:
·
Mujeres embarazadas o en
período de lactancia.
·
Personas con insomnio u otros
problemas de sueño.
·
Personas con migrañas
crónicas.
·
Personas con problemas
cardiovasculares
·
Personas con problemas
estomacales.
·
Personas que sufren ansiedad.
Tampoco
se aconseja que consuman cafeína quienes toman medicamentos o suplementos para
el corazón o el asma. Además, es común que la cafeína sintética se encuentre en
medicamentos para el resfrío o analgésicos. Mientras que el consumo prolongado
de cafeína desarrolla tolerancia, su interrupción brusca puede desencadenar
síntomas de abstinencia, como:
·
Dolores de cabeza.
·
Fatiga intensa.
·
Mal estado de ánimo e
irritabilidad.
·
Problemas para enfocar.
·
Síntomas similares a los de la
gripe.
Estas
señales pueden aparecer entre 12 y 24 horas después de la última vez que se
bebió cafeína, y llegar a durar hasta nueve días.
¿Qué pasa si dejas la cafeína?
Se
ha demostrado que el consumo de cafeína puede tener algunos beneficios para la
salud, como brindar energía o ayudar a expulsar el exceso de líquido y sales
del organismo por sus efectos diuréticos. Sin embargo, cuando su consumo es
excesivo o proviene de fuentes poco o nada saludables, como los productos
ultraprocesados, es más probable padecer sus consecuencias:
·
Alteraciones en el sueño.
·
Mayor liberación de ácido
estomacal, incrementando el riesgo de acidez.
·
Mayores niveles de presión
arterial.
·
Mayor riesgo de padecer
dolores de cabeza, inquietud, temblores, ritmo cardíaco anormal, y
deshidratación
·
Problemas para absorber calcio
por parte del organismo.
Para
moderar la ingesta de cafeína es necesario leer las etiquetas de los productos
que consumimos habitualmente, ya que no basta con reducir las tazas de café que
bebemos por día. Esto se debe a que la cafeína se puede hallar en diferentes bebidas
y alimentos, como tés, refrescos, bebidas energizantes, avena instantánea,
chocolates e incluso el café descafeinado. Limitando la ingesta de cafeína
nuestro cuerpo puede verse beneficiado de diferentes formas:
Buen sueño:
Limitar la cafeína puede
ayudar a dormir mejor. Esto se debe a que la cafeína actúa como un antagonista
del receptor de adenosina, una sustancia química que se acumula en el sistema
nervioso central a lo largo del día, y, en última instancia, provoca una
sensación de somnolencia durante la noche. Cuando la cafeína se une a los
receptores de adenosina, bloquea sus efectos calmantes y relajantes, por lo que
persiste nuestro estado de alerta. Esto puede traer problemas para dormir
correctamente y afectar la productividad durante el día.
Mejor digestión:
La cafeína puede ser un serio
problema para las personas con diarrea o síndrome de intestino
irritable, ya que acelera la motilidad del tracto gastrointestinal. Limitándola
no solo se facilita el control de los síntomas de estas afecciones, sino
también se logra prevenir otros problemas estomacales comunes,
como gases o hinchazón.
Menos ansiedad:
Como estimulante del sistema
nervioso central, la cafeína puede aumentar la actividad cerebral y con ello
favorecer la aparición de la ansiedad. Incluso también puede empeorar
casos de ansiedad preexistente, debido a que provoca síntomas como dolor de
cabeza, irritabilidad, palpitaciones, nerviosismo o problemas para dormir.
Perder peso, cuidar el corazón y prevenir la diabetes: Estos
beneficios están ligados a la fuente de cafeína que se consume. Si lo que se
limita es el café o el té, probablemente no se vean resultados, ya que estas
infusiones no solo no son dañinas sino también tienen beneficios contra estas
afecciones. En cambio, cuando la ingesta de cafeína proviene de refrescos,
energizantes u otros productos ultraprocesados, limitarla sí puede ser
beneficioso. Esto se debe a que además de cafeína, los ultraprocesados poseen
otros ingredientes, como aglutinantes, conservantes, emulsionantes,
estabilizantes, o disolventes, y poco o ningún alimento entero. Consumirlos
regularmente a la larga puede traer consecuencias negativas para la salud
cardiovascular, aumentando los niveles de colesterol y presión arterial,
incrementar el riesgo de diabetes, por sus alteraciones sobre los niveles
de glucosa en sangre, y afectar el peso corporal, por su aporte calórico. HD
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