martes, 1 de marzo de 2022

Qué le pasa a tu cuerpo cuando dejas de consumir cafeína…

Para muchos una taza de café es fundamental para comenzar el día. Esto se debe a que es una infusión que posee cafeína, una sustancia que estimula el sistema nervioso central. Sin embargo, los expertos aseguran que limitándola y eligiendo con criterio las fuentes para obtenerla los beneficios podrían ser mayores. 
¿Qué es la cafeína? 
La cafeína es un alcaloide del grupo de las xantinas de sabor amargo que se encuentra en más de 60 plantas, destacándose los granos de café, las nueces de cola (utilizadas para saborizar los refrescos de cola), las vainas de cacao (utilizadas para fabricar chocolates) y las hojas de té. 
La cafeína se incluye en la categoría ‘GRAS’, es decir, un alimento reconocido como seguro, según la Administración de Alimentos y Medicamento (FDA) de EEUU. Esto siempre y cuando se consuma con moderación (entre 200 y 300 mg diarios para los adultos, según consideran los expertos). 
Se estima que una taza de café puede aportar hasta 110 mg de cafeína y una bebida de cola de 11 fl oz (330 ml) hasta 40 mg de cafeína. La dosis por vía oral para producir los efectos estimulantes del sistema nervioso central es en general de 100 a 250 mg en los adultos. Sin embargo, esto dependerá de la sensibilidad a la cafeína que posee cada persona, es decir, la cantidad de esta sustancia capaz de producir un efecto en el organismo. Es una variable, y, en promedio, cuanto más pequeña sea una persona, menos cafeína se necesitará para que sufra efectos secundarios. Quienes la consumen regularmente desarrollan rápidamente una menor sensibilidad. A su vez, se aconseja que los siguientes grupos eviten o limiten el consumo de cafeína: 
·        Mujeres embarazadas o en período de lactancia. 
·        Personas con insomnio u otros problemas de sueño.  
·        Personas con migrañas crónicas.  
·        Personas con problemas cardiovasculares 
·        Personas con problemas estomacales. 
·        Personas que sufren ansiedad. 
Tampoco se aconseja que consuman cafeína quienes toman medicamentos o suplementos para el corazón o el asma. Además, es común que la cafeína sintética se encuentre en medicamentos para el resfrío o analgésicos. Mientras que el consumo prolongado de cafeína desarrolla tolerancia, su interrupción brusca puede desencadenar síntomas de abstinencia, como: 
·        Dolores de cabeza. 
·        Fatiga intensa. 
·        Mal estado de ánimo e irritabilidad. 
·        Problemas para enfocar. 
·        Síntomas similares a los de la gripe. 
Estas señales pueden aparecer entre 12 y 24 horas después de la última vez que se bebió cafeína, y llegar a durar hasta nueve días. 
¿Qué pasa si dejas la cafeína? 
Se ha demostrado que el consumo de cafeína puede tener algunos beneficios para la salud, como brindar energía o ayudar a expulsar el exceso de líquido y sales del organismo por sus efectos diuréticos. Sin embargo, cuando su consumo es excesivo o proviene de fuentes poco o nada saludables, como los productos ultraprocesados, es más probable padecer sus consecuencias: 
·        Alteraciones en el sueño. 
·        Mayor liberación de ácido estomacal, incrementando el riesgo de acidez. 
·        Mayores niveles de presión arterial. 
·        Mayor riesgo de padecer dolores de cabeza, inquietud, temblores, ritmo cardíaco anormal, y deshidratación  
·        Problemas para absorber calcio por parte del organismo. 
Para moderar la ingesta de cafeína es necesario leer las etiquetas de los productos que consumimos habitualmente, ya que no basta con reducir las tazas de café que bebemos por día. Esto se debe a que la cafeína se puede hallar en diferentes bebidas y alimentos, como tés, refrescos, bebidas energizantes, avena instantánea, chocolates e incluso el café descafeinado. Limitando la ingesta de cafeína nuestro cuerpo puede verse beneficiado de diferentes formas: 
Buen sueño: Limitar la cafeína puede ayudar a dormir mejor. Esto se debe a que la cafeína actúa como un antagonista del receptor de adenosina, una sustancia química que se acumula en el sistema nervioso central a lo largo del día, y, en última instancia, provoca una sensación de somnolencia durante la noche. Cuando la cafeína se une a los receptores de adenosina, bloquea sus efectos calmantes y relajantes, por lo que persiste nuestro estado de alerta. Esto puede traer problemas para dormir correctamente y afectar la productividad durante el día. 
Mejor digestión: La cafeína puede ser un serio problema para las personas con diarrea o síndrome de intestino irritable, ya que acelera la motilidad del tracto gastrointestinal. Limitándola no solo se facilita el control de los síntomas de estas afecciones, sino también se logra prevenir otros problemas estomacales comunes, como gases o hinchazón. 
Menos ansiedad: Como estimulante del sistema nervioso central, la cafeína puede aumentar la actividad cerebral y con ello favorecer la aparición de la ansiedad. Incluso también puede empeorar casos de ansiedad preexistente, debido a que provoca síntomas como dolor de cabeza, irritabilidad, palpitaciones, nerviosismo o problemas para dormir. 
Perder peso, cuidar el corazón y prevenir la diabetes: Estos beneficios están ligados a la fuente de cafeína que se consume. Si lo que se limita es el café o el té, probablemente no se vean resultados, ya que estas infusiones no solo no son dañinas sino también tienen beneficios contra estas afecciones. En cambio, cuando la ingesta de cafeína proviene de refrescos, energizantes u otros productos ultraprocesados, limitarla sí puede ser beneficioso. Esto se debe a que además de cafeína, los ultraprocesados poseen otros ingredientes, como aglutinantes, conservantes, emulsionantes, estabilizantes, o disolventes, y poco o ningún alimento entero. Consumirlos regularmente a la larga puede traer consecuencias negativas para la salud cardiovascular, aumentando los niveles de colesterol y presión arterial, incrementar el riesgo de diabetes, por sus alteraciones sobre los niveles de glucosa en sangre, y afectar el peso corporal, por su aporte calórico. HD

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