viernes, 20 de julio de 2018

¿No necesitamos una sabiduría diferente?

Los estudios que se vienen publicando estos últimos años sobre el futuro de la humanidad no son nada halagüeños. Una y otra vez se repiten las mismas palabras y preocupaciones: crisis de la cultura moderna, decadencia de la sociedad occidental, ocaso de valores, disolución de la identidad humana, amenaza de aniquilación mundial...
Muchos siguen pensando que el ser humano podrá superar esta crisis por medio de alguno de los sistemas existentes (capitalismo, socialismo, democracia...) o tal vez por medio de alguno nuevo que podamos descubrir. Otros lo esperan todo del desarrollo tecnológico, de una revolución económica profunda o de un replanteamiento de las relaciones internacionales.
Sin duda, todo ello puede ser necesario. Pero la crisis actual del ser humano no es solo un problema ideológico, tecnológico o económico. La persona misma es la que está enferma y necesita ser curada en su raíz.
El hombre moderno ha empobrecido su existencia creyendo que el pensamiento racional es lo único válido y definitivo, y se ha ido quedando ciego interiormente para captar lo más esencial. Ha desarrollado de manera insospechada sus técnicas de observación y análisis de la realidad, pero ha perdido el sentido de lo trascendente.
Han crecido cada vez más sus posibilidades de comunicación, pero no acierta a encontrarse consigo mismo y con su yo más profundo. Conoce cada vez más cosas, pero sabe cada vez menos sobre el sentido de su vida. Resuelve múltiples problemas, pero no sabe resolver el problema de su libertad interior.
No es extraño que se eleven cada vez más voces apuntando hacia la necesidad de una revolución más profunda que la que pueden aportar los sistemas ideológicos. El ser humano se está acercando a un «punto crucial» (F. Capra) en el que, si quiere sobrevivir, ha de aprender a vivir de manera nueva. La humanidad necesita reencontrar su «patria religiosa». Es urgente una «transformación de la conciencia».
¿No estamos necesitando una vez más de Jesús para redescubrir la sabiduría y el arte de vivir de manera más humana? Hoy se desprecia en Occidente la sabiduría del Profeta de Galilea, como lo hicieron sus propios vecinos. Sin embargo, ¿no será esa precisamente la sabiduría que andamos necesitando? JAP

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