Tendréis ocasión de dar testimonio
Los profundos
cambios socioculturales que se están produciendo en nuestros días y la crisis
religiosa que sacude las raíces del cristianismo en occidente, nos han de urgir
más que nunca a buscar en Jesús la luz y la fuerza que necesitamos para leer y
vivir estos tiempos de manera lúcida y responsable.
Llamada al realismo
En ningún
momento augura Jesús a sus seguidores un camino fácil de éxito y gloria. Al
contrario, le da a entender que su larga historia estará llena de dificultades
y luchas. Es contrario al espíritu de Jesús cultivar el triunfalismo o
alimentar la nostalgia de grandezas. Este camino que a nosotros nos parece
extrañamente duro es el más acorde a una Iglesia fiel a su Señor.
No a la ingenuidad
En momentos de
crisis, desconcierto y confusión no es extraño que se escuchen mensajes y
revelaciones proponiendo caminos nuevos de salvación. Estas son las consignas
de Jesús. En primer lugar, «que nadie os engañe»: no caer en la ingenuidad de
dar crédito a mensajes ajenos al evangelio, ni fuera ni dentro de la Iglesia.
Por tanto, «no vayáis tras ellos»: No seguir a quienes nos separan de
Jesucristo, único fundamento y origen de nuestra fe.
Centrarnos en lo esencial
Cada
generación cristiana tiene sus propios problemas, dificultades y búsquedas. No
hemos de perder la calma, sino asumir nuestra propia responsabilidad. No se nos
pide nada que esté por encima de nuestras fuerzas. Contamos con la ayuda del
mismo Jesús: «Yo os daré palabras y sabiduría»… Incluso en un ambiente hostil
de rechazo o desafecto, podemos practicar el evangelio y vivir con sensatez
cristiana.
La hora del testimonio
Los tiempos
difíciles no han de ser tiempos para los lamentos, la nostalgia o el
desaliento. No es la hora de la resignación, la pasividad o la dimisión. La
idea de Jesús es otra: en tiempos difíciles «tendréis ocasión de dar
testimonio». Es ahora precisamente cuando hemos de reavivar entre nosotros la
llamada a ser testigos humildes pero convincentes de Jesús, de su mensaje y de
su proyecto.
Paciencia
Esta es la
exhortación de Jesús para momentos duros: «Con vuestra perseverancia salvaréis
vuestras almas». El término original puede ser traducido indistintamente como
«paciencia» o «perseverancia». Entre los cristianos hablamos poco de la
paciencia, pero la necesitamos más que nunca. Es el momento de cultivar un
estilo de vida cristiana, paciente y tenaz, que nos ayude a responder a nuevas
situaciones y retos sin perder la paz ni la lucidez. JAP
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