Abad, 21 de Febrero
Elogio: En el
monasterio de Granfeld, en la región de los helvecios, san Germán, abad, que al
tratar de defender pacíficamente a unos vecinos del monasterio ante la agresión
de unos salteadores, fue despojado por estos de sus vestiduras y alanceado
hasta morir, juntamente con el monje Randoaldo.
San Germán fue
educado casi desde la cuna por Modoardo, obispo de Tréveris. A los diecisiete
años pidió permiso para retirarse del mundo, pero Modoardo vacilaba en
concedérselo y le decía que, si sus padres habían muerto, era necesario recabar
la licencia del rey. Entonces el joven decidió por sí mismo; repartió sus
bienes entre los pobres y partió con algunos compañeros en busca de san
Arnulfo, cuyo ejemplo le había conquistado. Este hombre de Dios había
renunciado al obispado de Metz para llevar vida de ermitaño. Arnulfo recibió
amablemente a los jóvenes, los guardó consigo algún tiempo, y finalmente les
sugirió que ingresaran en el monasterio que había fundado con san Romarico.
Germán envió a dos de sus compañeros a buscar a su hermano Numeriano, que era
todavía niño, y juntos ingresaron en el monasterio, que se hallaba en los
Vosgos y recibió posteriormente el nombre de Remiremont.
Más tarde, san
Germán pasó con su hermano y otros monjes a la abadía de Luxeuil, gobernada por
san Walberto. Cuando el duque Gondo fundó el monasterio de Granfel, en Val
Moutier, Walberto no encontró entre sus monjes ninguno más preparado que san
Germán para el cargo de abad. Münsterthal o Val Moutier era un paraje montañoso
atravesado por la carretera romana; pero en aquella época los derrumbamientos
de rocas habían cortado el paso. San Germán abrió nuevamente la carretera y la
ensanchó. Más tarde, gobernó también otros dos monasterios, el de San Ursitz y
el de San Pablo Zu-Werd, pero su residencia principal siguió siendo Granfeld.
El duque
Cático o Bonifacio, que sucedió a Gondo, no heredó nada del espíritu religioso
de su predecesor y oprimió a los monjes y a los pobres habitantes de la región
con impuestos exorbitantes y actos de violencia. Un día en que el duque
saqueaba el caserío a la cabeza de un grupo de soldados, san Germán salió a
defender a su pueblo; el duque le escuchó y le prometió corregirse; pero,
mientras el abad oraba en la iglesia de San Mauricio, los soldados recomenzaron
el saqueo. Viendo san Germán que era inútil insistir, emprendió el regreso al
monasterio acompañado por el prior Randoaldo; pero los soldados cayeron sobre
ellos, les golpearon y les mataron.
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