En la Semana Mundial del Alzheimer,
resaltan la importancia de un diagnóstico precoz de esta enfermedad que afecta
principalmente a mayores de 65 años y cómo la prevención está asociada a
hábitos saludables.
Desorientación, confusión, recuerdos que se
evanescen. Todos síntomas que son naturalizados a medida que avanza la edad en
los adultos mayores y que pueden ser la prueba de que algo no está bien. Es
importante no minimizar los síntomas, es decir, no pensar que porque alguien es
mayor es normal que se desoriente, por ejemplo. Hay que mantener cierto nivel
de alarma, por supuesto sin exagerar. Pero cuando aparecen cosas que llaman la
atención, lo mejor es consultar con un profesional.
La enfermedad de Alzheimer afecta la memoria, el
pensamiento, la orientación, la comprensión, la capacidad de aprendizaje, el
lenguaje y el juicio. El deterioro de la función cognitiva suele ir acompañado,
y a veces precedido, por el deterioro del control emocional, del comportamiento
social o de la motivación. Es una enfermedad que está dentro del grupo de las
demencias. De acuerdo con el último informe de la OMS sobre la respuesta de la
salud pública a la demencia, actualmente hay 55 millones de personas con
demencia en todo el mundo y se estima que esta cifra aumente a 78 millones para
2030 y 139 millones para 2050.
Por eso es muy importante diferenciar la pérdida de
memoria normal asociada al envejecimiento con un olvido de riesgo. El olvido
normal es cuando uno olvida algo y lo recuerda poco después y en general lo que
se olvida tampoco es importante y vuelve a venir a la mente. En cambio en el
olvido patológico, de riesgo, se olvida toda una situación y no se la recuerda
después. Además, aparece otro problema de la memoria que son las reiteraciones:
se repiten preguntas y comentarios.
Otro síntoma del Alzheimer es la anomia, la
incapacidad o dificultad de reconocer o recordar los nombres de las cosas. Y
también la desorientación en un lugar conocido o acerca del uso de elementos
habituales, como un control remoto. Más allá de los síntomas detectables a
simple vista, actualmente existen otro tipo de herramientas de diagnóstico,
como los biomarcadores, que son parámetros que pueden ser evaluados en la
sangre u otros líquidos o tejidos del cuerpo y pueden reflejar la existencia de
una patología.
Una de las preguntas más frecuentes es si el
Alzheimer se puede prevenir. Y la respuesta es afirmativa. Un cambio en el
estilo de vida puede ayudar a prevenirla esta enfermedad y todas las demencias.
Los cuatro pilares preventivos de las demencias son:
·
Llevar una
dieta saludable
·
Practicar
ejercicio físico regularmente
·
Realizar
ejercicios cognitivos
·
Controlar los
factores de riesgo cardiovasculares
Cuanto antes las personas comiencen a hacer estos
cambios de hábitos, mayor es el efecto. Todas estas acciones hacen que, aunque
el deterioro que provoca el Alzheimer sea irreversible, su desarrollo sea más lento. Hasta ahora, todas las
medicaciones actuaban sobre los síntomas. Pero están comenzando a aparecer
medicamentos que actúan sobre la fisiopatología de la enfermedad, o sea sobre
su mecanismo. Y probablemente eso es lo que va a dar un gran cambio con mejoras
para los pacientes. RA
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