La epilepsia es una afección crónica que se origina
en el cerebro. Conocida desde la antigüedad, ha estado rodeada de temores y
prejuicios, que aún en nuestros días, influyen negativamente en la calidad de
vida de quienes la padecen y en la de sus familiares.
Superar estas falsas creencias se vuelve
indispensable para eliminar este verdadero estigma social. El Dr. Alejandro Thompson,
del Depto. de Neurología de INECO, recorre diez afirmaciones que forman
parte de los mitos frecuentes alrededor de la epilepsia, brindando información
precisa sobre la enfermedad, sus causas y tratamiento.
1 - Es una
enfermedad rara y poco común
Hay más de 65 millones de personas, de todas las
edades, que la padecen en el mundo, lo que representa el 1.5 % de la población
del planeta.
2 - Las
personas con epilepsia no pueden tener una vida normal
Existe un estigma en países desarrollados y en vías
de desarrollo por ignorancia acerca de las epilepsias; esto genera
discriminación para acceder a la educación y/o trabajo.
Un 70% de las personas con epilepsia pueden manejar
vehículos particulares (no profesionalmente), pueden realizar deportes (excluyendo
al buceo profesional) y pueden trabajar, mientras no lo hagan en las alturas,
ni manejando maquinaria pesada.
3 - Aparece
sólo en la niñez
La epilepsia puede comenzar en cualquier etapa de
la vida, pero hay dos momentos donde su aparición resulta más habitual: el
primer año de vida y después de los 60 años. Si comparamos ambas alternativas,
es 6 a 1 más frecuente la posibilidad de que se origine en el segundo caso
(Neurology 2005).
4 - No
existe ningún tratamiento para la epilepsia
Un 70 % de las personas afectadas controlan sus
crisis y pueden hacer una vida normal. Un 30 % de los pacientes son resistentes
al tratamiento farmacológico, pero un porcentaje de estos puede también
recurrir a una cirugía.
5 - Las
crisis epilépticas son siempre convulsiones
Las crisis epilépticas pueden manifestarse de
manera muy diversa: tantas son las formas de expresarse como funciones cumple
nuestro cerebro. La persona que padece este tipo de crisis puede experimentar
una serie muy variada de signos y síntomas que reflejan las zonas del cerebro
en las cuales se produce la actividad eléctrica anormal.
La convulsión es la más conocida pero existen otras
formas de presentación frecuentes: pequeños períodos en que la persona parece
desconectada de su medio y se queda mirando a un punto fijo o bien parpadea en
forma rápida; realización de movimientos automáticos y repetitivos y en
ocasiones torpes; percepción de sonidos o imágenes inexistentes; pérdida de
conciencia con caídas súbitas; cambio brusco hacia un discurso incoherente y
confuso, etc.
6 - Todas
las personas con epilepsia tienen un aura
En múltiples ocasiones las personas sólo recuerdan
el inicio de sus crisis epilépticas y a este fenómeno se lo denominaba hasta no
hace mucho tiempo 'aura' (se trata de crisis focales sin pérdida de
conocimiento).
En muchos otros casos no son conscientes de que
están teniendo una crisis; en cambio hay quienes pueden describir perfectamente
lo que les sucede durante la misma. Es por ello que siempre resulta útil
concurrir a la consulta médica con algún tercero que haya podido presenciar la
situación y logre describirla o aportar más detalles.
7 - La epilepsia
se siempre hereditaria
La epilepsia puede ser la manifestación de
distintos procesos que afectan al cerebro. Sólo en algunos casos es un cuadro
hereditario pero la mayoría de las veces ocurre sin que ningún otro miembro de
la familia haya padecido la afección.
A pesar de la realización de los estudios
necesarios, en un porcentaje alto de personas no se puede determinar su causa.
Pero entre las causas reconocidas de epilepsia podemos encontrar, entre otras:
malformaciones cerebrales, cicatrices cerebrales por traumatismos de cráneo
severos, lesiones como consecuencias de infecciones del sistema nervioso
(encefalitis), tumores del sistema nervioso, hemorragias intracerebrales.
8 - El
diagnóstico lo determina un electroencefalograma con malos resultados
Un electroencefalograma, una tomografía o una
resonancia nos ayudan a entender qué puede estar ocasionando la epilepsia, cuál
es el sector de nuestro cerebro que origina la actividad anormal o cuál es el
pronóstico, pero el diagnóstico continúa siendo clínico.
Así, más allá de los avances tecnológicos en los
estudios complementarios que mencionamos, el diagnóstico de epilepsia continúa
realizándose, aún hoy, a través de la interpretación de sus manifestaciones
clínicas (los síntomas que presenta la persona).
9 - No hay
medicación para la epilepsia
La epilepsia es una condición médica tratable. En
la mayoría de los casos se trata con fármacos llamados antiepilépticos. La
selección de los mismos depende de la identificación correcta del tipo de
epilepsia y la efectividad del tratamiento debe ser controlada en forma
periódica por el médico, a fin de realizar los ajustes necesarios. Para lograr
mejores resultados es muy importante seguir las indicaciones dadas por el
profesional en cuanto a la toma de la medicación y evitar olvidos en la misma.
10 - Si tienes
epilepsia, evita quedar embarazada
Es sabido que durante el embarazo se aconseja
evitar el consumo de cualquier tipo de medicamento y de sustancias como el
tabaco y el alcohol. Sin embargo las mujeres con epilepsia necesitan seguir
recibiendo sus fármacos antiepilépticos durante todo este período, pero esto no
significa que no puedan cursar un embarazo. Suspender la medicación podría
tener consecuencias graves para la gestante y su bebé. Los daños de no tomar la
medicación antiepiléptica y los riesgos de presentar crisis durante el embarazo
son mayores que los asociados con su consumo.
Cabe recordar que todas las mujeres pueden dar a
luz a un bebé con algún tipo de malformación por más que su embarazo haya sido
controlado y haya transcurrido sin contratiempos. El consumo de antiepilépticos
sólo incrementa levemente el riesgo y este aumento es proporcional a la
cantidad de medicamentos y las dosis que se consuman de los mismos: a mayor
número de fármacos y/o dosis más elevadas, mayor el riesgo de malformaciones. BP
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