El botulismo es una de las consecuencias más graves
de las intoxicaciones alimentarias y en ocasiones puede acabar siendo mortal,
si no se trata a tiempo.
Las complicaciones van desde debilidad prolongada
al mal funcionamiento del sistema nervioso, parálisis o problemas respiratorios
agudos, aunque las autoridades sanitarias de varios países advierten que los
casos son infrecuentes. Sin embargo, cada cierto tiempo salta la alarma, como
sucedió a finales de la semana pasada en Argentina, donde dos hermanas fueron
internadas en estado grave “con síntomas compatibles con botulismo” luego
de consumir humus mal conservado. Y es que muchos de los casos
coinciden en algo: las personas se enfermaron por consumir alimentos mal
procesados o conservados.
¿Cómo se
produce?
El botulismo se produce por una toxina que libera
la bacteria Clostridium botulinum.
La bacteria en sí no es dañina. De hecho, está
presente en el medio ambiente de forma general. Es en entornos con falta de
oxígeno, como las conservas de alimentos, cuando las esporas de la bacteria
comienzan a liberar la toxina. Esto ocurre mayormente en conservas hechas sin
las debidas precauciones y en alimentos inapropiadamente procesados, enlatados o
embotellados en casa, explica la Organización Mundial de la Salud
(OMS).
De hecho, el nombre de la bacteria proviene de botulus,
la palabra latina para salchicha,
pues al momento de su descubrimiento este era el alimento en el que se
presentaba con mayor frecuencia.
¿Cómo se
contrae botulismo?
La OMS advierte que este tipo de intoxicación no se
puede transmitir de persona a persona, aunque sí a través de heridas o por
inhalación, así como por infección intestinal con C. botulinum en los
lactantes. Pero la toxina botulínica se encuentra y se transmite principalmente
a través de alimentos mal procesados o con un nivel de acidez muy bajo.
En la lista de productos a tener en cuenta, el
organismo internacional incluye conservas vegetales con bajo grado de acidez,
tales como judías verdes, espinacas, setas y remolachas. Las carnes
o pescados crudos conservados mediante procesos de salado o ahumado
deficientes también pueden presentar la toxina. Lo mismo sucede con las
vitaminas y los suplementos alimenticios. Los casos de botulismo de transmisión
alimentaria frecuentemente guardan relación con alimentos listos para
el consumo empaquetados con poco oxígeno, dice la OMS.
¿Cuáles son
los síntomas del botulismo?
Lo primero que puede notar el médico al examinar un
paciente intoxicado, dice la Clínica Mayo, es que muestra signos de debilidad
muscular o parálisis, como párpados caídos y voz débil. Las toxinas
botulínicas son neurotóxicas, lo cual significa que afectan al sistema
nervioso. Se caracteriza por una parálisis flácida descendente que puede
producir insuficiencia respiratoria.
De ahí lo grave que puede tornarse un caso de esta
naturaleza si no se trata a tiempo. Los síntomas iníciales incluyen fatiga
intensa, debilidad y vértigo, seguidos generalmente por visión
borrosa, sequedad de boca y dificultad para tragar y hablar. También
pueden darse vómitos, diarrea, constipación e inflamación abdominal. La
enfermedad puede dar lugar a debilidad en el cuello y los brazos, y afectar
posteriormente los músculos respiratorios y de la
parte inferior del cuerpo. En los casos de botulismo no se produce fiebre ni
pérdida de consciencia.
¿Cuándo se
empiezan a notar sus efectos?
Por lo general se manifiestan entre 12 y
36 horas después de la ingesta del producto en mal estado. El plazo
mínimo es de cuatro horas y el máximo de ocho días, explica la Agencia Española
de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición.
¿Cómo puede
prevenirse el botulismo?
Dado que se transmite a través de alimentos en
conserva, al vacío o con baja acidez, la primera pista de que un producto no
está en condiciones será el envase. Las latas abombadas, ni abolladas o latas caseras
mal cerradas con aire son los principales enemigos.
Deben evitarse los embutidos caseros o de dudosa
procedencia. La prevención se basa en las buenas prácticas de elaboración,
en particular la conservación y la higiene. El botulismo se puede prevenir
mediante la desactivación de las esporas bacterianas en los productos
esterilizados.
¿Cuál es el
tratamiento?
“Si te diagnostican botulismo alimentario o por
herida en forma temprana, la antitoxina inyectada reduce el
riesgo de padecer complicaciones, aunque no puede revertir el daño ya causado”,
explica la Clínica Mayo. Los antibióticos solo se
recomiendan en el caso de que la toxina haya entrado en el torrente sanguíneo a
través de una herida. Cuando el caso está avanzado y se diagnostica tarde, es
probable que el paciente necesite un respirador mecánico a medida que
la toxina se va eliminando.
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