Obispo, 28
de Mayo
Martirologio Romano: En Canterbury, Inglaterra, beato Lanfranco,
obispo, que, monje de Bec, fundó en Normandía una célebre escuela y debatió con
Berengario acerca de la presencia real del Cuerpo y de la Sangre de Cristo en
el sacramento de la Eucaristía. Posteriormente fue promovido a la sede de
Canterbury, donde se ocupó con empeño en la reforma de la disciplina
eclesiástica en Inglaterra (†
1089).
Nació en Pavía en el seno de una familia de rango
senatorial y juristas. Se dice que estudió en Bolonia, y enseñó Derecho civil
en su ciudad natal, pero parece que este dato no se puede corroborar
totalmente. Hacia 1030, en una época de agitación política en Italia, se
dirigió a Francia, donde vivió durante muchos años. Fue experto en Sagrada
Escritura y Derecho.
En Francia, pasó algún tiempo en la escuela de
Chartres y Tours y enseñó en Avranches. En Tours tuvo como director a
Berengario, que luego fue un encarnizado rival. En 1042, se hizo benedictino en
Le Bec, Normandía, donde fundó la escuela que la hizo famosa en todo el mundo y
donde estudiaron los santos Anselmo de Aosta, Ivo de Chartres y Gilberto de
Saint-Crespin. Fue elegido prior de Le Bec; y durante estos años escribió los
comentarios a los Salmos y a las Cartas de san Pablo.
En 1063, dejó Le Bec al ser elegido abad del
monasterio de Saint-Etienne en Caen, durante este tiempo dejó una huella en la
historia de la Iglesia como escritor de Teología, sobre todo en su escrito
sobre la presencia real de Cristo en la Eucaristía, contra Berengario de Tours,
que la negaba, y con sus términos teológicos preparó el camino para la
definición dogmática de la Transubstanciación. Le unió una estrecha amistad con
el duque Guillermo de Normandía, que en 1060, fue coronado rey de Inglaterra, y
en el 1070, Lanfranco fue elegido arzobispo de Canterbury, en este cargo sufrió
la incomprensión y rechazo de los suyos, especialmente de los obispos
filoanglosajones. Promovió la reforma eclesiástica y empleó muchas energías por
la comunidad de Christ Church de Canterbury, que se transformó en el centro
monástico intelectualmente más fructífero de Inglaterra. Murió en Canterbury.
No ha sido formalmente canonizado, aunque se ha permitido su apelativo de
“beato” por su defensa de la Eucaristía. Tiene culto local.
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