29/05 - Día Mundial de la Esclerosis Múltiple
La Esclerosis Múltiple (EM) es una
enfermedad crónica inflamatoria con un mecanismo de daño basado en la
auto-inmunidad. Esto quiere decir que parte del sistema inmunológico del
paciente se convierte en auto-agresivo dañando su Sistema Nervioso Central (SNC).
Dentro de éste, la principal víctima del daño es la mielina, una estructura de
naturaleza lipoproteica que envuelve las terminales nerviosas del cerebro y la
médula.
Hoy es la segunda causa de
discapacidad neurológica en adultos jóvenes, ubicándose detrás de las lesiones
traumáticas secundarias de encéfalo y médula, causadas por accidentes
vehiculares, y afecta a unos 2.5 millones de adultos jóvenes a nivel mundial.
A pesar de ser más frecuente en
otras áreas del mundo como en el norte de América y de Europa, donde su
prevalencia es de 250 por 100.000 habitantes, en nuestro país un estudio de
2016 estima que hay unos 15 mil argentinos que la padecen.
“Como la mayoría de
las enfermedades auto-inmunes, esta es una patología que se da con mayor
frecuencia en el sexo femenino, estableciendo una relación de tres mujeres por
cada hombre afectado, y comienza generalmente en la segunda o tercera década de
la vida. Si bien la causa de la enfermedad aún no está aclarada se sostiene la
importancia de una predisposición genética individual que se suma a la
exposición a un determinado factor ambiental aún no identificado”, explica el
Dr. Fernando Cáceres, médico neurólogo especializado en EM y Director General
de INEBA.
Entre sus síntomas se pueden
enumerar visión doble, disminución de la visión, falta de fuerzas, alteraciones
en la sensibilidad, falta de equilibrio y alteraciones esfinterianas, entre
otras; aunque en los comienzos se suelen dar recaídas y remisiones, observándose
síntomas varios y transitorios alternados con períodos de calma sintomática.
La forma clínica de recaídas y
remisiones es la más frecuente pero también hay formas progresivas como la
primaria progresiva (la versión más agresiva) y secundaria progresiva (con
recaídas y remisiones que se espacian con el tiempo).
Factores ambientales y
hábitos de vida vinculados a la Esclerosis Múltiple
“Si bien
existe una predisposición genética para el desarrollo de esta enfermedad, la
presencia de ésta por sí sólo no alcanza. Cada vez se identifican más factores
ambientales -tanto infecciosos como no- y de hábitos de vida como
co-responsables para la aparición de la EM así como su posterior actividad y
progresión”, manifiesta la Dra. María Laura Saladino, médica neuróloga de la
Clínica de Esclerosis Múltiple de INEBA.
Mientras que el déficit de
Vitamina D está relacionado con un aumento en la prevalencia de la enfermedad,
se ha comprobado que el fumador, tanto activo como pasivo, tiene más riesgo que
la población general de desarrollar EM. Además, hay otros factores de riesgo
que se relacionan con un peor pronóstico: la obesidad, el estrés, la ingesta
elevada de sal y el exceso en el consumo de alcohol y cafeína.
“Por otra parte, hay
investigaciones que han puesto el foco en la relación de la microbiota
intestinal -que son los millones de bacterias que conviven con nosotros en
nuestro intestino- con el desarrollo y evolución de la EM. Según estos
hallazgos, parecería que existe una conexión entre el intestino y el cerebro,
ya que la presencia de determinadas bacterias intestinales estaría asociada con
la enfermedad. Esto se está demostrando a nivel de estudios en animales y en
personas enfermas y abriría una nueva alternativa para su control en el futuro”,
relatan los especialistas.
Avances en los
tratamientos farmacológicos
Durante muchos años, desde que
Jean-Martin Charcoten describiera la enfermedad en 1868, no hubo ningún
tratamiento considerado eficaz. Fue recién en 1993, 125 años más tarde y con
los avances de la medicina, que apareció una medicación que disminuyó la frecuencia
de las recaídas y con ello la acumulación de discapacidad en el paciente.
A partir de entonces y hasta ahora
hubo una verdadera explosión en investigación y aprobación de nuevos medicamentos
en el mundo -la mayoría de ellas presentes en nuestro medio- para el
tratamiento de la EM a recaídas y remisiones.
“Actualmente el
espectro terapéutico se ha ampliado ya que se han aprobado medicamentos para
las formas progresivas de la enfermedad. El primer medicamento -un anticuerpo
monoclonal llamado Ocrelizumab- se utiliza para las formas primarias
progresivas de la enfermedad, es decir, para los casos más agresivos, que hasta
ahora no tenían tratamiento farmacológico alguno”, comenta el Dr. Cáceres.
Otra novedad está relacionada con
la aprobación de una droga para la EM secundaria progresiva, es decir, para
aquellas personas que inicialmente tenían recaídas y remisiones y luego de
varios años de enfermedad adquieren un patrón de progresión pero ya sin
recaídas o mucho más espaciadas en el tiempo.
Asimismo, para las formas “en
recaídas y remisiones” (la forma más común de ésta enfermedad) también han
aparecido medicamentos nuevos.
“Se trata de drogas
que tienen como objetivo la 'restauración del sistema inmune' del paciente.
Sería como resetear al sistema inmune como quien re-inicia una computadora para
intentar una remisión de la enfermedad por períodos prolongados. Lo novedoso de
estos tratamientos es que no requieren de una dosis de mantenimiento crónica
como los otros medicamentos disponibles”, amplía el especialista.
Como conclusión entonces hoy
podemos decir que todas las formas clínicas tienen tratamiento.
Otros tratamientos (no
menos importantes)
Otras formas de tratamiento están
relacionadas con el manejo sintomático. Las personas que padecen esta
enfermedad pueden tener muchos y variados síntomas y un adecuado manejo de los
mismos le asegura una mejor calidad de vida tanto a ellas como a su entorno.
“Hoy tenemos
disponibles herramientas que miden los resultados reportados por los pacientes
en relación al tratamiento, la salud física, el bienestar emocional y la
participación social, que en la práctica diaria ayudan a disminuir la brecha
entre la visión del médico y su realidad para lograr satisfacer las
preferencias y necesidades no contempladas. Además, contamos con múltiples
herramientas basadas en la tecnología que pueden simplificar actividades de la
vida diaria en los pacientes y la posibilidad de realizar una adecuada
neurorehabilitación que aseguran el éxito de los tratamientos”, explica la Dra.
Saladino. BP
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