La llegada del frío, en el caso
argentino desde mayo, trae aparejado un estado de alerta frente a un grupo de
enfermedades estacionales que son peligrosas. Según los datos más recientes del
área de vigilancia de la salud de la Dirección Nacional de Epidemiología y
Análisis de Situaciones de Salud del Ministerio de Salud y Desarrollo Social de
la Nación, a la semana 47 de 2018 se habían registrado 230.608 reportes de
bronquiolitis en menores de 2 años, lo que arrojó que si se hiciera un promedio
general anual representaría más de 600 casos por día. La Dra. Florencia Lución,
médica pediatra integrante de la subcomisión de Epidemiología de la Sociedad
Argentina de Pediatría (SAP), explicó que «la magnitud de estas cifras y la
cantidad de internaciones por esta causa, que fundamentalmente afecta a los
lactantes, representa un verdadero problema de salud pública y exige estar
alertas y concurrir a la visita al pediatra o al centro asistencial más cercano
ante la aparición de los primeros síntomas». Para la Dra. Viviana Aguirre,
también médica pediatra de la subcomisión de Epidemiología de la SAP, expresó
que, «en realidad hablar de casos promedio no expresa fehacientemente lo que
sucede en la vida diaria, ya que las infecciones respiratorias en general y las
bronquiolitis en particular, se repiten año tras año, pero con un marcado
incremento en la época invernal, sobre todo en los meses de junio y julio y en
menor medida, aunque también con mucha concentración de casos, en mayo y
agosto».
«La bronquiolitis es una inflamación
aguda y difusa del tracto respiratorio inferior (IRAB) causada por una
infección de origen viral. Es común en niños menores de 2 años y ocasiona
frecuentes visitas al médico y servicios de emergencias y se ha convertido en
una de las razones más comunes para la hospitalización en este grupo etario
durante los meses de otoño e invierno», expresó la Dra. Silvina Smith,
neumonóloga pediatra, y prosecretaria del Comité de Neumonología de la SAP.
«Los niños que sufren
bronquiolitis tienen una mayor predisposición a sibilancias recurrentes,
anormalidades en la función pulmonar e hiperreactividad de las vías aéreas
inferiores. Esta enfermedad, que afecta las vías aéreas inferiores o
bronquiolos, ataca en especial a los más pequeños y es la causa más frecuente
de internación en niños menores de un año», sostuvo por su parte la Dra.
Viviana Romanín, integrante de la subcomisión de Epidemiología de la Sociedad
Argentina de Pediatría.
El agente infeccioso más común que
causa la bronquiolitis es el virus sincicial respiratorio (VSR) y, con menor
frecuencia, otros virus como influenza (virus de la gripe) parainfluenza,
adenovirus y metapneumovirus. Estos virus se propagan fácilmente a través de
las gotitas aerosolizadas, que se expulsan cuando alguien enfermo tose,
estornuda o habla; también al tocar objetos compartidos, como utensilios o
juguetes.
Si bien en la mayoría de los
adultos estos virus suelen cursar solo como un resfrío común; en los menores de
2 años -sobre todo en aquellos que presentan alguna enfermedad de base o en los
lactantes menores de 6 meses, prematuros o de bajo peso o desnutridos- la
enfermedad puede llegar a comprometer su salud e incluso ser mortal.
Otros
factores que aumentan el riesgo de contraer bronquiolitis son la exposición al
humo del cigarrillo, la falta de lactancia materna, la falta de vacunación y el
hacinamiento.
«El impacto de las condiciones
ambientales en el riesgo de desarrollar bronquiolitis es considerable una vez
que el recién nacido es dado de alta del hospital y entra a la comunidad. La
exposición al virus sincicial respiratorio (VSR) es de particular preocupación
entre los lactantes prematuros, que tienen un riesgo aumentado de desarrollar
una enfermedad más grave o complicada debido a los niveles más bajos de anticuerpos
transmitidos por la madre, la capacidad pulmonar reducida para el intercambio
de gases y el riesgo mayor de obstrucción de las vías respiratorias
inferiores», afirmó la Dra. Graciela Muñecas, vocal titular del comité de
pediatría social de la SAP.
El cuadro clínico de la bronquiolitis se inicia de 1 a 3 días previos con congestión nasal (rinorrea), tos y, eventualmente, fiebre de escasa magnitud. Luego, progresa a síntomas y signos de obstrucción bronquial, como dificultad respiratoria con aumento de la tos, fatiga, agitación, retracción a la altura de las costillas y silbidos al respirar (sibilancias), que pueden durar 5-6 días. De acuerdo con la intensidad de los síntomas, el niño puede tener dificultad en la alimentación y el sueño y –ocasionalmente- pausas respiratorias que son más frecuentes a menor edad. En la mayoría de los casos, la recuperación es completa en menos de 2 semanas.
El cuadro clínico de la bronquiolitis se inicia de 1 a 3 días previos con congestión nasal (rinorrea), tos y, eventualmente, fiebre de escasa magnitud. Luego, progresa a síntomas y signos de obstrucción bronquial, como dificultad respiratoria con aumento de la tos, fatiga, agitación, retracción a la altura de las costillas y silbidos al respirar (sibilancias), que pueden durar 5-6 días. De acuerdo con la intensidad de los síntomas, el niño puede tener dificultad en la alimentación y el sueño y –ocasionalmente- pausas respiratorias que son más frecuentes a menor edad. En la mayoría de los casos, la recuperación es completa en menos de 2 semanas.
No
existe tratamiento específico. La mayoría de los casos se maneja en forma
ambulatoria y aproximadamente el 3% de los pacientes requerirá internación para
administración de oxígeno.
Para la prevención y sólo en casos
especiales se aplica en forma inyectable un anticuerpo monoclonal para evitar
la infección por virus sincicial respiratorio en bebés de alto riesgo como
prematurez, enfermedad cardíaca congénita clínicamente significativa o
displasia broncopulmonar, entre otras muy precisas.
«Es importante destacar una serie
de medidas que disminuyen el riesgo de padecer la enfermedad como: estimular la
lactancia materna (existe evidencia de pasaje de anticuerpos protectores),
evitar la exposición al tabaquismo (ya que el humo del cigarrillo y sus
partículas nocivas permanecen en ambientes y vestimentas por mucho tiempo,
generando inflamación y predisposición a infección en los niños), evitar el
contacto de bebes con personas resfriadas o con enfermedad respiratoria aguda
(los niños tienen alta carga viral, contagian más, por ello no se los debe
enviar al jardín cuando enferman), estimular la rutina de lavado frecuente de
manos con agua y jabón, limpiar y desinfectar las superficies y objetos como
juguetes y las manijas de las puertas y cubrirse la boca y nariz con el
antebrazo al toser o estornudar para evitar el contagio», advirtió la Dra.
Gisela Martinchuk Migliazza, médica pediatra neumonóloga, secretaria del Comité
Nacional de Neumonología de la SAP.
«Entre las vacunas que sugiere el
Calendario Nacional de Vacunación, hay muchas que protegen contra agentes
productores de infecciones respiratorias agudas (IRAB), como ser las vacunas
antipertussis, antisarampionosa, antiHaemophilus influenza b, antigripal y
antineumocócica», destacó Leonardo De Lillo, secretario del comité de medicina
interna de la SAP.
Los especialistas observaron una
fuerte relación de la bronquiolitis con la vulnerabilidad social de las
familias, que se expresa en una baja calidad alimentaria, en controles
insuficientes del embarazo y del niño sano, en viviendas y entornos familiares
precarios, en hacinamiento, en la falta de acceso al agua potable y cloacas,
contaminación ambiental, y con el nivel educativo del adulto a cargo de la
crianza.
«Los resultados sanitarios se
asocian significativamente con la mejoría en las condiciones de vida de las
niñas, niños y sus familias, junto con el acceso oportuno a los servicios de
salud y la comunicación permanente entre la familia y el equipo de salud»,
concluyó la Dra. Virginia López Casariego, secretaria del Comité de Pediatría
Social de la SAP. BP
No hay comentarios.:
Publicar un comentario