“Se calcula que el 1% de la
población tiene hepatitis C. De esa cifra sólo están diagnosticados y tratados
el 1% de ellos. El resto no lo sabe. Las principales causas de este tipo de
lesiones son el consumo abusivo de alcohol y la infección por virus de
hepatitis B y C. En cifras, la hepatitis B es considerada la octava causa de
muerte en el mundo, mientras que la C es la primera causa de trasplante
hepático en occidente”, explicó el jefe de consultorio externo de Gastroenterología y Hepatología del Hospital
de Clínicas, Esteban González Ballerga.
Al respecto, el Dr. González
Ballerga sostuvo que las formas de prevención son claras: “Lo principal es
acudir al médico. Todas las personas mayores de 50 años, tengan o no
antecedentes, deberían realizarse estudios para detectar infección por
hepatitis C, al menos una vez en la vida. Asimismo, toda la población
sexualmente activa y/o en estado fértil debería estar estudiada y vacunada
contra el virus de la hepatitis B. En cuanto al alcoholismo, la prevención es
la abstinencia o la contención profesional, en los casos más severos”.
El estado avanzado de lesión
hepática se conoce como cirrosis. Desde el punto de vista del hepatólogo, “tratar
una cirrosis causada por una hepatitis es enfrentarse a una situación que se
podría haber prevenido. La clave es el diagnóstico precoz y el tratamiento
oportuno, antes de llegar a una lesión severa del hígado”, aseguró el
especialista. Cabe destacar además que estas afecciones no generan síntomas
hasta que es demasiado tarde.
Como conclusión, González Ballerga
señaló que “el avance de la medicina en la actualidad brinda excelentes
perspectivas, los tratamientos médico-farmacológicos funcionan muy bien. Un
paciente con cirrosis en el pasado tenía los peores pronósticos y hoy día es
tratable”. Si se retira la causa de la lesión, es decir, si se combate el virus
o se evita el consumo de alcohol, la lesión puede incluso retroceder. Si el
paciente no está compensado, es un poco más difícil desandar el camino, pero
aún así hay perspectivas de tratamiento.
¿Qué es lo que más daña
al hígado?
“Las enfermedades hepáticas son un
grupo de alteraciones que se producen en las funciones del hígado, ya sea en la
producción de bilis, en la síntesis de factores que actúan en la coagulación,
etc. generando ya sea un daño agudo y/o un daño crónico. Este daño, a su vez,
puede ser congénito (desde el nacimiento) o ser adquirido (sobre un hígado
previamente sano)”, explicó el jefe del Servicio
de Hepatología del Hospital Alemán, Dr. Ricardo Mastai.
Teniendo en cuenta las múltiples
funciones que realiza el hígado, este órgano puede ser atacado a menudo por
diferentes factores: virales, sustancias tóxicas, medicamentosas, sin importar
el sexo o la edad o la condición social.
Sin embargo, debe destacarse que “el
hígado es un órgano muy noble, que puede seguir trabajando a pesar de estar muy
dañado, porque en general, en un comienzo, produce pocos síntomas, y por eso
muchas personas con problemas hepáticos pueden no ser conscientes de padecer
una enfermedad”, señaló Mastai, quien enumeró las causas más comunes de
enfermedad hepática: “Metabólicas, infecciosas (daño por virus, bacterias,
parásitos), depósito de sustancias tóxicas (exceso de cobre, hierro, grasa ),
daño hepático directo (alcohol, fármacos) y formación de tumores (benignos,
malignos)”.
En ese sentido, ahondó que “existe
un número importante de fármacos que pueden producir una hepatitis
medicamentosa”. “Los analgésicos, fármacos para el dolor, y los antipiréticos,
y en especial el paracetamol, para la fiebre, son una causa frecuente de
inflamación del hígado -sostuvo el especialista-. Estos medicamentos pueden
causar daño en dosis similares a la dosis terapéutica recomendada. Sin embargo,
las personas que ya tienen una enfermedad hepática preestablecida son las que
están más propensas a presentar una hepatitis tóxica”.
Sobre cómo cuidar al hígado, el
Dr. Mastai destacó que fundamentalmente evitando los siguientes factores de
riesgo:
·
Ingerir agua y/o alimentos
contaminados
·
Tener sobrepeso u obesidad
·
Llevar una vida sedentaria
·
Abusar del consumo de bebidas
alcohólicas
·
Uso de sustancias tóxicas, drogas
intravenosas
·
Automedicación
·
Tener sexo inseguro
·
Hacerse tatuajes, piercing,
acupuntura en condiciones no higiénicas
·
Compartir agujas contaminadas
·
Tener algún tipo de enfermedades
como la hemofilia, estar en diálisis o haber recibido un trasplante de un
órgano
Desde el 2011, cada 28 de julio se
celebra el Día Mundial contra la Hepatitis, una de las nueve campañas emblemáticas de salud que la Organización de la Salud (OMS) organiza
anualmente. Esta fecha se eligió por ser el cumpleaños del Dr. Baruch Blumberg,
científico ganador del premio de Nobel que descubrió el virus de la hepatitis B
(VHB) y desarrolló pruebas para detectar el virus y vacunas contra la
enfermedad.
Después de la publicación de la
estrategia mundial del sector de la salud contra las hepatitis víricas,
2016-2021, que incluye metas sobre la eliminación de la enfermedad para 2030,
las campañas por el Día Mundial contra la Hepatitis tuvieron un tema general
común: “Eliminar la hepatitis". Al mismo tiempo, cada año se hace hincapié en un tema específico nuevo
para crear conciencia e instar a emprender las medidas necesarias para lograr
las metas mundiales.
Para el Día Mundial contra la
Hepatitis 2019, la OMS decidió
adoptar el lema “Es hora de invertir en la eliminación de las
hepatitis" y centrarse en la necesidad de
incrementar el financiamiento para los servicios de prevención, prueba,
tratamiento y atención de la hepatitis en el contexto de la cobertura universal
de salud. BP
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