Los sofocos también llamados bochornos pueden ser
increíblemente molestos, dejándote con el corazón palpitante, la piel
enrojecida y, a veces incluso con tu camisa mojada de sudor, causándote también
escalofríos. Si bien es cierto que generalmente están asociados con la
menopausia y la perimenopausia (el período justo antes de la menopausia), las
mujeres (y los hombres) pueden experimentarlos. Sin embargo, hay una serie de
razones por las que podrías estar experimentando sofocos. A continuación se
muestran los desencadenantes más comunes y qué hacer al respecto:
1. La menopausia
La menopausia es la causa más común de los sofocos.
La menopausia ocurre cuando los ovarios dejan de liberar óvulos y los niveles
de estrógeno y progesterona son más bajos. Como resultado, estos cambios
hormonales pueden afectar la capacidad de tu cuerpo para regular la
temperatura.
Consejo: si sientes que tus síntomas son graves, tu médico
podría sugerirte una terapia de reemplazo hormonal (TRH). Este tipo de
medicamento incluye estrógeno que ayuda a controlar los niveles de hormonas y
aliviar los síntomas de la menopausia, incluidos los sofocos y la sudoración
nocturna. Sin embargo, ten en cuenta que existen riesgos al someterse a la TRH.
Según la Sociedad Americana del Cáncer,
los estudios han asociado la TRH con un mayor riesgo de cáncer de mama.
2. Tratamiento para el cáncer de mama
Los sofocos y los sudores nocturnos también pueden
ser un efecto secundario del tratamiento del cáncer de mama. La radiación y la
quimioterapia pueden causar la menopausia prematura en mujeres jóvenes, y las
mujeres mayores pueden entrar en la menopausia debido a la quimioterapia.
Consejo: para ayudar a controlar tus síntomas, limita el consumo de comidas
picantes y bebidas calientes y evita las duchas con agua caliente, saunas y los
desencadenantes, como el estrés y el alcohol. Un gran remedio sería tomar una
ducha fría antes de acostarte y bajar la temperatura en tu dormitorio. Duerme
con sábanas frescas y edredones hechos con materiales naturales, como algodón,
lino y seda.
3. Medicamentos recetados
Los sofocos pueden ser el resultado del efecto secundario
de muchos medicamentos comúnmente recetados, principalmente opioides,
antidepresivos y algunos medicamentos para la osteoporosis. Algunos esteroides
se usan para tratar la hinchazón que también puede provocar sofocos. Los
hombres que se han sometido a una cirugía para extirpar uno o ambos testículos
también pueden experimentar sofocos.
Consejo: Pon atención a los síntomas poco después de tomar
un nuevo tratamiento con medicamentos. Si esa es la causa, infórmale a tu
proveedor de atención médica qué es lo que está sucediendo para que puedan
cambiar el medicamento por otro similar que no te haga sentir calor.
4. Exceso de peso
La grasa
corporal es metabólicamente activa, lo que ayuda a explicar los vínculos entre
la obesidad y algunos tipos de cáncer. Debido a que el exceso de peso puede
alterar tu metabolismo, también puede promover los sofocos. Si bien puede sonar
como un remedio predecible, la dieta y el ejercicio pueden brindar alivio,
especialmente si tienes sobrepeso u obesidad.
Consejo: En un estudio de 2010 de la Universidad de California, se descubrió que las mujeres obesas que
comían de manera saludable y hacían ejercicio 200 minutos por semana tenían el
doble de probabilidades de presentar menos sofocos.
5. Alergias o sensibilidad a ciertos alimentos
Todos experimentamos un sofoco cuando comemos
comida muy picante. Pero, si tienes una alergia o intolerancia a los alimentos
no identificada, tal vez algo en tu dieta podría ser la causa. El alcohol, la
cafeína y los aditivos como los sulfitos son desencadenantes comunes.
Consejo: presta atención a cómo reacciona tu cuerpo la próxima vez que ingieras
alguno de ellos, y podrás notar una correlación. Si eso no ayuda, habla con un
médico o un nutriólogo registrado y busca una dieta de eliminación
estructurada.
6. Ansiedad
El estrés y la ansiedad a menudo se usan
indistintamente. Sin embargo, la ansiedad se refiere al lado físico de las
emociones como el estrés, el miedo o la preocupación. Un corazón acelerado y
una inquietud nerviosa son dos de los síntomas clásicos de ansiedad. Sentirte
ansioso también puede causar síntomas incómodos.
Consejo: si la ansiedad es la causa de tus sofocos, recuerda respirar, este es
un ejercicio simple que puede ayudarte a calmar la ansiedad. El ejercicio, la
meditación y el yoga también son eficaces para combatir la ansiedad.
7. Una habitación calurosa
La temperatura de tu cuerpo fluctúa naturalmente a
lo largo de la noche, por lo que es común que las mujeres y los hombres se
despiertan en medio de la noche sintiendo bastante calor o incluso sudando.
Consejo: Baja el termostato o dormir con menos mantas o ropa puede ser
suficiente. También puedes probar con sábanas de enfriamiento y edredones
ligeros para evitar sudores nocturnos. JQ
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