¿Cómo hacer presente hoy a
Jesús resucitado?
Aunque a
muchos nos cueste, hay maneras simples de hacer presente a Jesús
en distintas formas en nuestra vida diaria. En nuestro trabajo, en nuestro
hogar y en hasta en todo lo que hagamos y expresemos.
A
continuación, te presentamos 9 formas de hacerlo:
1. A través del encuentro personal con Jesús. Él está «con nosotros» de
cuerpo presente en la Santísima Eucaristía, y también están «en nosotros» por
medio del Espíritu, en cómo nos expresamos, en las obras buenas que hacemos.
2. Desarrollar nuestros sentidos (ver, oír,
tocar, etc.) para
saborear la presencia del Señor crucificado y resucitado en nosotros mismos, en
la gente buena que nos rodea y en cualquier signo de esperanza y amor que nos
sale al camino.
3. Presentar en la oración al Señor todos los problemas de nuestra vida, y
preguntarle: ¿Qué piensas de esto? ¿Cómo harías Tú en mi lugar?
4. Salpicar nuestra conversación
con frases como
«Gracias a Dios», «Gracias a Dios y a la Virgen», «Providencialmente», «¡Dios
mío qué bueno!». «¡Santísimo Jesús!».
5. Conservar la tradición de pedir
la bendición; de decir al despedirse en la noche ‘Hasta
mañana’, respondiendo: ‘Si Dios lo permite’. Y decir al encontrarse en la
mañana ‘Buenos días’, respondiendo: ‘Buenos días en Dios’. Los cónyuges
también deben pedirse la bendición a diario al despedirse cada uno a sus
labores o cuando alguno salga por un mandado. Es muy importante la bendición de
los cónyuges el uno con el otro en el Matrimonio.
6. Poner a los hijos nombres de
santos/as, y
contarles acerca de su vida. Esto no puede perderse.
7. Antes de las comidas al menos
hacer la señal de la cruz. Pero también hacer que el
más pequeño de la casa rece algún verso fácil. Por ejemplo: ‘El Niño Jesús
nació en Belén; bendiga la mesa y a nosotros también’. ‘Familia que reza unida,
se mantiene unida’.
8. Tener cuadros o símbolos
religiosos en
la casa, en la habitación, en el cuello o muñecas. Algunos muy valientes
les he visto con un Rosario como empuñado en su mano y les van rezando a
la Virgen y a Jesús.
9. Y, sobre todo, amarlo y
servirlo cada día, con sencillez y esperanza, en nuestros hermanos
más sencillos, más pobres, más necesitados. Sabiendo que en ellos es a Él a
quien estamos amando y sirviendo. Tratar a todos con respeto y alegría. JMdeT
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