En 'El libro
que tu cerebro no quiere leer' (Urano, 2019), del escritor e investigador
español David del Rosario, el autor plantea, mediante relatos de situaciones
personales y sociales (reales), la lucha diaria que vivimos con nuestro cerebro
y sistema perceptivo en el mundo moderno. No sabemos si en otras épocas fue así
también, pero el hiperestímulo y la multitarea de las sociedades modernas no
colaboran a la satisfacción y a la felicidad. Lo intuimos, lo sabemos.
Son los sabios de Oriente, budistas a hinduistas,
quienes se han dedicado más profundamente a analizar el funcionamiento de la
mente y sus trampas (de esto dieron cuenta en sus textos sagrados).
El concepto de 'maya' (o 'maia') en sánscrito
explica la ilusión que nos rodea, el sueño de una separación o dualidad entre
nosotros y el mundo, creada por la mente, atrapada en sus enredos. Nos vamos al
pasado o al futuro con extraordinaria facilidad, cuando lo único que tenemos es
el instante y la materia que nos rodea.
Escribe David del Rosario: El 99% de las veces que
sentimos miedo, éste proviene de estímulos internos, es decir, nuestros propios
pensamientos. 'No sé cómo voy a pagar el seguro del coche', 'es imposible
entregar el proyecto a tiempo', 'llevo 3 noches durmiendo en el sofá'.
El miedo en nuestras sociedades ya no viene dado
por problemas de la estepa o animales salvajes, sino por el funcionamiento de
nuestra propia cabeza.
Vivir constantemente estresados tiene un impacto
directo sobre la esperanza de vida, la salud y la felicidad. Vivimos saturados,
dispersos entre la casa, el correo electrónico, WhatsApp, Netflix. Cuando
queremos usar la concentración para descartar pensamientos y rehabilitar el
cerebro, ¡estamos agotados!
“Detrás de la biología del miedo moderno hay un
pensamiento raíz, y detrás de esa raíz se encuentra la costumbre de tratar de
no sufrir, sufriendo. Llevamos siglos usando el miedo como crema protectora
frente al sufrimiento, y acabamos de darnos cuenta de que su factor de
protección es cero. Seguimos sufriendo. Después de tantos intentos
desesperados, no queda otra que empezar a mirar adentro, empezar a arar y
cultivar nuestro campo mental, sacando cada traza de miedo a la luz de la
consciencia. Aquí el miedo se transforma”, continúa el autor.
Qué obtenemos si ponemos atención brevemente sobre
la mente y nos preguntamos ¿Cómo me hace sentir este pensamiento?
'El poder del ahora', del alemán
Eckhart Tolle, publicado en 1997, fue uno de los pioneros en reflotar el tema
de la atención consciente, cuando Internet y los trabajos modernos, la familia,
ya estaban produciendo desequilibrios neuróticos.
Pero más allá de la literatura sobre el tema, la
ciencia tiene otros aportes. Según la Dra. Nadia Giraudo, referente en redes
sociales en temáticas de crecimiento personal y el poder de nuestra mente para
enfermarnos y sanarnos, y autora del libro 'Medicina
Cuerpo Mente Alma': “Hasta no hace muchos años, el paradigma imperante
entre los estudiosos del tema nos decía que una vez que establecíamos ciertas
conexiones neuronales, éstas eran para siempre, y lo que es peor, que 'neurona
que moría era neurona que se perdía', ya que no se replicaban como las demás
células del organismo”.
“Hoy en día, las neurociencias más modernas nos
traen la buena noticia de que esto no es así... No sólo que es posible la
replicación neuronal y el recuperar algunas de las que por diferentes motivos
se van perdiendo, sino que las conexiones entre ellas son total y absolutamente
maleables, permitiéndonos hacer nuevas asociaciones mentales y tener
entendimientos diferentes sobre lo que nos está sucediendo, donde antes ya se
había establecido otro modo de ver esa situación. A esta forma de entender algo
determinado, se le llama 'creencia': es lo que 'creo' que es una determinada
cosa que estoy viendo o viviendo”. ¿Para qué nos sirve esto a los seres
humanos? Resumidamente, para evolucionar, crecer, superar obstáculos y cambiar
aquello que nos limita o lastima.
Dice la Dra. Giraudo: “Una vez que encontramos esa
creencia que hacía que hasta hoy entendamos 'esa situación' de 'esa manera'
dolorosa o limitante, trabajamos en establecer nuevas conexiones neuronales en
torno a eso para que así como antes 'en piloto automático' se disparaban ideas,
sensaciones y decisiones que nos alejaban de la plenitud, puedan empezar a
automatizarse las gobernadas por estas nuevas conexiones, más alineadas a
nuestro ser y recursos actuales, acercándonos así a la felicidad”.
Lograr la
atención plena
Los neurotóxicos limitan mucho la atención. La
multitarea también. Las redes sociales, también. El ego, y la dependencia de
las miradas ajenas, también.
Le pedimos a Mónika Correia Nobre, astróloga,
instructora de meditación y fundadora de Astroflor Escuela de Antakarana, que
nos proporcionara algunas claves de la atención plena.
Ella dice: “Modificar los comandos es una tarea
relativamente simple gracias a la neuroplasticidad del cerebro, que es el
órgano que procesa los estímulos donde interactúan nuestro 'yoes' internos.
Para esto, la práctica lo es todo. La manera más simple es entrenar la atención
plena, cuya técnica podría resumirse en la capacidad que tenemos todos de
enfocarnos por completo en una sola cosa. Al hacerlo de manera intencional
durante el tiempo suficiente, se genera un estado mental donde la conciencia
ampliada habilita el contacto con el yo real, la mente silenciosa”.
Enfocarse es una práctica que puede realizarse con
las tareas más sencillas de la vida cotidiana, como al caminar o tomar té,
dibujar o leer, es un primer paso.
Suele ser más fácil enfocarse en una tarea dentro
de un ambiente silencioso, sobre todo, al principio de la práctica. Aunque, por
ejemplo, poner atención en el canto de un pajarito que pasa cerca, puede ser
igualmente efectivo.
Si estamos dando una caminata, podemos observar
atentamente y sin juzgar cada paso, prestar atención a la masa de pizza que
amasamos. La idea es siempre la misma: permanecer por completo identificado y
atento en la acción. La mejor manera de comenzar a entrenar es por pequeños
momentos, un par de minutos son suficientes, pero con la voluntad puesta en
seguir entrenando. Hay que tener presente que las costumbres de la mente o de
las emociones continuarán durante un tiempo. Si, por ejemplo, tenemos el hábito
de amasar para descargar la tensión mientras pensamos en la última discusión o
problema, o en lo apurados que estamos porque hay mucho para hacer, la mente
desenfocada del momento presente perderá la oportunidad de anclarse en el yo
real.
Observar los pensamientos que viajan en nuestro
interior nos permite revelar cuáles son las emociones asociadas, lo cual
influirá en nuestro humor, estado de salud y vida en general. Proponernos
utilizar pequeños momentos de la vida cotidiana para conectar, sin presión,
pero de manera sostenida.
Las Claves
‘Desenchufar’ el cerebro
1. Observar la
forma de objetos inspiradores o bellos.
2. Observar la
naturaleza: flores, plantas, cielo, mar.
3. Observar
los diferentes colores y formas de las sombras en el suelo.
4. Percibir el
cuerpo haciendo movimientos mínimos o en cámara lenta.
5. Observar la
respiración, al inhalar, al exhalar.
6. Escuchar
atentamente sonidos del ambiente por breves instantes.
7.
Identificarnos con la acción que estamos realizando, cualquiera sea. BP
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