Fundadora,
24 de Agosto
Martirologio Romano: En Tulcan, Ecuador, beata María Encarnación (María Vicenta) Rosal,
virgen, fundadora de la Congregación de Hermanas Betlemitas, con el fin
principal de reivindicar la dignidad de la mujer y formar cristianamente a las
niñas. († 1820)
Fecha de beatificación: 4 de mayo de 1977, por el Papa
Juan Pablo II.
Nacida en
Quetzaltenango, Guatemala, el 26 de octubre de 1820, en un hogar cristiano,
creció en un ambiente de fe. Fue bautizada por sus padres como María Vicenta
Rosal Vásquez, pero al asumir su vocación religiosa cambió su nombre por el de
María Encarnación Rosal del Corazón de Jesús. A los 15 años ingresó en el
Beaterio de Belén, en la ciudad de Guatemala, institución que estaba bajo la
jurisdicción de los padres Betlemitas, fundados por san Pedro de Betancour.
Recibe el hábito de manos del último padre Betlemita, Fray José de San Martín,
y toma el nombre de María Encarnación del Sagrado Corazón. Insatisfecha con la
vida en el Beaterio, pasa al convento de las «Catalinas», para retornar luego a
su «Belén», donde es elegida Priora; trata de reformarlo, pero al no lograrlo
decide fundar otro donde se vivan las Constituciones que ella había redactado y
que habían sido aprobadas por el Obispo. Lo logra en Quetzaltenango, su tierra
natal.
Su vida y obra
logra conservar el carisma del fundador, beato Pedro de Betancour. «A la luz de
la encarnación, de la Navidad y de la muerte del Redentor», la Congregación
vive el espíritu de reparación de los dolores del Sagrado Corazón de Jesús,
dedica el 25 de cada mes a la adoración reparadora. El ansia por la gloria de
Dios y la salvación de los hombres la lleva a «servir con solicitud al hermano
necesitado», y a dar «impulso a la educación de la niñez y de la juventud en
los colegios, escuelas y hogares para niñas pobres», como también a «dedicarse
a otras obras de promoción y asistencia social».
En 1855, la
reformadora de la Orden Betlemita inició formalmente su trabajo religioso por
la comunidad, fundando en Quetzaltenango dos colegios, pero su obra fue
interrumpida al iniciarse la persecución del gobernante Justo Rufino Barrios
(1873-85), quien expulsó del país a varias órdenes religiosas. Con el fin de
continuar su labor evangelizadora, la reformadora de la Orden Betlemita llegó a
Costa Rica en 1877. Ahí fundó el primer colegio para mujeres en Cartago, a 23
kilómetros de esta capital, donde se asienta la basílica de la Reina de los
Ángeles, Patrona de Costa Rica.
En 1886, la
Madre Encarnación fundó un orfelinato-asilo en San José. Sin embargo,
nuevamente debió abandonar el país en 1884 cuando otro gobierno asumió el
poder, expulsó a las órdenes religiosas e impuso la educación laicista. La
Madre Encarnación funda casas también en Colombia y Ecuador, y sufre el
destierro que le imponen las autoridades Guatemaltecas. Luego de abandonar
Costa Rica, se instaló en Colombia y en la ciudad de Pasto fundó otro hogar
para niñas pobres y desamparadas. La religiosa es considerada como una de las
impulsadoras de la formación integral de la mujer en el continente
latinoamericano.
La infatigable
peregrina, estableció posteriormente la Orden Betlemita en Ecuador, en Tulcán y
Otavalo. La madre María Encarnación falleció el 24 de Agosto de 1886 tras
caerse del caballo que la transportaba de Tulcán al Santuario de Las Lajas, en
Otavalo. Su cuerpo fue trasladado a Pasto donde se conserva incorrupto luego de
110 años. Fue beatificada el 4 de mayo de 1997 por SS Juan Pablo II.
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