Es un sano ejercicio hacer examen de conciencia con frecuencia para ir ordenando la vida. En este ejercicio no es poco frecuente mirar todo aquello que hacemos
(y qué hacen los demás) como si fuera pecado y que Dios seguro está muy molesto
con nosotros.
En nuestra vida espiritual es bueno ser cuidadosos, piadosos y
esforzados, pero siempre es bueno tener cuidado y pensar si en mi modo de
actuar hay un fariseismo un poco escondido. Ese que se da golpes de pecho y se
cree mejor que los demás, o peor aún, ese que cree que por mil practicas
externas que cumple ya ha convertido completamente su corazón y está listo para
ganarse el Cielo.
Para comprender un poco más qué significa ser escrupuloso y cómo afecta esta
actitud a nuestra vida espiritual, te dejo
estos 5 puntos que te pueden ser muy útiles.
1. Algo bueno puede resultar... malo
1. Algo bueno puede resultar... malo
Yo soy también de ese club, el de los escrupulosos. Les cuento una
anécdota. Soy profesor de Educación Física y deportes. Ahora no ejerzo la
docencia, pero en aquellos años, intentaba ir al trabajo en bicicleta cada vez
que podía. Para ello, obviamente procuraba usar una buena dosis de desodorante
y perfume, pues el trayecto lo hacía pedaleando a toda velocidad (pues
frecuentemente iba atrasado) y siempre he sido escrupuloso con el asunto del
olor corporal. Siempre siento que sudo más de la cuenta y me avergüenzo de ello. Un
buen día, llegando de mi viaje en bici, entré a la sala de profesores y una
colega que se acerca a saludarme, arruga la nariz y me dice con mucho
desagrado: «uff, estás pasado a perfume». Sinceramente me sentí muy abrumado.
Se me cruzaron los cables, usé más perfume de lo adecuado, en vez de
estar agradablemente fragante, estaba incómodamente hediondo, pero no era olor
a sudor, sino que a perfume; el olor bueno se volvió malo y la experiencia me produjo un crisis en la que descubrí lo escrupuloso
que soy respecto a los olores y eso me llevó a darme cuenta que también lo era
con mi fe.
¿Cómo es posible que algo que utilizo para
serle agradable a los demás y que me hace bien a mí, se vuelva desagradable y
haga sentir a los demás incómodo?
2. La relación con Dios se trata de amor y no de señalar
2. La relación con Dios se trata de amor y no de señalar
La experiencia personal con Jesús y la vida espiritual deberían ser un
agradable perfume para nuestras vidas, un aroma que atrae a los además, que los
hace sentirse amados, aceptados, en donde saben que ese aroma podemos
compartirlo con ellos. Pero lamentablemente no pocas veces, me he visto a mí y
a otros hermanos en la fe, pestilentemente hediondos a fe. Hacen de la fe algo
que los esclaviza a sí mismos y a todo aquel que los rodea.
La tentación es caer en los escrúpulos, en
mirar la realidad, la propia vida y la de los demás desde el palco del pecado. Evaluar todas las situaciones desde la óptica de si “es o no es
pecado”, pudiendo mirarla desde el amor preguntándonos “estoy o no estoy
amando”. Los escrúpulos pueden llegar a ser una enfermedad espiritual que, más
que hacernos vivir la libertad de los hijos de Dios, nos vuelve esclavos del
pecado, incluso aunque no pequemos, pues el centro de nuestra vida espiritual
no es amar y tener una relación de fidelidad con Dios, sino saber si lo que veo
en la tele, lo que como, lo que hablo o lo que sea que haga, es pecado o no lo
es.
3. ¿Qué significa ser escrupuloso?
3. ¿Qué significa ser escrupuloso?
Quizás no es una palabra muy conocida para todo esto de los escrúpulos,
pero estoy seguro que al menos en la práctica, estás familiarizado con lo que
ella significa: «…el escrúpulo es la duda irrazonable sobre la moralidad de un acto
hecho o por hacer. La persona escrupulosa vive preocupada viendo pecado donde
no lo hay».
Un escrupuloso, aunque quizás vive muy consciente de su pecado, no vive
muy consciente del amor y misericordia de Dios, y junto con ello, encuentra
formas rebuscadas para decirse a sí mismo que, aún aquellas cosas que hizo bien
y que resultaron bien, tienen algo de malo.
4. ¿Estás siendo escrupuloso?
4. ¿Estás siendo escrupuloso?
Un ejemplo típico es la falsa humildad. Alguien
escrupuloso, cuando realiza alguna acción digna de ser reconocida en público,
se esconde, evita la felicitación de sus pares, pues cree que pecará de
vanidoso y orgulloso; al mismo tiempo siente que lo que hizo en realidad no es
tan bueno y que felicitarlo no hará más que convertirlo en alguien mediocre.
Un escrupuloso, confiesa el mismo pecado varias veces, no importa si ya
no lo comete, pues lo que le ocurre es que nunca se siente perdonado. De hecho,
confiesan aquellas cosas de las cuales ni siquiera están seguros si son pecados o
no, simplemente las confiesan por si las moscas. Creen que todo lo que hacen
ellos y los demás es pecado y los lleva al infierno.
5. Algunos consejos para dejar de serlo
5. Algunos consejos para dejar de serlo
Vivir en medio de los escrúpulos, hace que cada paso sea realizado con
temor; que cada acción sea vivida con la angustia de estar haciendo algo malo y
que ofende a Dios. Los escrúpulos atentan contra la libertad que el
mismo Jesús ganó para nosotros.
Si bien es materia importante (no solo de estudio, sino que de reflexión
y sobre todo de oración) mantenernos alejados del pecado, lo
importante es que recordemos a diario que nuestro Dios, es un Dios que ama a
los pecadores, que siendo así, como somos, nos trata como sus
predilectos y que no mira aquellas faltas que hemos cometido sino que nos
recibe con los brazos abiertos cada vez que deseamos volver a casa arrepentidos
de nuestras faltas.
SC
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