El
control intensivo de la presión arterial es más eficaz para disminuir la
velocidad de acumulación de lesiones de la sustancia blanca que el tratamiento
estándar de la HTA, según el Ensayo de
Intervención de Presión Arterial Sistólica de los Institutos Nacionales de la
Salud (SPRINT) de Estados Unidos.
Los
resultados, que se publican en JAMA,
complementan un estudio previo publicado por el mismo grupo de investigación
que mostró que el tratamiento intensivo redujo significativamente las
posibilidades de que los participantes desarrollaran un deterioro cognitivo
leve.
“Estos
resultados iniciales respaldan un creciente cuerpo de evidencia que sugiere que
controlar la presión arterial puede no solo reducir el riesgo de ACV y
enfermedad cardiaca, sino también de pérdida cognitiva relacionada con la edad”,
señaló el Dr. Walter J. Koroshetz, director del Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes
Cerebrovasculares (NIH).
Las
lesiones de la sustancia blanca, que aparecen de color blanco brillante en las
imágenes de resonancia magnética, representan un aumento en el contenido de
agua y reflejan una variedad de cambios en el interior del cerebro, incluido el
adelgazamiento de la mielina, el aumento de las reacciones de las células
gliales a las lesiones, los vasos sanguíneos cerebrales con fugas o múltiples
derrames cerebrales. Estos cambios están asociados con la presión arterial alta
o hipertensión.
Como
se describe en el sitio web 'Cuida tus riesgos' del NIH, varios estudios han
sugerido que las personas que tienen HTA tienen una mayor probabilidad de
acumular lesiones en la sustancia blanca y también de experimentar trastornos
cognitivos y demencia en un futuro. Estas observaciones se probaron en el SPRINT Memory and Cognition in Decreased
Hypertension (MIND), un ensayo clínico aleatorizado
gold standar, que examinó si controlar los niveles de presión arterial
podría prevenir o retrasar la progresión de la lesión de la sustancia blanca y
el envejecimiento de los trastornos cerebrales.
“Estos
hallazgos en las lesiones de la sustancia blanca, principalmente en el control
agresivo de la presión arterial, son alentadores a medida que continuamos
avanzando en la ciencia de comprender y abordar las complejidades de las
enfermedades cerebrales como el Alzheimer y las demencias relacionadas”,
explicó el Dr. Richard J. Hodes, director del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento del NIH (NIA).
Iniciado
en 2010, el estudio SPRINT, apoyado
por el NIH, inicialmente permitió a los científicos comparar los efectos del
control de la presión arterial estándar con el control intensivo sobre la salud
y la mortalidad cardiovascular. Más de 9.300 adultos menores de 50 años y con
un alto riesgo de enfermedad cardiovascular recibieron un tratamiento estándar,
lo que redujo la presión arterial sistólica. En agosto de 2015, el NIH concluyó
el ensayo después de que los resultados iniciales mostraron que 3,3 años de
tratamiento intensivo redujeron significativamente las tasas de muerte y
enfermedad cardiovascular.
El
subestudio permitió a los científicos de 27 centros clínicos examinar los
efectos que estos tratamientos tenían en el cerebro al medir la función
cognitiva y la adquisición de imágenes de resonancia magnética en un
subconjunto de participantes del SPRINT.
Los
investigadores compararon escáneres cerebrales de 449 participantes que fueron
tomados al momento de la inscripción y cuatro años después. Durante este
tiempo, el aumento promedio en el volumen total de las lesiones de la sustancia
blanca en las exploraciones del grupo de tratamiento intensivo fue de 0,92
centímetros cúbicos, que fue inferior a los 1,45 centímetros cúbicos observados
en las exploraciones de los participantes del tratamiento estándar.
“El
tratamiento intensivo redujo significativamente la acumulación de lesiones en
la sustancia blanca en personas que tenían una mayor probabilidad de
experimentar este tipo de daño porque tenían presión arterial alta”, señaló el
Dr. Clinton B. Wright, director de la División
de Investigación Clínica en NINDS y autor del estudio.
Los
investigadores de SPRINT MIND también
informaron de una mayor pérdida ligera de volumen cerebral en el grupo de
tratamiento intensivo que en el tratamiento estándar. El efecto se observó
predominantemente en varones. Sin embargo, los autores señalaron que esta
pérdida fue generalmente muy pequeña y de importancia clínica poco clara.
“SPRINT
MIND ha producido resultados iniciales prometedores en la batalla contra el
creciente problema del país con el envejecimiento de los trastornos cerebrales.
Tanto los escáneres cerebrales como las pruebas cognitivas refuerzan los
beneficios potenciales que el manejo intensivo de la presión arterial puede
tener en el cerebro -dijo la Dra. Lenore J. Launer, investigadora principal en
el Laboratorio de Epidemiología y
Ciencias de la Población del NIA y coautora del artículo-. Esperamos que
estos hallazgos se conviertan en la base para futuros estudios sobre cómo
proteger el cerebro a lo largo de la vida de una persona”.
En
el futuro, los investigadores de SPRINT
MIND planean analizar cómo el control de la presión arterial puede afectar
a la acumulación de lesiones de materia blanca en regiones críticas del cerebro
afectadas por trastornos cerebrales envejecidos y qué factores pueden hacer que
algunas personas sean más receptivas al tratamiento. BP
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