Nos desplazamos hasta la isla italiana de Cerdeña
para entender un poco mejor cuáles son las razones que provocan que algunas
personas vivan tanto. Basta con recorrer unos kilómetros en el Mediterráneo.
Okinawa (Japón) es famosa por albergar muchos
centenarios pero Italia no se queda corta. Muy cerca de España, a apenas 1.000
kilómetros de las Islas Baleares, se encuentra Cerdeña, uno de los lugares de
Europa donde sus habitantes más (y mejor) viven.
Dan Buettner viajó a Cerdeña para comprender
un poco mejor qué ocurre allí para que, entre sus 10.000 habitantes, haya 21
centenarios, una media que multiplica por cinco la de Estados Unidos. El autor
nacido en Minesota ha publicado sus conclusiones en un artículo de The Wall Street Journal. Buettner se
desplazó hasta la isla, acompañado de un demógrafo, un genetista evolucionario
y un físico italiano para entender qué factores hacen que muchos ancianos sigan
soplando velas después de haber cumplido 100 años.
Durante los primeros años de la investigación de
Buettner, este había sospechado que lo que marcaba la diferencia entre los más
longevos y aquellos que vivían menos en circunstancias parecidas de higiene y
desarrollo sanitario era su configuración genética.
En el caso de esta isla italiana la dieta sí parece
ser un importante factor de la longevidad dentro de una sociedad, pero como
ocurría con la alta esperanza de vida de Japón, el país más longevo del mundo,
no se debe únicamente a los nutrientes que proporciona, sino también a la gran
cantidad de actividades relacionadas con una forma de alimentación más
adecuada, su producción y la cultura que la fomenta.
A nivel de alimentación, los carbohidratos
complejos parecen influir de manera positiva en la longevidad de los habitantes
de todo el mundo:
·
Verduras
·
Frutas
·
Granos enteros (judías sobre todo)
Según los cálculos del grupo de investigadores
liderados por Buettner, dos cucharadas al día de judías provocaban que la
probabilidad de morir descendiese un 8%. Un alimento que en todos esos lugares
sustituía a la carne como la principal fuente de proteína, al mismo tiempo que
su aporte de fibra mejoraba la fibra intestinal.
Pero la dieta no es suficiente para vivir más: familia y amigos
Buettner relata uno de sus encuentros con una
familia de cinco mujeres que pertenecían a tres generaciones diferentes. Cada
pocas semanas, se reunían para cocinar pan de la manera tradicional. Para
preparar el alimento, las mujeres debían cortar leña y atizar el fuego, así
como amasar durante casi una hora. Un esfuerzo físico bastante completo que,
por sí mismo, resulta aún más agotador que una sesión en el gimnasio. Pero esto
no era lo más importante, sino mantener unas relaciones saludables con las
personas que los rodeaban.
“La gente se encuentra todos los días en la calle y
disfrutan la compañía de los demás”, escribe Buettner en el artículo. “Si
alguien enferma, un vecino está ahí. Si un pastor pierde a su rebaño, otros le
entregan sus animales para reconstruirlo”. Nadie vive solo, aunque pernocte sin
compañía en su casa. Como recuerda el autor, no hay nada más importante para
que una comunidad (y no uno de sus miembros) sea longeva que sus habitantes se
apoyen mutuamente. En muchas ocasiones, esto se manifiesta a través de unos
lazos familiares fuertes. Ninguna persona envejece en Cerdeña pensando que va a
terminar en una residencia de ancianos, sino que sabe que sus hijos, nietos y
sobrinos podrán cuidarlos en casa hasta el final de sus días.
“Ninguno de estos habitantes se compró una cinta
para correr, se apuntó al gimnasio o se puso a comprar suplementos
vitamínicos”. Más bien, vivían en zonas donde el acceso a la comida saludable
como la verdura era fácil y sencillo, iban caminando a todas partes, charlaban
todos los días con sus vecinos, amigos y familiares, limpiaban ellos mismos sus
hogares y cada 20 minutos hacían un poco de ejercicio físico, como agacharse
para recoger una fruta a caminar a casa del vecino. La clase de actividad que
resulta muy difícil de integrar en el día a día de un urbanita pero que en esta
clase de entornos rurales sigue siendo una costumbre inconsciente. YTL
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