El riesgo de enfermedad cardiaca aumenta a
partir de la menopausia, según ha puesto de manifiesto el Estudio de la Salud
de las Mujeres en toda la Nación, realizado por investigadores de la
Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos), y que ha sido publicado en la
revista 'Arteriosclerosis, Thrombosis, and Vascular Biology'.
Estos
hallazgos se suman a la creciente evidencia de que la menopausia es un momento
crítico para los cambios en la salud cardiovascular y subrayan la importancia
de que las mujeres y sus médicos se centren en la salud del corazón durante la
transición menopáusica.
“La mediana
edad no es solo un período en el que las mujeres tienen sofocos y experimentan
otros síntomas menopáusicos, sino que es un momento en que su riesgo de
enfermedad cardiovascular aumenta a medida que se producen cambios
significativos en múltiples medidas clínicas de su salud física”, han comentado
los investigadores.
En concreto,
el trabajo se ha centrado en cómo cambia la rigidez arterial a medida que las
mujeres hacen la transición a través de la menopausia. La rigidez arterial se
refiere a la elasticidad de las arterias y se mide observando qué tan rápido
fluye la sangre a través de las arterias.
De esta forma,
comprobaron que a medida que las mujeres se acercaban a la menopausia, su
rigidez arterial aumentó aproximadamente un 0,9% hasta un año antes de su
último período menstrual y a aproximadamente un 7,5% después de su último
período.
Ahora bien,
las mujeres negras en el estudio experimentaron mayores aumentos en la rigidez
arterial antes de padecer la menopausia, en comparación con las mujeres
blancas. Los hallazgos se mantuvieron después de ajustar numerosos factores que
podrían afectar la salud del corazón, como la circunferencia de la cintura, la
presión arterial, los lípidos, el tabaquismo, los niveles de actividad física y
el estrés financiero.
Este estudio
sigue a varios otros que vinculan la transición menopáusica a la acumulación de
grasa cardiaca, cambios en el colesterol, inflamación y calcificación de las
arterias coronarias, entre otros factores de riesgo de enfermedades cardíacas.
Se necesitarán
ensayos clínicos para evaluar si las intervenciones en el estilo de vida, como
los cambios en la dieta o en la actividad física; medicamentos, como estatinas
o terapia de reemplazo hormonal; o, incluso un mayor examen y seguimiento de
las medidas de salud cardiaca, podrían ser beneficiosas a medida que las
mujeres pasan por la menopausia.
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