La
escucha activa suele definirse como oír conscientemente a otra persona, es
decir, no escuchar solamente las palabras sino concentrarse totalmente en el
mensaje que intenta trasmitir. Esta técnica está basada en trabajos de Carl
Rogers, psicólogo estadounidense, y suele usarse en distintos campos como
enfermería, psicoterapia o conflictología.
Escuchar
es una habilidad muy importante para el desarrollo de la vida, ya que influye
directamente en la calidad de las relaciones. También permite obtener
información, comprenderla y eventualmente aprender, por lo que impacta en la
efectividad del trabajo o las actividades que se realizan a diario. A pesar de
esta importancia, distintas investigaciones han mostrado que las personas solo
recuerdan entre 25 y 50% de lo que escuchan. Por este motivo, técnicas como la
escucha activa se han vuelto muy importantes. Para ponerla en práctica se
requiere de conciencia plena el mensaje de interlocutor, profundizando en las
capacidades cognitivas y empáticas.
Cómo escuchar activamente
Una
persona puede mostrar que está escuchando activamente a partir de diferentes
señales verbales y no verbales. Puedes mejorar el entendimiento y compresión
con el interlocutor siguiendo en estos consejos:
Señales verbales:
Existe evidencia científica,
como el trabajo publicado en Communication Reports, que muestran
que las habilidades sociales verbales son especialmente útiles para reforzar la
idea de compañero de conversación eficaz ante un interlocutor. Para ello, se
debe tener presente:
Brindar apoyo:
Esto consiste en mostrar
empatía, demostrarle al interlocutor que entiendes como se siente mediante
palabras de apoyo o cumplidos. Según los expertos, este tipo de verbalizaciones
refuerzan el discurso del hablante, al demostrarle que se está de acuerdo con
su punto de vista. Es común el uso de frases como “Comprendo lo que sientes” o
“Hiciste lo correcto”. Sin embargo, no se debe abusar el uso de estas
expresiones, ya que en exceso pueden perder veracidad o distraer al
interlocutor.
Preguntar:
Puedes demostrarle a la otra
persona interés o que estás atento a lo que dice haciéndole distintas
preguntas. Esto también sirve para que aclare lo que no entendiste o refuerce
alguno de sus puntos.
Parafrasear o resumir:
Es importante saber resumir y
trasmitir lo que acaba de comunicar el interlocutor, no solo para mostrar que
prestaste atención a lo que acaban de decirte, sino también para asegurarte que
lo comprendiste y así poder avanzar en la conversación. Parafrasear es una buena
herramienta para lograr esto, ya que consiste en expresar con las palabras
propias lo que el interlocutor dijo.
Señales no verbales:
Además de las palabras,
determinados gestos son útiles para desarrollar la escucha activa:
Contacto visual:
Mantener contacto visual con el interlocutor es una buena manera de mostrar
interés por lo que está expresando. Esto puede verse acompañado por gesto
sinceros que ayuden al otro a sentirse cómodo al momento de expresarse, como
asentir con la cabeza o esbozar una leve sonrisa.
Postura corporal receptiva:
La postura corporal brinda información al interlocutor durante el proceso de
comunicación. Los expertos recomiendan durante la escucha activa inclinarse
ligeramente hacia adelante o hacia los lados mientras se oye al interlocutor.
Qué debes evitar
Incorporando
los consejos antes desarrollados se puede generar un clima agradable para
conversar y lograr concentrarse totalmente en el mensaje del interlocutor. Sin
embargo, para que la escucha activa sea efectiva también se deben tomar ciertas
precauciones:
·
No juzgar al interlocutor.
·
No distraerse mientras el
interlocutor habla.
·
No interrumpir al interlocutor
(incluso cuando no se está de acuerdo es prudente esperar a que dé paso para
responder).
·
No ofrecer soluciones
prematuras.
·
No rechazar o reducir lo que
el interlocutor siente.
·
No traer historias propias
cuando el interlocutor necesita hablar.
·
No contraargumentar.
·
No rechazar las emociones que
el otro manifiesta. Reprochar una conducta sobre la que el interlocutor no
tiene control afecta el proceso comunicativo.
·
No intentar solucionar el
problema si no es lo que el interlocutor requiere.
·
No ofrecer consejo que no se
pidieron.
·
No descalificar al
interlocutor o lo que siente.
·
Evitar el ‘síndrome del
experto’, es decir, tener la respuesta para todo, incluso antes de que el
interlocutor cuente sus problemas.
Recuerda,
con el tiempo la escucha activa se puede aprender y desarrollar. Dominando esta
técnica lograrás escuchar no solo lo que el interlocutor está expresando, sino
también ideas, pensamientos o sentimientos que subyacen a su mensaje. Actualmente,
distintos grupos de investigadores estudian los correlatos neuronales
subyacentes a la escucha activa para comprender su impacto sobre la salud
mental. En un trabajo publicado en Social Neuroscience, los
participantes calificaron positivamente a los evaluadores que mostraron una
escucha activa.
La
activación neural en el cuerpo estriado ventral (una zona del cerebro) mejoró
al percibir la escucha activa, lo que sugiere que esto se procesó como
gratificante. Esta técnica también activó la ínsula anterior derecha, lo que
representa procesos positivos de reevaluación emocional. Por este motivo, los
autores señalaron que percibir la escucha activa parece causar una valoración
emocional positiva y se responsabiliza del estado de satisfacción al oyente
activo. TV
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