jueves, 28 de febrero de 2019

Los ahogamientos representan el 7% de las lesiones accidentales del mundo

Puede que los ahogamientos parezcan un problema del que debemos preocuparnos muy poco, pero en realidad son una cuestión mayor en todo el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), actualmente son la tercera causa de muerte por traumatismo accidental en el planeta y representa un 7% del total de lesiones traumáticas. 
Llevado a números concretos, 360.000 personas mueren por año a causa de una asfixia por inmersión. El Centro de Rehabilitación Infantil de Fleni Escobar cuenta con programas de rehabilitación específicos para los niños y adolescentes con compromiso neurológico producto de un ahogamiento, dado que conocen que una intervención intensiva correcta y temprana aumenta las posibilidades de una mayor recuperación. 
Es importante conocer qué es un ahogamiento, cómo prevenirlo y en caso de que suceda, saber qué hacer para tratarlo. 
Números que alertan
Llamamos ahogamiento o asfixia por inmersión al hecho de sufrir dificultades respiratorias por encontrarse sumergido o inmerso en un medio líquido, sea en piscinas, el mar, incluso inundaciones; hasta un balde con agua puede ser causante de asfixia. 
Sus consecuencias varían desde lesiones neurológicas de diferentes magnitudes hasta la muerte. El riesgo de sufrir un ahogamiento es mayor en niños menores de 4 años, adultos jóvenes de 15 a 25 años y en los ancianos. 
Si observamos las estadísticas mundiales, las cifras encontradas resultan alarmantes. 
Cerca del 60% del total de las personas fallecidas por ahogamiento son niños entre 0 a 14 años y, según informa la OMS en su Censo Global de Lesiones, el ahogamiento es la primera causa de muerte en el mundo en los varones entre 5 y 14 años. 
En cuanto a la población con la tasa más alta de ahogamiento, es la de 1 a 5 años de edad. 
Aunque por diversas razones los datos disponibles son limitados para mostrar la verdadera magnitud de este problema se conoce que más del 90% de accidentes por ahogamiento suceden en países de ingresos bajos y medianos. 
En el caso de los países de las América la OPS/OMS publicaron ya en el año 2015 que el ahogamiento estaba entre las primeras 5 causas de muerte en los niños de hasta 14 años. 
No cabe duda frente a estas cifras que la elaboración de políticas destinadas a la prevención y vigilancia es imprescindible. 
Focalizar en todas aquellas medidas que disminuyan los riesgos posibles es de vital importancia. 
¿Cuáles son los factores de riesgo más comunes?
Con la llegada del verano, los niños pasan más tiempo cerca de piscinas, ríos, lagos o el mar, ámbitos que pueden convertirse en una situación de riesgo. Por ello, es importante tener presente ciertas medidas para crear ambientes seguros que les permitan a los niños divertirse sin peligro. 
Como padres, debemos: 
·        Nunca estar solos: La primera regla para evitar accidentes es que los niños estén bajo la supervisión de un adulto en forma permanente. El 84% de los ahogamientos ocurren por supervisión inadecuada por parte de los adultos. 
·        La idea es que los niños no estén solos en piscinas o lugares con agua. Por eso es recomendable que vacíe siempre la piscina inflable cuando terminen de usarla. 
·        Nunca deje un niño sin supervisión en su bañera. 
·        Si va a contestar el teléfono o timbre, lleve a su hijo con usted o simplemente no conteste. 
·        No deje a niños menores de 10 años que lo cuiden. 
·        Nunca deje un niño solo cerca de una pileta. 
·        Construir barreras: No se trata de cualquier tipo de barrera; la reja entorno a la piscina debe tener al menos 1,2 mts. de alto, con una sola puerta con seguro a prueba de niños.
·        Cuando los niños terminaron de jugar, juntar los juguetes y otros elementos que quedaron dentro del agua para que no intenten recuperarlos. 
·        Aunque hayan tomado clases de natación, no confiarse de sus habilidades y dejarlos sin supervisión. 
·        Se recomienda el uso de salvavidas siempre mientras los niños estén en el agua o practiquen deportes náuticos, considerando siempre que sea el adecuado de acuerdo al peso y la edad del menor. Las alitas o accesorios inflables no son salvavidas ni los reemplazan. 
·        Evitar conductas de riesgo alrededor de los espacios con agua (saltos mortales, clavados o carreras alrededor del agua) que aumentan las probabilidades de sufrir un accidente.
·        No olvidar de informar a los adultos a cargo del cuidado de los niños si presentaron convulsiones o tuvieron algún evento de pérdida de conocimiento ya que a la hora de jugar en el agua requieren de atención personalizada.
¿Cómo debemos reaccionar ante un ahogamiento?
Las asfixias por inmersión son accidentes que ocurren en absoluto silencio y donde cada minuto cuenta. Lo más importante, entonces, es actuar con rapidez y calma ya que cuando un niño cae al agua, apenas tres minutos alcanzan para producir daño neurológico. 
No olvidemos: 
·        Gritar por ayuda. 
·        Sacar lo antes posible al niño del agua. 
·        Que una persona llame a un servicio de emergencia mientras otra persona asiste al niño ahogado. 
·        Si respira, ponerlo de costado, en posición de recuperación. 
·        Si no respira, iniciar respiración boca a boca y masaje cardíaco o RCP. 
·        No darse por vencido pronto y no intentar extraer el agua de los pulmones o el estómago. No colocar los dedos en la boca. Eso sólo retrasará la reanimación y aumentará los riesgos de aspiración. 
·        Nunca quitarle la ropa. La ropa mojada mantiene baja la temperatura corporal que sería una aliada en los casos de ahogamiento.
·        Siempre intentar una reanimación aunque no sea experto ya que es mejor que no hacerla.
Tratamientos
Como ya se comentó, la asfixia por inmersión tiene una alta mortalidad y los niños que sobreviven tienen altas probabilidades de presentar secuelas neurológicas de diferentes grados. Por lo tanto, una vez que el niño/a o adolescente se encuentre estable es importante comenzar prontamente con un plan de rehabilitación. 
Es imprescindible iniciar un tratamiento intensivo e integral que aborde cada una de sus necesidades, lo que permitirá la recuperación máxima posible de todas sus capacidades. El mismo debería ser diseñado estrictamente para cada niño/a o adolescente. Los objetivos, las intervenciones y dinámica de las mismas deben ser acordes las necesidades de cada paciente. 
Tampoco podemos olvidar considerar su edad, preferencias, afectos y por supuesto a su familia. El cuidado de la salud de los padres y hermanos es tan importante como la del niño ahogado no pudiendo concebirlas por separado. Por estas razones es necesario contar con un equipo interdisciplinario capacitado en esta problemática. 
Los accidentes por asfixia por inmersión son totalmente prevenibles, por lo tanto nuestros esfuerzos deben estar dirigidos a concientizar a las familias en el riesgo que implica dejar a un niño sin supervisión cerca del agua. IGF

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