Cuando se trata de dormir, es seguro afirmar que
todos lo hacemos de una manera diferente. Habiendo dicho eso, la mayoría de
nosotros hace lo posible por tener ocho horas saludables, con la esperanza de alcanzar
la cama entre las 10 y las 11 de la noche y despertar temprano. Sin embargo,
seamos realistas aquí, ¿con qué frecuencia alcanzas realmente este tipo de
felicidad? Para muchos de nosotros, tenemos suerte si logramos despertarnos
sintiéndonos semi-funcionales en la mañana.
Después de regresar a casa del trabajo, preparar la
cena, ayudar a los niños con su tarea, ordenar la casa, a menudo queremos al
menos una hora para nosotros. Esto generalmente hace que la hora de irse a
dormir sea más o menos a medianoche, y aunque estamos agotados eso no impide
que nuestra mente nos despierte en puntos durante la noche.
Sin embargo, ¿qué sucede si te decimos que podrías
estar trabajando contra el ritmo natural de tu cuerpo al obligarte a dormir por
un período de 8 horas?
Roger Ekrich, un historiador y autor, en su libro “At
Day's Close: Night in Times Past Times”, brinda a sus lectores 500 referencias
de civilizaciones, desde antiguas hasta las actuales, que practican lo que él
llama “sueño segmentado”.
Si bien esto fue y aún se ve en todo el mundo entre
distintas sociedades, existen algunas diferencias en lo que respecta al meollo
de la cuestión. Por ejemplo, Ekrich descubrió que el sueño segmentado casi
siempre tiene el mismo aspecto: comienza con un sujeto que se va a dormir
aproximadamente dos horas después del anochecer (este es el primer sueño),
luego se despiertan en medio de la noche durante una o dos horas (este es el
período de vigilia), y luego el sujeto vuelve a dormir durante varias horas más
(este es el segundo sueño).
Los primeros registros han demostrado que el
“período de vigilia” entre “primero” y “segundo sueño” fue un tiempo que a
menudo se usaba para el descanso y el ocio. De hecho, los médicos franceses del
siglo XVI instaron a las parejas que estaban tratando de concebir a tener
relaciones sexuales después de despertarse del primer sueño, ya que el cuerpo
está mucho más relajado y rejuvenecido después de dormir.
La investigación de Ekrich muestra que el sueño
segmentado fue prácticamente “anulado” en occidente a principios del siglo XX.
Probablemente esto se deba a múltiples factores, incluida la implementación de
la moderna jornada laboral 9-5, así como a los médicos del siglo XIX que instan
a los padres a no despertar a los niños si no se despiertan naturalmente
después de un “primer sueño”.
Este es un concepto interesante, y creemos que
puede funcionar bien para algunas personas. ¿Quién sabe? Tal vez en el futuro,
los médicos comenzarán a prescribir “primero” y “segundo” sueño a sus
pacientes. Teniendo en cuenta que aproximadamente 164 millones de
estadounidenses han luchado contra el insomnio en algún momento de sus vidas,
es evidente que nuestros antepasados realizaron este ritual nocturno de una
manera mucho mejor.
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