Malba Tahan ilustra los
peligros de la palabra:
Una mujer tanto fue
pregonando que su vecino era un ladrón hasta que el muchacho acabó preso. Días
después, descubrieron que era inocente; lo soltaron y él procesó a la mujer.
-Hacer unos comentarios
no es tan grave - dijo ella al juez.
-De acuerdo -respondió el magistrado-. Hoy, al regresar a su casa, escriba todo lo que habló mal sobre el
joven, después pique el papel y vaya tirando los trocitos por el camino. Mañana
vuelva para escuchar la sentencia.
La mujer obedeció y
volvió al día siguiente.
-Está perdonada si me entrega los pedazos de papel que tiró ayer. En caso
contrario, será condenada a un año de prisión- declaró el magistrado.
-¡Pero eso es imposible!
¡El viento ya ha dispersado todo!
-De la misma manera, un simple comentario puede ser esparcido por el
viento, destruir el honor de un hombre y después es imposible arreglar el mal
ya hecho.
Y envió a la mujer a la
cárcel. PC
No hay comentarios.:
Publicar un comentario