Síndrome urémico hemolítico (SUH),
rotavirus o botulismo son algunas de las enfermedades que más aparecen en
verano por consumir alimentos inseguros, que según la Organización Mundial de
la Salud (OMS) afectan a 600 millones de personas al año y generan gastos por
unos 100.000 millones de dólares en países de ingresos medios y bajos.
«Las enfermedades transmitidas por
alimentos (ETA) son más frecuentes en verano, ya que las condiciones de humedad
y temperatura facilitan el rápido crecimiento de los gérmenes y la generación
de toxinas en productos contaminados», explicó la Dra. Silvina Goncalves,
gastroenteróloga y jefa de Emergencias del Hospital Udaondo de la Ciudad de
Buenos Aires.
La especialista alertó que los
grupos más afectados son los niños pequeños, las embarazadas, los adultos
mayores y los pacientes con el sistema inmune alterado, como trasplantados,
inmunosuprimidos o personas con VIH o cáncer.
«Las comidas pueden considerarse
inseguras cuando por falta de higiene y salubridad o por su procedencia y
conservación son capaces de producir intoxicaciones alimentarias o enfermedades
infecciosas. Cremas mal refrigeradas permiten la proliferación de bacterias,
chacinados realizados con carne de cerdos no controlados pueden causar
triquinosis o quesos caseros sin pasteurizar pueden causar brucelosis», graficó
en diálogo con Télam la infectóloga pediatra Dra. Elizabeth
Bogdanowicz.
La experta, quien trabaja en el
hospital de Clínicas de Buenos Aires y es miembro de la Sociedad Argentina de
Pediatría (SAP), detalló que las ETA pueden ser de origen bacteriano, como la
salmonelosis, el SUH, el botulismo y la fiebre tifoidea; virósico, como el
norvirus, el rotavirus o la hepatitis A; o causadas por parásitos, como la
toxoplasmosis, la hidatidosis o la triquinosis.
«Si bien las ETA no son
necesariamente estacionales, porque pueden aparecer en cualquier momento del
año, la época estival es especialmente crítica para la seguridad alimentaria,
ya que las altas temperaturas favorecen el desarrollo de microorganismos»,
destacó la Dra. Bogdanowicz.
«El clima húmedo -continuó- las
temperaturas elevadas, las manipulaciones incorrectas, la falta de cocción o
cocción inadecuada y el descuido de la higiene son los principales factores que
pueden dar lugar a la contaminación de un alimento y causar intoxicaciones e
infecciones, frecuentes en verano»".
Según la Dra. Goncalves, en los
Estados Unidos las ETA provocan anualmente 128.000 hospitalizaciones y 3.000
muertes.
«Para prevenir la intoxicación
alimentaria se deben lavar las manos con frecuencia y siempre antes de cocinar
o limpiar. También hay que lavarlas siempre luego de tocar carne cruda»,
recomendó.
Asimismo, aconsejó limpiar los
platos y utensilios que hayan estado en contacto con carnes de vaca, pescado,
pollo o huevos crudos, cocinar a temperatura adecuada para cada tipo de carne y
refrigerar los alimentos perecederos o sobras dentro de un período de dos
horas.
Por su parte la Dra. Bogdanowicz
coincidió y agregó «proteger alimentos y el área de la cocina de insectos,
mascotas y otros animales y conservar la comida en recipientes separados, para
evitar el contacto entre crudos y cocidos».
«También se recomienda no
descongelar los alimentos a temperatura ambiente, ya que algunas bacterias
podrían multiplicarse muy rápidamente, y evitar cortar la cadena de frío, ya
que en verano los alimentos son más susceptibles, sobre todo si se los
transporta fuera de casa para llevarlos a un picnic o a la playa»,
completó. BP
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