domingo, 17 de febrero de 2019

¿La falta de sueño nos hace más sensibles al dolor?

La correlación entre la privación del sueño y una mayor sensibilidad al dolor no es aparente, pero puede existir. En un artículo de 2018, los investigadores de la Universidad de California en Berkeley establecieron que nuestros cerebros pueden apagar su equipo de “protección contra el dolor” en los días en los que no dormimos lo suficiente.
Ahora profundicemos un poco más en los hallazgos de este documento y tratemos de comprender qué es lo que nos hace tan irritables y malhumorados cuando dormimos muy poco.
El experimento
Para examinar la conexión entre el dolor y la falta de sueño, los investigadores realizaron un experimento utilizando imágenes de resonancia magnética (FMRI) funcional, durante las cuales se registró la actividad cerebral de varios participantes cuando estaban expuestos a un calor creciente en una de sus piernas. Una vez que el paciente notó que el calor se hizo insoportable, este punto se estableció como el umbral del dolor y los experimentadores dejaron de registrar la actividad cerebral.
Descubrimientos:
1. ¿Cómo reaccionaron los participantes al dolor?
 Los hallazgos sorprendieron incluso a los propios investigadores. A pesar del pequeño tamaño de la muestra (25 participantes), los experimentadores lograron establecer que el umbral para el dolor térmico entre los individuos bien descansados ​​era de 44° C, mientras que el grupo privado de sueño podía manejar 4 grados menos.
2. ¿Qué regiones del cerebro podrían explicar la diferente sensibilidad al dolor?
La región del cerebro responsable de la percepción del dolor, la corteza somatosensorial primaria, fue significativamente más sensible en los individuos privados de sueño.
El hallazgo más interesante y sorprendente, sin embargo, se relacionó con otras partes del cerebro, el cuerpo estriado y la ínsula (resaltadas de manera esquemática en púrpura). Estas regiones son responsables de producir una hormona relacionada con la tolerancia al dolor, entre otras cosas, la dopamina. Los cerebros de las personas que no dormían lo suficiente produjeron significativamente menos dopamina, lo que los empeoró a la hora de tolerar los estímulos dolorosos que el grupo de control. Finalmente, los investigadores concluyen que el efecto de la falta de sueño puede durar varios días, y las personas que durmieron menos eran más sensibles al dolor días después de dormir poco.
3. ¿Qué conclusiones podemos hacer de este estudio?
·        Estos hallazgos abrieron nuestros ojos al problema de la sensibilidad al dolor inducida por la falta de sueño. Esto es especialmente importante para los pacientes del hospital, que pueden sentir más dolor debido a las ruidosas habitaciones de los hospitales en las que deben permanecer.
·        Los datos también pueden ser relevantes para personas que padecen afecciones crónicas dolorosas, ya que un sueño de calidad podría disminuir su sensibilidad al dolor.
·        Por último, aún no se ha descubierto si el mismo dolor y la falta de sueño se pueden extender a las experiencias psicológicas que tenemos cuando no dormimos lo suficiente: irritabilidad y nerviosismo.
Lo que queda realmente claro, sin embargo, es que los científicos encontraron otra razón más para que podamos dormir bien cada noche.

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