Diversos estudios han analizado la asociación entre
eventos cardiovasculares y el dormir siesta. Se ha observado en la literatura
una distribución en relación a la duración de las siestas con la ECV, la diabetes
y el síndrome metabólico, mientras que aún no se ha estudiado en profundidad el
impacto de la frecuencia y duración de las siestas en términos de eventos
cardiovasculares.
El objetivo del presente estudio del Dr. Pedro
Marques-Vidal y colaboradores fue determinar la asociación entre la frecuencia
y la duración promedio de la siesta con eventos cardiovasculares fatales y no
fatales.
Se analizó una cohorte suiza de 3.462 pacientes sin
antecedentes de enfermedad cardiovascular, pertenecientes a un estudio
prospectivo, observacional y poblacional (CoLaus), determinando la frecuencia
de realización de siestas como también su duración, con un promedio de
seguimiento de 5,3 años. Los datos fueron obtenidos a partir de un cuestionario
validado para tal fin, que incluía la información de más de 70 tipos de
actividades (entre ellas la siesta), realizadas por el paciente la semana
previa al mismo.
Los pacientes que dormían siesta con mayor
frecuencia eran más añosos (53,9 años 1-2/semana vs. 63,1 años 6-7/semana),
mayormente de sexo femenino (45,4% vs. 56,2%) y con un mayor índice de masa
corporal (IMC, 14,5% obesos 1-2/semana vs. 23,8% obesos 6-7/semana). No hubo
diferencias en la duración nocturna del sueño entre los grupos analizados
(promedio 7 horas).
Se observaron 155 eventos cardiovasculares fatales
y no fatales, con un riesgo significativamente menor en aquellos pacientes que
realizaban 1-2 siestas por semana (HR 0,52, IC95% 0,28 a 0,95) comparado con
aquellos sujetos que no realizaban siestas, tanto mediante el análisis de
modelos ajustados como no ajustados de acuerdo a las características basales y
a los factores de riesgo cardiovasculares. Los pacientes que tomaban 1-2
siestas/semana presentaban una mayor sobrevida.
Se determinó un mayor riesgo en aquellos pacientes
que realizaban 6-7 siestas a la semana (HR 1,67, IC95% 1,10 a 2,55), el cual no
se objetivó luego del análisis ajustado (HR 0,89, IC95% 0,58 a 1,38). Ni la
presencia de apnea obstructiva del sueño ni la somnolencia diurna excesiva modificó
este descenso en el riesgo cardiovascular. A su vez, no pudo observarse una
asociación entre la duración de las siestas con eventos cardiovasculares.
De este estudio se puede destacar:
Los individuos que realizan siestas 1-2 veces por
semana presentan un menor riesgo cardiovascular y una mayor sobrevida.
No se observó una asociación entre la duración de
la siesta o una mayor frecuencia de las mismas con eventos cardiovasculares
fatales y no fatales. BMJ
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