Más de 40 millones de estadounidenses sufren de
várices, un problema que no es solamente estético sino doloroso. Y si bien
existen diferentes formas de deshacerse de ellas, no está claro cuál es la
mejor opción.
Para dar respuesta a este interrogante, un reciente
estudio analizó los diferentes tratamientos y llegó a la conclusión de que la
ablación con láser y la cirugía son mejores métodos que la escleroterapia con
espuma guiada por ultrasonido. En esencia, las tres opciones cierran la vena
inflamada y retorcida.
“El tratamiento mínimamente invasivo de las várices
que destruye la vena mediante el calor usando un láser, es el más efectivo”,
señaló la doctora Julie Brittenden, profesora de cirugía vascular en la
Universidad de Glasgow y autora principal del trabajo.
Cuando Brittenden habla del mejor tratamiento, se
refiere a la satisfacción del paciente cinco años tras el procedimiento. Esto
se debe a que incluso cuando se destruye una vena, con el tiempo pueden
aparecer otras varices.
Las várices son venas hinchadas que pueden verse
debajo de la piel y si bien suelen aparecer en las piernas, pueden formarse en
otras partes del cuerpo. Por ejemplo, las hemorroides son un tipo de várice.
Son más comunes en mujeres, personas obesas, sedentarias o con antecedentes
familiares.
Aunque adoptar ciertos hábitos, como hacer
ejercicio, perder peso, elevar las piernas al descansar y no cruzarlas al
sentarse, es una buena opción para prevenirlas o tratarlas, existen tratamientos
para deshacerse de ellas.
En la ablación con láser, el médico usa el calor
para cerrar la vena afectada. Este tratamiento implica un pequeño corte en la
piel y la compresión de la pierna después del procedimiento. La cirugía
consiste en insertar un tubo en la vena, que la cierra. Generalmente, la
recuperación tarda un par de semanas.
En cambio, en la escleroterapia con espuma el
cirujano inyecta una solución en la vena que hace que se desarrolle una
cicatriz, obligando a la sangre a encontrar una ruta alternativa. Este
procedimiento con frecuencia conlleva varias sesiones, y se puede realizar en
el consultorio de un médico.
Los autores del nuevo estudio creen que las
diferencias en la calidad de vida que observaron se relacionaron con que menos
pacientes experimentaron nuevas várices tras el tratamiento con el láser y la
cirugía que con la espuma. “La ablación con láser fue comparable a la cirugía
respecto a la calidad de vida, y tuvo las mayores probabilidades de resultar
rentable entre los tres tratamientos”, dijo Brittenden.
Diferentes
opciones
Según detallaron en el trabajo publicado en New
England Journal of Medicine, los investigadores asignaron al azar a casi
800 pacientes a ablación con láser, escleroterapia con espuma o cirugía, para
tratar sus várices. Entre los casi 600 que completaron un cuestionario sobre la
calidad de vida cinco años tras su procedimiento, la ablación con láser y la
cirugía se mostraron como preferidas, en comparación a la escleroterapia con
espuma. “Para los pacientes que tienen várices, la ablación con calor, en este
caso con láser, es la opción preferida, tanto por la calidad de vida como por
la rentabilidad, y se debe ofrecer como tratamiento de primera línea”, planteó
Brittenden.
Sin embargo, el costo de los tratamientos puede
variar. “Independientemente del procedimiento que se elija, el seguro quizá no
lo cubra”, advirtió el doctor Peter Gloviczki, profesor jubilado de cirugía
vascular de la Clínica Mayo en Rochester,
Minnesota. El especialista no participó del estudio.
Esto se debe a que muchas personas con várices no
tienen síntomas, como dolor o úlceras protuberantes en las piernas. Simplemente
encuentran que las venas son antiestéticas y se quieren deshacer de ellas. El
seguro usualmente cubre esos procedimientos cuando se realizan para aliviar los
síntomas “pero algunas compañías quizá no cubran el costo hasta que se hayan
probado otros métodos, como las medias de compresión y los analgésicos de venta
libre”, dijo Gloviczki.
El experto resaltó que existe un creciente número
de restricciones por parte de las empresas aseguradoras, situación que
considera de alguna forma comprensible. “Como 40 millones de estadounidenses
tienen várices, es una carga muy grande para las compañías aseguradoras”. Y
concluyó: “Esas restricciones son un intento por diferenciar entre aquellos
cuyo objetivo es cosmético de los que en verdad están sufriendo”. HD
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