Sacerdote y Mártir,
02 de Octubre
Martirologio Romano: En
Bilbao (España), Beato Raimundo Castaño González, sacerdote profeso de la Orden
de los Frailes Predicadores (Dominicos) asesinado por odio a la fe. (†
1936)
Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el
pontificado de S.S. Francisco.
El P. Raimundo Joaquín González Castaño nació en
Mieres (Asturias, 20 agosto 1865) en un hogar muy cristiano. Estudió Latín y
Humanidades en el Seminario Diocesano (Oviedo) e ingresó luego en la Orden
Dominicana, donde hizo la profesión solemne en 1884 (Convento de Corias). Fue
ordenado presbítero una vez terminados sus estudios en Salamanca (1892). No se
conserva la documentación sobre su ordenación, puesto que desapareció durante
los disturbios del año 1936 (en Corias y Oviedo).
Ejerció sus ministerios en y desde diversos
Conventos: San José de Vergara, San Pablo de Palencia, etc. En la Provincia de
Andalucía desempeñó los cargos de Secretario del Provincial, Prior, Síndico,
Lector de Teología y Profesor de diversas materias eclesiásticas (Teología,
Escritura, Historia). El Capítulo General de 1909 lo designó para restaurar la
Provincia Dominicana en Portugal (de donde regresó a España debido a la revolución
en el país vecino).
A su regreso a España, se dedicó a la predicación
(misiones populares y Ejercicios), siendo nombrado Predicador General por el
Convento de Corias. Entre otros cargos, desempeñó el de Secretario en los
Capítulos Provinciales (años 1926, 1930, 1934). Fue confesor del Rey Alfonso
XIII. Finalmente, en 1932, fue destinado corno Capellán a la Vicaría de las
Monjas Dominicas de Quejana (Álava) donde se encontraba y fue apresado durante
la persecución religiosa de 1936.
Todos los testigos están de acuerdo sobre su
conducta religiosa ejemplar en todos los sentidos. Era cumplidor de sus
obligaciones y “el tiempo que sus ocupaciones le dejaban libre lo pasaba
delante del Sagrario”; por esto solía decir: “Todo me cansa, menos el Sagrario”.
Destacaba siempre por su honda devoción eucarística y mariana, que contagiaba a
los empleados del Convento y a los sacerdotes. Dedicaba tiempo a la asistencia
espiritual de los sacerdotes (retiros mensuales y confesiones). Durante la
persecución, desde el día 15 de julio hasta el 25 de agosto (en que fue
apresado), siguió cumpliendo con ejemplaridad sus ministerios (junto con el P.
José María González Solís).
Relato de su martirio
Los dos Beatos se encontraban en Quejana al inicio
de la persecución. Como se ha dicho, el P. Raimundo Joaquín González era el
Capellán en la Vicaría del Convento de las Madres Dominicas: el P. José María
Solís se encontraba allí desde el 1 de julio para reponerse de su salud y para
impartir unos Ejercicios a las monjas. El día 21 de julio se personó en el
Convento la ‘Guardia Roja’ para revisar si había armas, obligando a los Padres
a que les guiaran en el registro. Algunos milicianos tomaron posiciones en el
Convento.
Durante aquellos primeros días, los Padres hacían
la vida ordinaria, pudiendo celebrar Misa todos los días. Los Beatos se
mostraban tranquilos y, en su predicación, instaban a orar para que terminara
la guerra. El día 25 de agosto, un grupo de milicianos armados llegaron al
Convento y se llevaron detenidos a los dos Beatos para conducirlos a Bilbao,
primero a La Bilbaína y luego a la cárcel de Larrínaga.
Habían sido detenidos mientras paseaban cerca de la
iglesia, obligándoles a vestirse de paisano y subir a un camión donde ya había
otros detenidos. Por testigos visuales, consta de muchos detalles de la vida de
los Beatos durante su encarcelamiento, destacando por su serenidad y conformidad
con la voluntad de Dios.
A finales de agosto o inicio de septiembre de 1936,
fueron trasladados con otros prisioneros desde la cárcel Larrínaga al
barco-prisión ‘Cabo Quilates’, donde fueron encerrados en la bodega número 3.
En el recinto de 150 metros cuadrados había 178 presos.
Los presos, especialmente los religiosos, sufrían
malos tratos y frecuentemente les hacían subir a la cubierta para trabajar en
malas condiciones, escarneciéndolos, blasfemando y obligándolos a cantar la ‘Internacional’.
Hubo una matanza de presos el día 25 de septiembre,
después de haberlos hecho subir a cubierta. El día 2 de octubre, los verdugos
leyeron una lista de unos 40 presos, entre los que se encontraban los dos
Beatos, que fueron asesinados en la cubierta. Son numerosos los testigos que
dan fe de esta matanza, indicando los nombres de los dos Beatos.
Los cadáveres de los dos Beatos fueron colocados
primero en el cementerio municipal de Santurce y luego en el cementerio de
Vista Alegre, de Bilbao.
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