29/09: Día Mundial del Corazón
En los últimos años varios
estudios han demostrado la asociación existente entre factores psicosociales
(estrés, depresión, ansiedad) y enfermedad cardiovascular.
Actualmente se está investigando
el fenómeno opuesto, es decir, cómo impactan las emociones positivas en la
salud. Se ha comprobado que la actitud positiva no sólo disminuye la aparición
de ciertas enfermedades, sino que hasta puede llegar a reducir la mortalidad.
Durante muchos años se han asumido
los modelos patógenos de salud, aquellos que se focalizan en las debilidades
del ser humano. Sin embargo, existen otros modelos más saludables, que
entienden al individuo como una persona activa y fuerte, con una capacidad de
resistir y salir adelante, a pesar de la vivencia de adversidades.
Las emociones y el corazón muchas
veces están en íntima relación ya que es un órgano vital ligado al amor, a la
tristeza, a la sinceridad, al temor y a la valentía, entre otras.
«Desde hace tiempo diferentes
estudios han demostrado que la gente que se siente aislada o padece estrés
crónico es más propensa a padecer enfermedades cardiovasculares. Por el
contrario, se ha comprobado también que las personas psicológicamente positivas
tienen hasta un 50% menos de probabilidades de sufrir un problema cardíaco»,
explica el Dr. Hernán Provera, médico cardiólogo y Jefe del área de Riesgo Cardiovascular de INEBA.
«Algunas trabajos rubrican que los
médicos le damos en promedio once segundos a nuestros pacientes para que
expliquen su problemática, antes de interrumpirlos. ¿No deberíamos escuchar
más? Seguramente llevando a cabo ese ejercicio podremos entender mejor sus
emociones y patologías», reflexiona el especialista.
Actualmente la medicina cuenta con
la certeza de que una situación de divorcio, una mudanza o un despido laboral
pueden ser tan dañinos como tener el colesterol elevado, padecer hipertensión
arterial o sufrir obesidad.
El bienestar y los factores
psicosociales positivos se han relacionado con una menor incidencia y
recurrencia de enfermedad coronaria y cerebrovascular. Así, el optimismo -
definido como una actitud mental que interpreta positivamente los
acontecimientos de la vida- es un recurso psicosocial asociado con la salud
cardiovascular.
«La presencia de factores
psicosociales positivos mejora la adherencia a tratamientos no farmacológicos y
farmacológicos, lo cual reduce la necesidad de atención ambulatoria y
hospitalización, la morbimortalidad cardiovascular y los costos de salud. Tener
una actitud optimista no solo permite disfrutar mejor de la vida, sino que
también la prolonga en tiempo», comenta Provera.
Variables como el optimismo y la
emocionalidad positiva favorecen la salud cardiovascular de las personas
adultas. Por el contrario, la escasa habilidad para controlar emociones
negativas que producen una experiencia emocional desagradable -como la
ansiedad, el estrés, la ira y la tristeza- predice la aparición de enfermedades
cardiovasculares.
«De los factores psicosociales
considerados cardioprotectores, el optimismo fue el primero identificado y el
que más se ha estudiado. El ritmo cardíaco es un fiel reflejo de nuestro estado
emocional. El cuerpo interpreta esos latidos en relación al estado fisiológico
emocional en el que se encuentra, pudiendo ser estados emocionales negativos,
manifestados en estrés, tensión, miedo o estados emocionales positivos,
exteriorizados en alegría, tranquilidad y paz. Las emociones afectan positiva o
negativamente nuestra salud. El cuerpo habla y debemos aprender a escucharlo»,
añade el Dr. Carlos Reguera.
La puerta para aprender y desarrollar las habilidades emocionales siempre está abierta. El cerebro es maleable y está predispuesto a aprender cosas nuevas. La inteligencia emocional es algo que sí es posible aprender, desarrollar y utilizar para éxito en todos los ámbitos de la vida diaria y para mejorar la calidad de vida. La clave es trabajar sobre los estados emocionales para poder ser positivos.
Algunos consejos del Dr. Reguera para lograrlo son:
La puerta para aprender y desarrollar las habilidades emocionales siempre está abierta. El cerebro es maleable y está predispuesto a aprender cosas nuevas. La inteligencia emocional es algo que sí es posible aprender, desarrollar y utilizar para éxito en todos los ámbitos de la vida diaria y para mejorar la calidad de vida. La clave es trabajar sobre los estados emocionales para poder ser positivos.
Algunos consejos del Dr. Reguera para lograrlo son:
·
Ser agradecidos.
·
Enfocarse en lo que depende de
uno.
·
Sonreír.
·
Dar incondicionalmente.
·
Celebrar pequeños logros.
·
Realizar actividad física.
·
Rodearse de personas positivas.
·
No criticar, no juzgar ni
quejarse.
·
Aceptar las críticas.
·
Demostrar sentimiento genuino
hacia los demás.
·
Ser caluroso en la aprobación y
generoso con los elogios. BP
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