Un mundo en el
que Dios no existe se convierte en todo caso en un mundo de la arbitrariedad y
el egoísmo. Para
comprender la línea de demarcación entre el bien y el mal hay que escuchar la
voz del Creador. Sólo si aparece Dios hay luz, hay esperanza. Nuestra
vida tiene un sentido que no podemos inventar nosotros, nos precede, nos lleva.
Hoy la moral y
la religión «prácticamente han sido expulsadas» y «el único criterio último de
moralidad y también de religión es el sujeto, la conciencia subjetiva que no
reconoce otras instancias». «Pero de este modo el sujeto se convierte en una
realidad aislada y cambian día a día los parámetros» de la vida moral.
Hoy se confunde el bien y el mal «con sentirse
bien o sentirse mal» «Al final, sólo decide el
sujeto, con su sentimiento, sus experiencias, con los eventuales criterios que
han encontrado».
El Papa invitó
a presentar los caminos que incluso la «conciencia laica puede ver fácilmente y
a tratar de guiar hacia las voces más profundas, a la voz de la conciencia, que
se comunica en la gran tradición de la oración y de la vida moral de la
Iglesia.
«En la
tradición cristiana, «conciencia» quiere decir «con-ciencia»: es decir, nuestro
ser está abierto, puede escuchar la voz del mismo ser, la voz de Dios». «Por
tanto, la voz de los grandes valores está inscrita en nuestro ser y la grandeza
del hombre consiste propio en el hecho de no estar encerrado en sí mismo, en no
quedar reducido a lo material, cuantificable, sino en estar abierto
interiormente a lo esencial».
«En la
profundidad de nuestro ser podemos escuchar no sólo las necesidades del
momento, no sólo lo material, sino también escuchar la voz del mismo Creador y
de este modo se puede conocer qué es el bien y qué es el mal». «Pero,
obviamente esta capacidad de escucha debe educarse y desarrollarse». «Y
precisamente éste es el anuncio al que estamos comprometidos en la Iglesia:
desarrollar esta capacidad elevadísima donada por Dios al hombre de escuchar la
voz de la verdad, la voz de los valores».
¿Cómo puedo distinguir entre el bien y
el mal?
La conciencia
nos ordena en el momento oportuno, practicar el bien y evitar el mal.
4 Preguntas
basadas en 3 versículos en 1 Corintios:
A) “Todas las
cosas me son lícitas, mas no todas convienen” 1 Corintios 6:12
Pregunta 1:
¿Esto que estoy por hacer es un bien para mi alma,
mente y cuerpo?
B) “Todas las
cosas me son lícitas… mas yo no me dejaré dominar de ninguna” 1 Corintios 6:12
Pregunta 2:
¿Me somete a su poder?
C) “Por lo
cual, si la comida le es a mi hermano ocasión de caer, no comeré carne jamás,
para no poner tropiezo a mi hermano” 1 Corintios
8:13
Pregunta 3:
¿Hiere a otros?
D) “Si pues,
coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, Hacedlo todo para la gloria de Dios” 1 Corintios 10:31
Pregunta 4:
¿Glorifica a Dios?
Por último
quiero indicar que a estás 4 preguntas le podemos añadir otra pregunta más
¿Jesús haría esto en mi lugar?
Algunos medios
concretos:
• Aprender a
escuchar la voz de la conciencia y obedecerla siempre.
• Conocer las enseñanzas
del magisterio de la Iglesia.
• Estudiar el
catecismo.
• Aprender a
orar para escuchar la voluntad de Dios.
• Confesión
frecuente (sincera y profunda).
• Acudir a un
director espiritual.
• Hacer un
examen de conciencia diario antes de acostarnos.
• Formación en
virtudes y valores.
• Coherencia
de vida.
• Reflexionar
antes de actuar.
• Asumir las
consecuencias de nuestros actos
• Procurar
vivir de acuerdo con lo que creemos
• “Que tu sí
sea sí y tu no sea no”.
• Cumplir
siempre lo que prometemos.
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