Muchos
matrimonios sufren por el drama de la esterilidad. Desean desde lo más profundo
de sus corazones la llegada del hijo, pero el maravilloso don de una nueva vida
no aparece en el horizonte del hogar.
Frente a este drama,
algunos esposos se preguntan si sería correcto recurrir a técnicas de
reproducción artificial. Sobre el tema, la Iglesia preparó un documento,
publicado con fecha 22 de febrero de 1987, que lleva la firma del entonces
Cardenal Joseph Ratzinger y cuenta con la aprobación de quien era entonces el
Papa, Juan Pablo II. Este documento lleva como título “Instrucción sobre el
respeto de la vida humana naciente y de la dignidad de la procreación”. El
título breve en latín es Donum vitae.
Vamos a
presentarlo brevemente y a responder a algunas objeciones que suelen formularse
contra la doctrina expresada en este documento.
1. Estructura
del documento
El documento
inicia con una premisa. A ella sigue una introducción general, dividida en 5
puntos, con los criterios básicos a tener en cuenta en estos temas y los
motivos por los cuales la Iglesia puede dar un juicio ético sobre las nuevas
técnicas de fecundación o reproducción artificial.
Siguen luego
tres apartados. El primer apartado, “El respeto de los embriones humanos”, se
estructura en forma de 6 preguntas y respuestas sobre algunas de las técnicas
que experimentan o manipulan embriones humanos. Se tocan, entre otros, el tema
del diagnóstico prenatal y de la investigación y experimentación sobre
embriones.
El segundo
apartado, organizado en forma de 7 preguntas y respuestas y un punto
conclusivo, analiza las nuevas técnicas de procreación humana para dar un
juicio sobre las mismas. El análisis se fija sobre todo en la inseminación
artificial, la fecundación in vitro y la maternidad sustitutiva (o de
alquiler).
El tercer
apartado, que no sigue el esquema de preguntas y respuestas, ofrece una
reflexión sobre la relación que existe entre la moral (la ética) y la ley
civil.
2. Algunos
datos técnicos
Vamos a
presentar ahora, desde la Donum vitae, cuáles son las principales técnicas de
reproducción artificial.
a. Inseminación artificial (IA, en
inglés AI)
Es un método
de fecundación que extrae y capacita la dotación espermática para luego
introducirla artificialmente en el útero femenino.
b. Fecundación “in vitro” (FIV, en
inglés IVF)
Método de
fecundación que busca la unión entre uno o varios óvulos y los espermatozoides
fuera del organismo femenino, para después introducir en el útero materno uno o
varios embriones obtenidos en el laboratorio (“in vitro”).
c. Tipos de inseminaciones y de
fecundaciones artificiales
-Homóloga: se realiza a partir de los óvulos y
los espermatozoides de la misma pareja que quiere tener hijos. En este caso,
los padres son verdaderos padres biológicos de los hijos así concebidos.
-Heteróloga: usa óvulos o espermatozoides que
proceden de una persona (un donante) ajena al matrimonio que desea tener hijos.
En general, se busca que los donadores permanezcan en el anonimato, pero no por
eso dejan de ser los verdaderos padres biológicos de los hijos concebidos
gracias a sus gametos.
3. Resumen de
la doctrina católica sobre estas técnicas
Según la Donum
vitae, son lícitas aquellas ayudas médicas que permitan a los esposos, desde el
acto conyugal realizado como fruto del amor y abierto a la vida, superar
algunos obstáculos que impiden la procreación y puedan así concebir un hijo.
En este
sentido, cualquier técnica que persiga la procreación fuera del contexto
matrimonial, o que no respete la naturaleza propia del acto conyugal, es
intrínsecamente mala.
Por lo mismo,
la Iglesia declara la inmoralidad de cualquier técnica heteróloga, pues implica
recurrir a alguien ajeno a los esposos, realizando así una especie de
“adulterio” en el que el hijo no lo es plenamente de uno (o de los dos) de los
padres, que no es padre biológico del mismo.
Igualmente el
documento hace ver cómo toda forma de fecundación artificial (“in vitro”) es
contraria al respeto del modo correcto de unir procreación y amor conyugal,
pues los embriones así concebidos son más producto de la técnica que resultado
del amor expresado a través de la relación sexual entre los esposos.
En cuanto a la
inseminación artificial, ésta es inmoral si se realiza a través de la obtención
del esperma masculino fuera del acto conyugal entre los esposos (con el recurso
a la masturbación). A la vez, el documento explica que existe un posible uso
correcto de la inseminación artificial, cuando “el medio técnico no sustituya
al acto conyugal, sino que sea una facilitación y una ayuda para que aquél
alcance su finalidad natural”; es decir, cuando se toma el esperma masculino no
a través de la masturbación, sino inmediatamente después de un acto sexual que
respete la estrecha relación que existe entre los significados unitivo y
procreativo del mismo.
La Donum vitae
explica la inmoralidad propia de cualquier técnica que implique poner en
peligro o dañar la vida de los embriones, experimentar arbitrariamente con
ellos, congelarlos o producirlos simplemente como material biológico disponible
para la investigación o para nuevos intentos de lograr el embarazo.
4. Algunas
objeciones que han sido puestas al documento y algunas posibles respuestas a
las mismas
* Objeción 1ª: El documento defiende una moral abstracta,
de principios, que va contra la mentalidad moral actual. En la moralidad
“moderna”, según la objeción, el individuo es el que decide qué está bien y qué
está mal, sin depender de reglas o de las indicaciones que reciba de otros.
Respuesta: La moral
católica no es abstracta, aunque se basa en principios generales que sirven
para iluminar los casos y las situaciones concretas que se dan en las vidas de
las personas.
La misma
objeción parte de un principio abstracto (“el individuo es quien decide lo
bueno y lo malo”) que es erróneo. En realidad, la ética no consiste simplemente
en seguir lo que uno desea, ni en usar cualquier medio (incluso malo) para
alcanzar un fin bueno. Más bien la ética verdadera consiste en respetar un
orden moral que nos dice cuál es el camino correcto para realizar el bien en la
propia vida.
* Objeción 2ª: El documento supone una concepción
metafísica de la persona humana, pero en el mundo actual la metafísica ya no
tiene ningún valor.
Respuesta: El concepto
de persona que defienden muchas corrientes modernas (sociologismo,
existencialismo, materialismo, individualismo...) no se sostiene por sí mismo,
pues carece de fundamento. Muchas de estas doctrinas arrancan de una postura
crítica que va contra cualquier fundamentación metafísica. Sin embargo, sin
esta fundamentación (tal como la defiende la verdadera filosofía) es muy
difícil defender la dignidad de la persona. Y si no conseguimos una buena
fundamentación de la dignidad humana, el hombre queda a merced de cualquier
manipulación de las ideologías, según criterios arbitrarios que han llevado y
pueden volver a llevar a las más disparatadas consecuencias y a injusticias
como el racismo, el aborto, el infanticidio, etc.
* Objeción 3ª: El documento se opone a la fecundación “in
vitro” porque se basa en una visión “anticuada” de lo que es el acto conyugal,
y olvida el legítimo deseo de los esposos de tener hijos gracias a los
progresos de la técnica.
Respuesta: Este
documento tiene presente las dos dimensiones del acto conyugal, unitivo y
procreativo. Si ambas dimensiones quedan separadas por recurrir a técnicas de
reproducción artificial, la procreación humana es vista más como producción que
como consecuencia de un acto de amor visto en su marco correcto: el que permite
la donación mutua de los esposos en el acto conyugal abierto a la vida. Hay que
defender siempre la institución del matrimonio en su dinamismo natural como el
único modo correcto de colaborar en la transmisión de la vida.
* Objeción 4ª: La esterilidad es una enfermedad, y la ciencia
debe tratarla así, ofreciendo todas las posibilidades que existan para
conseguir un hijo. No se puede obligar a una pareja, por unas pretendidas
normas morales, a vivir con resignación su enfermedad y a renunciar a sus
aspiraciones legítimas. Además, la fecundación “in vitro” está dando excelentes
resultados: muchos hijos nacen sanos gracias a las técnicas de reproducción
artificial.
Respuesta: El hecho de
que haya buenos resultados no significa que el camino que se está siguiendo sea
moralmente correcto. También ha habido hospitales y laboratorios que buscaron
alcanzar descubrimientos importantes para la medicina a través de experimentos
inmorales sobre enfermos u otros tipos de personas.
La esterilidad
puede ser tratada en sus causas según el progreso de la ciencia médica. Pero la
medicina está llamada a respetar la dignidad de la persona humana, sea la de
los esposos, sea la de los posibles hijos. Nunca será correcto un acto técnico
que atente contra los principios éticos y contra la dignidad de alguna de las
personas implicadas en el proceso procreativo (padres e hijos).
* Objeción 5ª: En virtud de sus principios morales la
Iglesia pretende imponer límites a la ciencia, cuando la investigación
científica es, de por sí, amoral: la ciencia no debe someterse a cánones ajenos
a la misma ciencia.
Respuesta: La
investigación científica es realizada por seres humanos que están llamados a
respetar las normas éticas como los demás hombres. No es nunca correcto el
progreso de la ciencia cuando se logra a base de experimentos que no respetan
la dignidad de otros seres humanos (aunque sean pequeños como los embriones).
Una ciencia sin ética puede convertirse en un monstruo que termine por destruir
a miles de seres humanos inocentes, como ya se hace en los laboratorios que
usan y destruyen embriones humanos.
* Objeción 6ª: No está claro que desde el momento de la
formación del zigoto (desde el instante de la fecundación) exista ya un embrión
humano. Han de transcurrir algunos días para que se pueda hablar de embrión humano.
Los días anteriores tenemos “pre-embriones”, sobre los cuales la ciencia
tendría el derecho de experimentar libremente.
Respuesta: Más bien la
ciencia está de acuerdo en que desde la concepción el zigoto es una unidad que
se autoregula y autoconstituye según las características propias de la vida
animal; tiene, además, la dotación cromosómica y los elementos citoplasmáticos
que regirán su desarrollo biológico futuro. Es cierto que la ciencia no puede
determinar en qué momento llegaría el alma espiritual a los nuevos embriones
humanos, pero sí puede decir cuándo nos encontramos ante una nueva realidad
biológica: a partir de la fecundación. Si hubiera casos de duda sobre la
presencia del alma en esos embriones, sigue en pie la obligación de tratarlos con
el respeto debido a todo ser humano.
* Objeción 7ª: No existe entre los católicos una plena
aceptación sobre la doctrina que defiende el documento. Incluso es posible
encontrar a sacerdotes que explican a los esposos que sí es correcto recurrir a
la reproducción artificial.
Respuesta: no es
imposible que entre los católicos haya personas, incluso sacerdotes, que no
acepten la doctrina y la moral de la Iglesia. Pero ello no es motivo para
apartarnos de lo que enseña el Papa y los obispos que se mantienen unidos entre
sí y al Papa. Un católico, incluso un sacerdote, habla como católico sólo
cuando lo hace de acuerdo con los principios que debe profesar si quiere estar
en comunión de fe y de amor con la Iglesia instituida por Jesucristo. Por lo
mismo, puede haber católicos que profesen abiertamente ideas contrarias a su
fe, pero ello no es motivo para poner en duda enseñanzas como las contenidas en
la Donum vitae o en otros documentos del Magisterio.
* Objeción 8ª: La Donum vitae, en la tercera parte, pide a
los legisladores que defiendan y salvaguarden los principios propios de la
moral “católica” sobre estos temas, cuando en la vida pública, según el
principio de laicidad, habría que respetar la pluralidad de ideas y de opciones
como norma suprema, y permitir el libre acceso a las técnicas de reproducción
artificial a todos los ciudadanos.
Respuesta: Lo propio de
la ley es salvaguardar los derechos de las personas. No es imponer una moral
particular y “opcional” el defender tales derechos, como pide la Donum vitae al
recordar que los estados deben tutelar la vida de los embriones y no permitir
técnicas que pongan en peligro tal vida.
Explica el
documento en la tercera parte: “El respeto y la protección que se han de
garantizar, desde su misma concepción, a quien debe nacer, exige que la ley
prevea sanciones penales apropiadas para toda deliberada violación de sus
derechos. La ley no podrá tolerar -es más, deberá prohibir explícitamente- que
seres humanos, aunque estén en estado embrional, puedan ser tratados como
objetos de experimentación, mutilados o destruidos, con el pretexto de que han
resultado superfluos o de que son incapaces de desarrollarse normalmente”.
Es cierto que
vivimos en una sociedad pluralista, pero pluralismo no es sinónimo de tolerar
acciones injustas o violentas. Por eso es necesario asumir e “imponer” a todos
un mínimo ético para garantizar la convivencia social. Ese mínimo ético también
debe llevarnos a prohibir técnicas de reproducción artificial que no respetan
ni la dignidad del matrimonio ni la vida de miles de embriones.
5. Después de
la Donum vitae
La instrucción
Donum vitae fue un documento clarividente, que descubrió las serias amenazas
escondidas en las nuevas técnicas de reproducción artificial.
Desde 1987,
miles de embriones han sido abandonados, o congelados, o destruidos, o usados
en investigaciones científicas. Miles de parejas han invertido dinero y
energías con la esperanza de conseguir un hijo a través de la fecundación
artificial. Muchas de esas parejas han visto frustradas sus esperanzas,
mientras que otras, con mayor o menor conciencia, permitieron la congelación, e
incluso la destrucción, de algunos de sus hijos más indefensos, embriones
inocentes que se convirtieron en “sobrantes”.
En estos años
se han desarrollado nuevas variantes de las técnicas. Una de ellas cuenta con
una amplia difusión, la ICSI, que consiste en la microinyección, en
laboratorio, de un espermatozoide en un óvulo. También se ha difundido la
práctica del diagnóstico preimplantacional, orientado a seleccionar los
embriones sanos (los “mejores”) y a marginar o destruir (de modo injusto y
discriminatorio) a los considerados defectuosos o no deseados. Algunos
gobiernos han permitido que los laboratorios usen y destruyan a cientos de
embriones para fomentar nuevas investigaciones sobre las células madre
embrionarias. En algunos casos se ha permitido la creación de nuevos embriones
para “servir” a la ciencia y luego ser destruidos.
El panorama
presenta tintes de drama. Por eso se hace necesario volver a leer un documento
profético que ofrece pautas para rescatar la dignidad del matrimonio, de los
embriones y de la vocación médica, y para poner límites a técnicas injustas.
Vale la pena
hacer presente lo que indicaba la Donum vitae en su introducción: “Los progresos
de la técnica hacen posible en la actualidad una procreación sin unión sexual,
mediante el encuentro in vitro de células germinales extraídas previamente del
varón y de la mujer. Pero lo que es técnicamente posible no es, por esa sola
razón, moralmente admisible”.
Es urgente,
por lo tanto, profundizar en una correcta visión ética sobre el matrimonio y la
procreación, de manera que la medicina verdadera siga ayudando y acompañando a
las parejas que no pueden tener hijos. A la vez, hay que educar a los jóvenes
para que sepan cuidar la propia fecundidad como un tesoro que permite, tras el
“sí” del compromiso matrimonial, que un esposo y una esposa puedan convertirse
en colaboradores de Dios en la transmisión del don de la vida. FP
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