lunes, 8 de abril de 2019

Los errores que se comenten con los alimentos

El origen de los alimentos y cómo tratarlos una vez que llegan del supermercado obliga una toma de conciencia. Las enfermedades transmitidas son un problema importante de salud pública y afectan a un gran número de personas de modo frecuente.
La licenciada en Ciencia y Tecnología de los Alimentos, Susana Caruso, indicó una serie de recomendaciones.
Para comenzar sostuvo que los alimentos de origen vegetal sin procesar no deben estar en contacto con alimentos listos para consumo. “Es importante leer los rótulos, ya que además de los datos comerciales poseen otros muy importantes con respecto al establecimiento productor y sus permisos sanitarios para la producción del mismo, como los números de RNE y RNPA, fechas de elaboración y tiempo de vida útil, condiciones de almacenamiento (si necesitan o no refrigeración), modo de uso, condiciones de cocción si la requieren, listado de materias primas, son los más destacables”.
Si de envases se trata, “se debe tener en cuenta que estén íntegros, ni rotos, ni abiertos o con precintos de seguridad violados y se deben rechazar latas abolladas en el remache, hinchadas u oxidadas”. También se deben rechazar los productos envasados en “tetra” que se perciban hinchados. Caruso destacó que “los alimentos que requieren refrigeración no deben superar los 5°C, en el caso de pollo crudo no superar los 2°C, los congelados deben estar por debajo de -10°C y los ultracongelados deben estar almacenados a -18°C o menos. Para aquellos que no necesitan refrigeración el lugar debe ser fresco y seco”.
No conviene que superen las dos horas fuera de la heladera para no cortar la cadena de frío y también se debe tener en cuenta no compartir la bolsa donde se trasladan productos alimenticios con los de limpieza o perfumería”.
En ese sentido, al momento de llegar al hogar, “se deben acondicionar y guardar primero los productos alimenticios que necesitan refrigeración: las carnes se deben poner en la heladera en recipientes cerrados evitando la contaminación cruzada a través del contacto directo de la carne o sus jugos con alimentos que estén ya cocidos o no requieran cocción para su consumo”.
Las frutas y verduras deben ser lavadas antes de guardarlas en heladera y aquellas que van a ser consumidas sin cocción se deberán volver a lavar minuciosamente hoja por hoja al momento de la preparación.
Los lácteos requieren refrigeración, excepto las leches larga vida mientras estén cerradas. “Algo que debemos asegurarnos es que las leches que se consuman estén pasteurizadas y los quesos sean de procedencia segura, lo que nos va a garantizar que se elaboran con leche pasteurizada”, recomendó Caruso, para quien “es conveniente lavar los sachets de leche antes de guardarlos en la heladera ya que muchas veces están en contacto con derrames de leche por envases pinchados en la misma bandeja de las góndolas y esto puede producir crecimiento de microorganismos en el exterior del envase”.
Según indicó Caruso, “los alimentos secos y que no necesitan refrigeración no deben compartir el almacenamiento con productos de limpieza, insecticidas o raticidas o cualquier otro producto que los pueda contaminar químicamente”.
Una de las dudas más comunes ronda al respecto de cómo se deben almacenar los huevos frescos. “La impermeabilidad de los huevos está dada por una película muy fina de un compuesto similar a una cera, que puede ser alterada por roce o por lavado. Dado su origen, es normal que en la superficie de los huevos haya bacterias y otros microorganismos que, al verse afectada la capa de cera, ingresan atravesando la cáscara por los poros que ésta posee. Una vez adentro, tienen a su disposición, alimento y agua suficientes para su desarrollo y reproducción”.
“Los huevos deben ser almacenados en la heladera, dentro de un recipiente con tapa y sin lavar. El frío de la heladera será la barrera que retarde el crecimiento o desarrollo de los microorganismos, y al no lavarlos, estamos manteniendo intacta la cobertura de cera, que es la barrera natural que poseen”, ahondó.
El momento de cocinar, otra instancia clave
“Al momento de la manipulación para la preparación o el consumo de alimentos es muy importante el lavado de manos con agua caliente y jabón así como el lavado y desinfección de las superficies y utensilios que entran en contacto con alimentos. Después de lavar con detergente se debe recordar que el agua a 80°C desinfecta”, señaló Caruso, quien brindó cuatro consejos que serán de gran ayuda en este punto:
·        Usar tablas y utensilios distintos para crudos y cocidos o listos para consumir y lavar minuciosamente entre usos.
·        Utilizar siempre agua potable para la limpieza, higiene personal y uso en preparación de alimentos.
·        No dejar enfriar alimentos cocidos a temperatura ambiente: de 60°C debe pasar a 20°C en un lapso de dos horas y en otras dos horas debe alcanzar 5°C o menos, por lo que se aconseja hacerlo en heladera, luego de que bajen unos pocos grados. La heladera va a trabajar un poco más, nada más.
·        No descongelar a temperatura ambiente. El descongelado se debe hacer en heladera o bien con microondas o bajo chorro de agua fría (si el alimento lo permite), siempre que sea seguido de cocción inmediata.
“Las carnes de cerdo o aves deben ser cocidas siempre hasta que desaparezcan los ‘jugos rosados’. Son carnes que, en caso de estar contaminadas, pueden vehiculizar microorganismos muy peligrosos o parásitos, y es el calor de la cocción lo que va a dar la seguridad del alimento”. Ante la pregunta de si se puede comer un churrasco jugoso, por ejemplo (vale para vacío o asado, etc.), la respuesta del especialista fue “sí”. RA

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