A
veces, queremos hacer nuestras vidas más fáciles rompiendo ciertas reglas no
escritas. ¿Qué daño causaría después de todo, si faltas sólo una cita con el
dentista?
En
otras ocasiones, tomamos ciertas decisiones que, como creemos sinceramente, son
mejores para nuestra salud, pero en realidad no lo son. Por ejemplo, la mayoría
de la población en los países desarrollados toma suplementos alimenticios. Es
posible que te sorprenda descubrir que, contrariamente a la creencia popular,
tomar suplementos que no necesita puede afectar tu salud.
Una
explicación detallada de cómo estos hábitos cotidianos podrían enfermarte.
1. Tocar tu cara
Las
personas a menudo no se dan cuenta cuando se frotan los ojos o se rascan la
barbilla, especialmente cuando están demasiado preocupadas por el trabajo o
alguna otra actividad. De hecho, la mayoría de las personas ni siquiera
sospechan que este hábito aparentemente inofensivo y muy intuitivo en realidad
pueda enfermarlos. Los médicos señalan que, en la mayoría de los casos, los
virus ingresan a nuestro cuerpo a través de la boca y la nariz, y nosotros
somos quienes los introducimos en nuestro cuerpo. Al frotarte la nariz y los
ojos, o al morderte las uñas, estás permitiendo que las bacterias y los virus
migren hacia tu cuerpo, especialmente cuando te encuentras en un espacio
público.
Además
de fomentar la gripe y otras infecciones, tocarse la cara puede causar acné y
empeorar el acné ya existente al propagarlo a otras áreas de la piel. Por lo
tanto, ten en cuenta, observa cuándo y dónde te estás tocando la cara y evítalo
siempre que sea posible.
2. Tomar vitaminas y
suplementos que no necesitas
Es
de sentido común que privar a tu cuerpo de vitaminas esenciales y otros
nutrientes es una idea terrible, pero ¿sabías que tener demasiado de lo bueno
también puede enfermarte? Debido a que la dieta de la mayoría de las personas
ya es muy rica en nutrientes, podemos exagerar fácilmente agregando aún más
vitaminas y otros suplementos a nuestra dieta.
Las
vitaminas solubles en grasa suelen ser más propensas a causar síntomas adversos
cuando se toman en exceso, ya que son más difíciles de eliminar del organismo.
Si tomas demasiada vitamina D, por ejemplo, puedes manifestar los siguientes
síntomas: vómitos, debilidad, micción frecuente, dolor en los huesos y
problemas renales.
Las
vitaminas solubles en agua también pueden causar efectos adversos. Si consumes
más de 2.000 mg de vitamina C en un día, por ejemplo, puede provocarte acidez,
vómitos, dolores de cabeza e insomnio. Finalmente, ten cuidado con las posibles
interacciones de los suplementos de venta libre con otros medicamentos que
estés tomando, y nunca decidas tomar un suplemento sin consultar con tu médico.
3. No fomentar buenos hábitos
de higiene al interactuar con tu mascota
Abrazar
y jugar con nuestras queridas mascotas es una de las razones principales por
las que tenemos que empezar, pero es importante recordar que incluso una
mascota sana y vacunada puede tener algunos piojos potencialmente peligrosos.
Usaremos el ejemplo de los perros, pero ten en cuenta que los gatos, los
hurones y las aves también pueden tener diferentes enfermedades contagiosas que
puedes contraer.
El
principal culpable en los perros son los parásitos, como los gusanos redondos,
los anquilostomas y la sarna, que tu mascota te puede transmitir.
Afortunadamente, no puedes contagiarte la gripe de un perro, pero las infecciones,
como la leptospirosis y la salmonella, son una posible preocupación, aunque son
menos comunes y sólo se pueden transmitir a través de la orina o las heces de
los perros. Por eso es importante lavarte las manos antes y después de jugar
con tu mascota o de manejar sus juguetes, cajas de arena o ropa de cama.
4. Lavarte las manos con jabón
antibacterial
La
desventaja de la mayoría de los agentes antibacterianos es que no discriminan
las bacterias buenas, pero la mayoría de las bacterias en nuestro cuerpo (y en
la superficie de la piel) son esenciales para nuestra salud. En 2016, la FDA
incluso prohibió varios ingredientes antibacterianos utilizados en los jabones
porque sus investigaciones demostraron que estos ingredientes promovían la
resistencia bacteriana y la salud endócrina de las personas afectadas.
Al
lavarte las manos regularmente con jabón antibacterial, estás eliminando los
microorganismos benéficos que viven en tu piel y te protegen de las bacterias
dañinas. De hecho, se estimó que nuestra piel alberga más de 500 especies de
bacterias buenas, y son un elemento vital de nuestro sistema de defensa
inmunológica.
Si
bien puede ser beneficioso o necesario lavarte las manos con un jabón
antibacteriano cuando tu sistema inmunológico está comprometido, o cuando sabes
que estás en un ambiente contaminado, es crucial no hacerlo en casa, ya que
puede causar resfriados frecuentes, gripe, y otras infecciones. Sólo quédate
con el agua y el jabón normal.
5. Tomar agua de un bebedero
público
Los
bebederos públicos de agua potable son una fuente conocida de virus y bacterias
contagiosas, ya que sus usuarios, a menudo sin saberlo, pueden contaminarlos.
Debido a que el problema no es la calidad del agua, en la mayoría de los casos,
aún puedes tomar agua del bebedero público simplemente evitando el contacto o
limpiando el grifo.
Sin
embargo, algunos gérmenes pueden resistir la limpieza, por lo que siempre la
opción más segura es llevar contigo una botella de agua de usos múltiples.
6. Seguir la regla de los
5 segundos
Para
aquellos de ustedes que tienen la suerte de no saber qué es ‘la regla de los
cinco segundos’, primero expliquemos. De acuerdo con esta regla, es seguro
comer alimentos que cayeron al piso, si los recogiste dentro de 5 segundos, ya
que lleva más de 5 segundos para que los gérmenes contaminen tus alimentos.
Esta
regla no tiene una base científica y, francamente, es sólo una excusa. Al comer
alimentos que cayeron al piso o en cualquier mueble, puedes estar arriesgando
tu salud.
La
verdad es que las bacterias entran en contacto con la comida en el momento en
que llega al suelo, y no hay nada que puedas hacer al respecto, así que, si
quieres asegurarte, simplemente tira el desafortunado helado a la basura y
satisface tu deseo con un antojo distinto.
7. Descongelar alimentos a
temperatura ambiente
Si
estás acostumbrado a descongelar tu carne, pescado o frutas y verduras en el
mostrador de la cocina, puedes reconsiderar esta decisión. Se advierte que
cualquier alimento perecedero (alimentos que se descomponen rápidamente, tanto
congelados como no, como carne, productos lácteos, pescado, frutas, verduras,
etc.) no debe dejarse descongelar a temperatura ambiente, ya que después de 2
horas, se convierte en un caldo de cultivo para las bacterias.
De
hecho, este proceso comienza a 5°C y la mayoría de los patógenos pueden
continuar multiplicándose hasta una temperatura de 60°C. Entonces, en lugar de
descongelar tus alimentos en el mostrador, usa el microondas o deja que se
descongelen lentamente en el refrigerador.
8. Ignorar cortadas menores y
rasguños
Incluso
el rasguño más pequeño de un gato, una cortada con un papel o un codo raspado,
pueden infectarse. Los médicos explican que esto se debe a que todos nosotros
ya tenemos gérmenes en nuestra piel, pero la barrera cutánea evita que entren
en nuestro cuerpo.
Una
lesión da la posibilidad de que las bacterias entren en nuestro torrente
sanguíneo, por lo que es necesario desinfectar todas y cada una de las heridas
menores que recibes. Seca y limpia la herida y asegúrate de estar tocando el
área afectada sólo con las manos limpias. Luego, venda la herida y deja que
sane. Si se produce picazón, enrojecimiento o hinchazón, ve a que la revise un
médico.
9. Lavar la carne cruda
Al
lavar la carne cruda, en realidad aumenta la probabilidad de intoxicación por
alimentos. Sí, es cierto que los contaminantes pueden quedar en la superficie
de la carne, pero como vas a cocinarlos y destruirlos en el proceso de cocción,
es mejor que no laves la carne cruda. Cuando lavas la carne, las bacterias
pueden propagarse por todo el fregadero, los utensilios de cocina y los
alimentos cercanos a través del agua.
Por
eso deberías tener una estación de cocción separada para la carne y el resto de
la comida, usa utensilios de cocina separados y mantén la carne lo más alejada
posible de los alimentos que no vas a cocinar. Además, lávate bien las manos
cuando cambies de preparar la carne a otros alimentos.
10. Desestimar a salud e
higiene bucal
Como
hemos mencionado anteriormente, nuestras bocas son, desafortunadamente, las
puertas de entrada para la infección. Sin embargo, la infección no tiene que
venir desde el exterior. A menudo, la salud bucal deficiente o inconsistente
puede empeorar ciertas condiciones, o incluso causar otras en varias partes del
cuerpo y órganos.
Por
ejemplo, la enfermedad cardíaca y la diabetes tipo 2 están relacionadas con la
enfermedad de las encías. Según el Servicio Nacional de Salud, el desarrollo de
la periodontitis, un tipo de enfermedad de las encías puede incluso aumentar el
riesgo de accidente cerebrovascular. Además, ciertos procedimientos dentales
pueden incluso causar endocarditis, un tipo de infección del revestimiento
interno del corazón, en pacientes inmunocomprometidos. Por lo tanto, no te
salte las citas con el dentista y ten un horario constante para cepillarte los
dientes y usar hilo dental.
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