Si nos atenemos a la definición, una crisis
hipertensiva se produce cuando la presión sistólica (la máxima o valor más
alto) se sitúa por encima de 180 mmHg.
Las consecuencias pueden llegar a ser muy graves,
pero todo depende del estado de salud del paciente (no es lo mismo que ocurra
en una persona sana que en otra que lleva años sufriendo hipertensión y cuyo
sistema vascular está más o menos dañado) y de la afectación que provoque en
órganos importantes.
DIFERENTES TIPOS DE CRISIS HIPERTENSIVAS
No todas las subidas repentinas de tensión son
igual de peligrosas. Puede tratarse de:
Una emergencia hipertensiva: ocurre
cuando la elevación de la presión arterial afecta a órganos como el corazón, el
cerebro o los riñones. El daño que origina en dichos órganos puede ser
irreversible y provocar la muerte. Requiere atención médica hospitalaria
inmediata para aplicar tratamiento a nivel endovenoso y lograr bajar los niveles
de tensión arterial.
Una urgencia hipertensiva: sucede
cuando el paciente no tiene síntomas o son inespecíficos, y tampoco afecta de
forma grave a ningún órgano importante, por lo tanto, no hay un riesgo
inminente de muerte. En cuanto al tratamiento, no es tan urgente como en el
caso anterior, pero requiere medicación oral en las horas o días siguientes,
por lo que conviene igualmente acudir al médico.
Una falsa urgencia hipertensiva: se trata de subidas repentinas de la presión
arterial que no dañan órganos importantes y que se producen por situaciones de
ansiedad, cuadros de dolor.
NO PRODUCE SÍNTOMAS
El problema de las crisis hipertensivas es que
muchas veces no avisan. De ello, la revista Saber Vivir conversó con la
Dra. Nieves Martell, ex presidenta de la SEH-LELHA (Sociedad Española de
Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial) y
Responsable del Servicio de Medicina Interna del Hospital Clínico San Carlos de
Madrid.
«Es verdad que hay personas que aseguran notar de
todo cuando les sube la tensión –desde dolor en el pecho hasta palpitaciones,
nerviosismo, molestias en la espalda, cefalea, etc.–, pero también existen
pacientes que tienen 220/140 mmHg y no notan absolutamente nada. Es más, suele
ocurrir que personas que sufren un evento cardiovascular grave, cinco minutos
antes de esa crisis se encontraban perfectamente», afirmó la especialista.
MÁS HABITUAL EN HIPERTENSOS
Hay que decir de antemano que, normalmente, las crisis
hipertensivas graves que pueden poner en riesgo la vida suelen ocurrir en
personas que ya sufren hipertensión.
Las causas más habituales son:
·
Un exceso dietético provocado por el consumo de
embutidos, quesos curados, ahumados, patés, encurtidos, precocinados, papas
fritas de bolsa, etc.
·
No cumplir bien el tratamiento, es decir, dejar de
tomar un día o dos la pastilla para la tensión. Un 40% de los hipertensos no
cumple bien el tratamiento y eso puede provocar picos muy perjudiciales. La
Dra. Martell remarca que el efecto de la medicación dura 24 horas: si, pasado
ese tiempo, no se toma la dosis siguiente la tensión se eleva.
Tanto una causa como la otra pueden provocar picos
puntuales a los que el paciente no les suele dar la importancia que realmente
tienen.
Cree que “más o menos” tiene la tensión controlada
porque la mayoría de los días está a 120/80 mmHg gracias a la medicación, pero
de vez en cuando la máxima le sube a 15 si se olvida de tomar la pastilla o se
excede con la sal.
Sin embargo, si esos picos se producen con relativa
frecuencia puede ser muy perjudicial.
EL RIESGO DE UNA CRISIS HIPERTENSIVA
La Dra. Martell explica por qué estas subidas
puntuales son tan dañinas:
·
Los riesgos del factor sorpresa. «Corazón y cerebro
se autorregulan para trabajar a un ritmo de presión arterial determinado, tanto
si es un poco alto como bajo. Pero si hay subidas bruscas, estas cogen por
sorpresa al sistema vascular, tanto cerebral como cardíaco. Y esa variabilidad,
como la llamamos los médicos, puede ser muy dañina».
·
Cuando no son picos excesivos. Las primeras veces
no suponen un peligro inmediato porque los vasos sanguíneos “aguantan” bien,
pero si esa agresión se va repitiendo sí logra dañarlos.
Si son muy altos. Pueden dar lugar a una crisis
hipertensiva (la tensión sistólica supera los 180 mmHg). Las consecuencias
variarán en función del estado de salud de cada uno, pero pueden desencadenar
un ictus o un infarto.
TAMBIÉN SUCEDE SI NO ERES HIPERTENSO
Ya hemos dicho que una crisis hipertensiva que
ponga en peligro la vida suele ocurrir en personas hipertensas que no toman
bien la medicación o que no cuidan su alimentación, pero hay situaciones que
pueden provocarla aunque los valores sean normales:
·
Una crisis de ansiedad; el dolor que, por ejemplo,
provoca un cólico nefrítico o el exceso de sal pueden disparar la tensión. La
ventaja es que, al suceder en un organismo sano, todo vuelve a la normalidad
cuando se supera el evento que lo ha provocado. Pero si esas situaciones se
repiten, al final el sistema vascular se altera y puede aparecer la
hipertensión. BP
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