miércoles, 10 de abril de 2019

Por qué se origina una crisis hipertensiva

Si nos atenemos a la definición, una crisis hipertensiva se produce cuando la presión sistólica (la máxima o valor más alto) se sitúa por encima de 180 mmHg.
Las consecuencias pueden llegar a ser muy graves, pero todo depende del estado de salud del paciente (no es lo mismo que ocurra en una persona sana que en otra que lleva años sufriendo hipertensión y cuyo sistema vascular está más o menos dañado) y de la afectación que provoque en órganos importantes.
DIFERENTES TIPOS DE CRISIS HIPERTENSIVAS
No todas las subidas repentinas de tensión son igual de peligrosas. Puede tratarse de:
Una emergencia hipertensiva: ocurre cuando la elevación de la presión arterial afecta a órganos como el corazón, el cerebro o los riñones. El daño que origina en dichos órganos puede ser irreversible y provocar la muerte. Requiere atención médica hospitalaria inmediata para aplicar tratamiento a nivel endovenoso y lograr bajar los niveles de tensión arterial.
Una urgencia hipertensiva: sucede cuando el paciente no tiene síntomas o son inespecíficos, y tampoco afecta de forma grave a ningún órgano importante, por lo tanto, no hay un riesgo inminente de muerte. En cuanto al tratamiento, no es tan urgente como en el caso anterior, pero requiere medicación oral en las horas o días siguientes, por lo que conviene igualmente acudir al médico.
Una falsa urgencia hipertensiva: se trata de subidas repentinas de la presión arterial que no dañan órganos importantes y que se producen por situaciones de ansiedad, cuadros de dolor.
NO PRODUCE SÍNTOMAS
El problema de las crisis hipertensivas es que muchas veces no avisan. De ello, la revista Saber Vivir conversó con la Dra. Nieves Martell, ex presidenta de la SEH-LELHA (Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial) y Responsable del Servicio de Medicina Interna del Hospital Clínico San Carlos de Madrid.
«Es verdad que hay personas que aseguran notar de todo cuando les sube la tensión –desde dolor en el pecho hasta palpitaciones, nerviosismo, molestias en la espalda, cefalea, etc.–, pero también existen pacientes que tienen 220/140 mmHg y no notan absolutamente nada. Es más, suele ocurrir que personas que sufren un evento cardiovascular grave, cinco minutos antes de esa crisis se encontraban perfectamente», afirmó la especialista.
MÁS HABITUAL EN HIPERTENSOS
Hay que decir de antemano que, normalmente, las crisis hipertensivas graves que pueden poner en riesgo la vida suelen ocurrir en personas que ya sufren hipertensión.
Las causas más habituales son:
·        Un exceso dietético provocado por el consumo de embutidos, quesos curados, ahumados, patés, encurtidos, precocinados, papas fritas de bolsa, etc.
·        No cumplir bien el tratamiento, es decir, dejar de tomar un día o dos la pastilla para la tensión. Un 40% de los hipertensos no cumple bien el tratamiento y eso puede provocar picos muy perjudiciales. La Dra. Martell remarca que el efecto de la medicación dura 24 horas: si, pasado ese tiempo, no se toma la dosis siguiente la tensión se eleva.
Tanto una causa como la otra pueden provocar picos puntuales a los que el paciente no les suele dar la importancia que realmente tienen.
Cree que “más o menos” tiene la tensión controlada porque la mayoría de los días está a 120/80 mmHg gracias a la medicación, pero de vez en cuando la máxima le sube a 15 si se olvida de tomar la pastilla o se excede con la sal.
Sin embargo, si esos picos se producen con relativa frecuencia puede ser muy perjudicial.
EL RIESGO DE UNA CRISIS HIPERTENSIVA
La Dra. Martell explica por qué estas subidas puntuales son tan dañinas:
·        Los riesgos del factor sorpresa. «Corazón y cerebro se autorregulan para trabajar a un ritmo de presión arterial determinado, tanto si es un poco alto como bajo. Pero si hay subidas bruscas, estas cogen por sorpresa al sistema vascular, tanto cerebral como cardíaco. Y esa variabilidad, como la llamamos los médicos, puede ser muy dañina».
·        Cuando no son picos excesivos. Las primeras veces no suponen un peligro inmediato porque los vasos sanguíneos “aguantan” bien, pero si esa agresión se va repitiendo sí logra dañarlos.
Si son muy altos. Pueden dar lugar a una crisis hipertensiva (la tensión sistólica supera los 180 mmHg). Las consecuencias variarán en función del estado de salud de cada uno, pero pueden desencadenar un ictus o un infarto.
TAMBIÉN SUCEDE SI NO ERES HIPERTENSO
Ya hemos dicho que una crisis hipertensiva que ponga en peligro la vida suele ocurrir en personas hipertensas que no toman bien la medicación o que no cuidan su alimentación, pero hay situaciones que pueden provocarla aunque los valores sean normales:
·        Una crisis de ansiedad; el dolor que, por ejemplo, provoca un cólico nefrítico o el exceso de sal pueden disparar la tensión. La ventaja es que, al suceder en un organismo sano, todo vuelve a la normalidad cuando se supera el evento que lo ha provocado. Pero si esas situaciones se repiten, al final el sistema vascular se altera y puede aparecer la hipertensión. BP

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