Martirologio Romano: En Padua, Venecia, beata Isabel Vendramini, virgen, que dedicó su
vida a los pobres y, tras superar muchas adversidades, fundó el Instituto de
Hermanas Isabelas de la Tercera Orden de San Francisco (1860).
Etimológicamente: Isabel =
Aquella a quien Dios da salud, es de origen hebreo.
Fecha de beatificación: 4 de noviembre de 1990 por el
Papa Juan Pablo II.
Isabel Vendramini, hija de Francisco y Antonia
Ángela Duodo, Nació en Bassano del Grappa el 9 de octubre de 1790. Desde niña como
ella misma escribe de sí fue prevenida con las más selectas bendiciones. La
primera comunión y la confirmación para ella fueron etapas decisivas en su
vida. Por algún tiempo fue alumna de las hermanas agustinianas, que la formaron
en su itinerario espiritual.
Consagrada al Señor tras las huellas de San
Francisco, de una fe activa y consciente, emprendedora desde el evangelio al
servicio de los más pobres, en un programa de vida centrado en Cristo. En sus
escritos encontramos las etapas de un maravilloso itinerario de alta
espiritualidad seráfica y apostólica.
El 17 de septiembre de 1817, fiesta de los Estigmas
de San Francisco, percibió claramente que era llamada a una vida de
consagración. Desde entonces con gozo comenzó a llevar una vida de austera
penitencia y de caridad. Asistía a los enfermos, y se dedicaba enteramente a la
educación de las muchachas de un orfanato. En 1821 se hizo terciaria
franciscana. El Señor la guiaba hacia caminos más elevados. El 1 de enero de
1827 dejó a Bassano y se trasladó a Padua. Tres días después fue contratada en
la «Casa de los Expósitos» para la formación de las jóvenes. Allí se encontró
con don Luigi Moran, quien se convirtió en su director espiritual y colaborador
en la fundación que Isabel pretendía llevar a cabo. Madura en experiencia
educativa, de apostolado, de gracias y de carismas, el 4 de octubre de 1830
tuvo comienzo la nueva congregación de las primeras Hermanas Terciarias
Franciscanas Isabelinas con la vestición, y con la profesión religiosa el año
siguiente.
Dios bendijo esta institución y el número de
religiosas se acrecentó, recibieron una sólida formación bajo la guía inspirada
de la Madre Isabel Vendramini. En 1834 fueron llamadas a la «Casa de las
Industrias». En 1836 fueron encargadas de la instrucción de las niñas
huérfanas, huéspedes del colegio del Beato Peregrino. Más tarde fueron llamadas
para la asistencia de ancianos en casas de reposo y para los enfermos en casas
de salud y hospitales. En los años de epidemia del cólera Isabel y sus
isabelinas se prodigaron con heroica dedicación para la asistencia de los
enfermos.
El desarrollo del instituto se daba bajo la
vigilante y maternal guía de la Madre. Por 32 años fue la Superiora amada y
venerada de su congregación, la que le dio la fisonomía franciscana y el ímpetu
caritativo y misionero al instituto, que hoy cuenta con más de 150 comunidades.
Llena de méritos y virtudes voló al cielo el 2 de abril de 1860. Tenía 70 años.
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