Un tema frecuentemente consultado tanto por
pacientes como por la población en general es el de la influencia
de los aspectos psicológicos en el asma. Si bien es innegable que
las emociones nos afectan, y particularmente influyen en el comportamiento del
asma, es fundamental preguntarnos ¿hasta qué punto?
Para responder a esa pregunta, Marcos Hernández,
coordinador de la Sección Inmunología y
Enfermedades Obstructivas de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria
(AAMR), se centra en cuatro ideas muy difundidas sobre la enfermedad y
establece si se tratan de verdades respaldadas por la evidencia científica o de
mitos.
El asma es
causada por factores psicológicos o estrés: FALSO
Se trata de una enfermedad física que conduce al
desarrollo de hiperreactividad de la vía aérea (obstrucción bronquial) a partir
de desencadenantes como los irritantes respiratorios. Ahora bien, en este
proceso, además del aparato respiratorio y del sistema inmunitario, están
involucrados el sistema endócrino y nervioso. Se trata de una enfermedad
de origen multifactorial y heterogénea que no puede limitarse del
entorno psíquico, social y ambiental.
El estrés
puede causar síntomas de asma en una persona asmática: VERDADERO
El estrés psicológico puede generar síntomas de
asma en una persona que ya tiene asma, por lo que controlar estas situaciones
puede ayudar consecuentemente a visualizar una mejora en algunos
pacientes. No obstante, los pacientes asmáticos necesitan un tratamiento
respiratorio específico para lograr adecuado control de la enfermedad.
El asma
siempre genera sensación de asfixia: FALSO
Existen miedos en relación con la enfermedad, la
angustia y preocupación que genera la palabra ‘asma’, entendida como aquella
patología que genera siempre cuadros asfixiantes e incapacitantes y
desconociendo que también puede manifestarse a través de síntomas leves, como
silbidos en el pecho de manera aislada, tos o sensación de falta de aire
que se autolimita. Y, sobre todo, desconociendo que con tratamiento se logra
una vida sin limitaciones ni síntomas en la gran mayoría de las personas.
Los ataques
de pánico pueden confundirse con asma: VERDADERO
Los síntomas de ansiedad o de ataques de pánico a
veces pueden confundirse con asma, y algunos síntomas de asma pueden
confundirse con alteraciones emocionales como la ansiedad o la angustia. Por
eso resulta fundamental la evolución respiratoria y la valoración objetiva de
esos episodios a través estudios diagnósticos
fundamentalmente la espirometría, que permite objetivar obstrucción bronquial.
El especialista añade que también existen creencias
erróneas sobre la medicación que generan miedo a los
pacientes (como que los corticoides inhalados y broncodilatadores producen
adicción, problemas cardíacos o aumento de peso de manera significativa,
ejemplifica). “Esos miedos pueden influir negativamente en el estado emocional
del paciente que aún no ha comenzado su tratamiento, pero gran cantidad de
estudios han demostrado que con las dosis adecuadas se logra controlar la
enfermedad -es decir, no presentar síntomas y no tener crisis o exacerbaciones-
con consecuente mejoría del estado de salud en todo su sentido. Las personas
con asma se benefician de los corticoides inhalados y los broncodilatadores
cuando están adecuadamente indicados por el médico. En estos casos, los
beneficios siempre superan a los posibles efectos adversos, cuya gran mayoría
son leves y transitorios o reversibles”, afirmó.
Y concluyó que, en las personas con asma, “los
controles con el neumonólogo ayudarán a entender que se trata de una enfermedad
crónica pero que a través de un correcto tratamiento se puede vivir sin
limitaciones”.
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