La Secretaria de Salud la Nación
considera muy importante distribuir entre la población cuatro ítems cuyo
conocimiento es clave para el control de esta enfermedad:
1) La tuberculosis tiene cura, sobre todo si su detección es temprana y el
tratamiento es adecuado.
2) Es fundamental la aplicación de la vacuna BCG al nacer, como única
dosis en la vida, para evitar la aparición de formas graves como meningitis por
tuberculosis. No previene la enfermedad, sino solo las formas graves en los
pacientes más vulnerables como los niños y recién nacidos.
3) Todo paciente tratado correctamente no contagia. Por ello es muy
importante la consulta temprana y el diagnóstico precoz por el servicio de
salud, así como el cumplimiento total del tratamiento, que dura como mínimo 6
meses (según cada caso).
4) La tuberculosis no está erradicada ya que continúa siendo un problema
de salud pública para la Argentina, con una notificación anual que supera los
10.000 casos y cerca de 700 muertes por esta enfermedad (698 casos letales
durante el año 2009).
Si bien en la Argentina la tasa de
notificación ha registrado un leve descenso con respecto a lo observado en años
anteriores, continúa existiendo una considerable brecha entre las diferentes
jurisdicciones del país, con elevada concentración de casos en determinadas
provincias como Salta, Jujuy y Formosa cuyas tasas (47.8, 47 y 39.2 cada 100
mil habitantes, respectivamente) duplican prácticamente la media nacional; a su
vez, la provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
notifican la mitad de los casos de todo el país.
Este panorama de desigual
distribución de la enfermedad en nuestro país dibuja por lo tanto un escenario
epidemiológico preocupante, que requiere especial atención.
¿Qué es la tuberculosis?
Esta pregunta le parecería tal vez
demasiado simple y fácil de responder a cualquier persona de los siglos XIX y
XX, ya que la tuberculosis constituía entonces el paradigma de la enfermedad
incurable y su presencia era familiar para todo el mundo.
Sin embargo, preguntarnos por ella
se hace hoy pertinente debido a que la conducta, la distribución geográfica y
el significado social de esta enfermedad han cambiado radicalmente todos estos
años. Es por ello que debemos seguir pensando en la tuberculosis, evaluar su
genio, sus particularidades.
¿Cómo se produce la
tuberculosis?
La tuberculosis es una enfermedad
causada por una bacteria denominada Mycobacterium tuberculosis, que afecta
principalmente a los pulmones, pero también a otras partes del cuerpo como los
riñones, los huesos de la columna vertebral, el sistema nervioso central y
prácticamente cualquier otra parte del cuerpo.
La infección se transmite de
persona a persona a través del aire. Se produce cuando un enfermo de
tuberculosis pulmonar tose, estornuda, escupe, canta y habla. De esta manera el
enfermo expulsa pequeñas gotitas (llamadas gotitas de Flügge) con los bacilos
tuberculosos al aire. La persona que se encuentra cerca los puede inhalar y
quedar infectada. Esta afección se puede prevenir y también curar, pero de no
tratarse puede ser mortal.
¿Cuáles son los
síntomas?
Las personas que se enferman de
tuberculosis tienen síntomas como tos, fiebre, sudores nocturnos y pérdida de
peso. No pocas veces estos síntomas son persistentes pero tolerables y los
enfermos pueden pasar mucho tiempo antes de procurar ayuda médica y mientras
tanto seguir esparciendo los bacilos y con ellos la enfermedad.
Hay personas que son más
susceptibles a infectarse y otras que al tener contacto con el bacilo logran
salir indemnes. Las más predispuestas son aquellas personas cuyo sistema
inmunológico está deteriorado (personas con HIV, desnutridos, fumadores,
diabéticos) y también aquellos que trabajan o viven en lugares donde exista
hacinamiento (viviendas precarias, cárceles, fábricas con espacio deficiente),
todas condiciones que se agravan al empeorar las condiciones socioeconómicas.
Un poco de historia
Esta antigua enfermedad, de la que
se hallan registros desde los comienzos de los tiempos y las primeras
civilizaciones, ha sido tal vez la enfermedad por excelencia. Basta leer las
novelas de los grandes escritores del romanticismo para comprobar que muchos de
los héroes trágicos de aquella corriente literaria padecían la temible, pero a
la vez elegante, tisis (como también se la conoce).
Hoy la tuberculosis, desde el
descubrimiento del bacilo causante por parte de Roberto Koch y el inicio de la
era antibiótica a mediados del siglo XX, ha reducido cada vez más su presencia
entre las clases más acomodadas para refugiarse entre los más humildes y por
esto se ha constituido en un fuerte indicador de salud pública y de desarrollo
humano de las naciones.
Por otra parte, se encontraron
lesiones de posible etiología tuberculosa en huesos de momias egipcias que
datan de más de 3.000 años antes de Cristo. La aparición de las ciudades
europeas y la pobreza enorme de las poblaciones con hacinamiento, hambrunas y
pésimas condiciones de vida hicieron que la tuberculosis floreciera en la
Europa feudal. A partir de la revolución industrial y los desplazamientos de
las poblaciones, el problema no hizo sino agravarse.
A partir del descubrimiento del
bacilo de Koch y del entendimiento de las causas y condiciones predisponentes
de la enfermedad, aparecieron los famosos sanatorios en lugares alejados de las
ciudades, en medio de paisajes de ensueño, con los que se buscaba aislar a los
enfermos y ayudar al proceso de curación con buena alimentación y el reposo.
Pero por supuesto que esto estaba vedado a los enfermos más pobres y sus
familias, con lo que el problema estaba lejos de ser resuelto.
Una enfermedad curable
En 1944 se inicia la era
antibiótica en el tratamiento de la tuberculosis con el advenimiento de la
estreptomicina y luego en 1952 el agregado de la isoniacida que lograron por fin
controlar la enfermedad. Estos quimioterápicos hacen que la tuberculosis se
convierta en una enfermedad curable en la mayoría de los casos. Luego se
agregaron otros fármacos, como la rifampicina, que hicieron que los
tratamientos sean más eficaces y de menor duración.
En todo el mundo se produjo un
descenso progresivo de los casos hasta mediados de los 80, en los que la
irrupción del HIV ha hecho de la tuberculosis un problema creciente, con la
adquisición y propagación de nuevos casos. FA
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