La función del moco es proteger a
nuestro aparato respiratorio de las agresiones externas, ya sean organismos
vivos como virus o bacterias, partículas inertes como los compuestos del humo
del tabaco o de la contaminación ambiental, o alérgenos como pólenes u otras
sustancias. Actúa como una tela de araña que atrapa a partículas, virus y
bacterias, y los cilios de las células epiteliales mediante sus movimientos los
arrastran hacia el exterior del organismo.
Pero, ¿de qué está compuesto? el
Dr. Mario Barcena, miembro de la Sociedad Española de Médicos Generales y de
Familia (SEMG) y especialista del Centro de Salud de Valdefierro (Zaragoza),
explica que se forma a partir de agua y una mezcla de diferentes
glucoproteínas, mucopolisacáridos y lípidos. También contiene inmunoglobulinas,
como la 'IgA', que constituyen una barrera inmunológica protectora contra las
bacterias, o enzimas, como la lisozima, que ayudan a destruir las bacterias.
“En general denominamos moco
cuando hablamos de las secreciones nasales, y flemas o expectoración cuando nos
referimos a las secreciones bronquiales”, precisa. Así, subraya que se trata de
un ‘líquido viscoso’ que es segregado por las células epiteliales que recubren
las diferentes zonas del cuerpo humano, tales como el aparato respiratorio, el
aparato digestivo o la vagina.
“Nos centraremos en el moco que se
produce en el aparato respiratorio, concretamente por las células epiteliales
que tapizan todas las paredes del aparato respiratorio desde la nariz, senos
paranasales, boca, faringe, tráquea y el interior del pulmón (bronquios y
bronquiolos). Estas células poseen unos cilios que son clave para la función
del moco. En concreto, el moco de la nariz humidifica, calienta y filtra el
aire que inspiramos”, agrega.
Además, el Dr. Barcena subraya que
es ‘normal e indispensable’ que haya moco diariamente. “Sin moco perderíamos
una barrera defensiva fundamental y la necesaria lubricación para que actúen
los cilios y realicen su función de arrastre. Puede haber problemas cuando la
cantidad es excesiva o es muy espeso y en estos casos la forma que nuestro
organismo tiene para expulsarlo es mediante la tos”, añade.
El color de los mocos
El especialista indica que lo
normal es que el moco sea transparente o blanquecino, y por ejemplo recuerde a
la clara del huevo. “También es normal que se produzcan depósitos de moco seco
en las fosas nasales de color oscuro”, aprecia, si bien avisa de que cuando en
el moco hay virus o bacterias, los sistemas defensivos del organismo, como
algunos glóbulos blancos, los fagocitan para destruirlos; un proceso en el que
se producen residuos que tiñen el moco de color.
Este color puede variar de
amarillento hacia verdoso. Habitualmente también aumenta la cantidad de moco.
¿Qué nos indica el color del moco?:
* Moco transparente: aunque es el color normal también puede ser síntoma de una enfermedad
como en las rinitis alérgicas o en los resfriados. En estos casos, la
anormalidad radica en la cantidad excesiva, llegando a gotear por los orificios
nasales y por detrás de la nariz hacia la garganta.
* Moco
amarillento o verdoso: indica que hay una infección y que nuestras defensas
están actuando para evitar que progrese. Es habitual que al principio el moco
sea claro, pero en mayor cantidad, y que con los días se vaya transformado en
más oscuro, entre amarillo y verdoso. “Un error muy común es identificar moco
verde con necesidad de antibiótico, y esto no es cierto. El moco verde, en
general, sí que nos indica que hay una infección, pero no discrimina si ésta
está producida por un virus o por una bacteria, y las infecciones respiratorias
más frecuentes están producidas por virus, como son los catarros, las gripes, y
la mayor parte de las sinusitis, amigdalitis y bronquitis. Por lo tanto, en
todos estos casos aunque existan moco o flemas verdes no se van a necesitar
antibióticos”, advierte el experto.
* Moco rojo: en ocasiones al sonarse se aprecia moco rojo en cuadros catarrales por
inflamación de la mucosa de la nariz o tras hemorragias nasales. Tampoco es
infrecuente que al toser se produzcan flemas con sangre cuando existe una importante
irritación de la faringe. Pero también puede haber flemas con sangre en otros
procesos que afectan al pulmón como las neumonías, la tuberculosis o el cáncer
de pulmón.
* Moco negro: no es frecuente, puede ocurrir tras inhalar humo de un incendio, en
trabajadores de minería del carbón, o tras respirar en lugares con elevada
contaminación ambiental.
¿Cuándo acudir al
médico?
El especialista de la SEMG
especifica que, en general, cuando aumenta el volumen del moco o el cambio de
color se acompaña de otros síntomas como:
* Si tras varios días con un catarro de vías altas aparece fiebre, dolor
en la zona de los senos frontales o maxilares, y moco verde y maloliente. Puede
ser una sinusitis de las que requieran tratamiento antibiótico.
* Si en un enfermo diagnosticado de EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva
Crónica), enfermedad causada generalmente por el consumo de tabaco, aparecen
flemas verdes. Suele acompañarse de aumento de expectoración y aumento de
fatiga.
* Si aparecen flemas con sangre a la vez que tos, fiebre, mal estar
general, dolor en un costado o dificultad respiratoria. Podría tratarse de una
neumonía.
* Si en un fumador aparecen flemas con sangre, aunque no haya fiebre u
otros síntomas. Es aconsejable descartar la posibilidad de un cáncer de pulmón.
Por su parte, el neumólogo y
secretario del Comité Científico de la Red contra la Tuberculosis y por la
Solidaridad (Red TBS), el Dr. Javier García Pérez, valora la información que
aportan los mocos a los especialistas, tanto su color como su consistencia.
“Cuando la expectoración es clara,
transparente y fluida no pasa nada. Pero cuando ésta es densa, amarilla,
verdosa, purulenta o tiene mal olor puede indicar infección, enfermedad”,
agrega el experto.
Además, sostiene que hay un signo
de alarma importante, cuando se expectora con sangre, aunque no siempre tiene
que deberse a una enfermedad grave. “Puede deberse a bronquiectasias, EPOC, o a
veces por fármacos con dosis excesiva, si por ejemplo se toma Sintron, o a
causas más alarmantes como el cáncer pulmón o la tuberculosis. Se puede generar
alarma pero no siempre es grave”, indica.
Finalmente, el Dr. García Pérez
apunta a la contaminación, ya que las partículas de los automóviles o de la
calefacción provocan una mucosidad fea. De hecho, el especialista en vías
respiratorias destaca que la contaminación ya es causa de muerte. BP
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